six.

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Los jadeos y gemidos eran lo único que se esuchaba en la habitación del rubio. Las feromonas de ambis mezclandose. El dulce olor de la vainilla y chocolate blanco mezclado el chocolate negro y el fuerte olor de la menta. Con unos dulces y bajitos "Omii", "Ahí" y "¡Más!" que emitía la boquita del omega.

Estaba perdido en el placer, con sus ojos nublados y levemente cerrados, su boca abierta de donde salían los dulces soniditos que hacían que Kiyoomi se enamorara aún más.
El alfa solo se deleitaba con la hermosa vista que tenía del rubio, sus manos estaban fuertemente agarradas de las caderas del omega, evitando que este quisiera huir del toque, dejando marcas que serán visibles más tarde. Emitía leves jadeos cuando sentía que el rubio lo apretaba cuando una embestida daba en su punto dulce.

- Omi, por favor... - Sollozó Atsumu, sin saber qué era lo que pedía.
Su espalda se arqueó cuando sintió como el alfa tocaba su próstata, formando un lindo arco al separarse de la cama.

- ¿Qué quieres, Atsu? - Una mano se acercó al rostro del omega, acariciando las pequeñas lagrimitas que caían de los dulces ojos avellana.

Kiyoomi cambió la posición en la que estaban, sentando al omega en su regazo, haciendo que su miembro entre en su totalidad en el rubio. Este solo gimió al sentir como se sentía más lleno que antes.

- Omi... ¡Ngh! Ve mas rapido, ¡Mgh! por favor... - Suplicó Atsumu, quién rodeó el cuello de Sakusa con sus brazos, atrayéndolo a un beso. Donde sus lenguas se encontraron una vez mas.

Kiyoomi sentía que estaba cerca, y sabía que Atsumu también, por los leves movimientos que hacía con sus caderas, buscando más fricción.

- ¿No te basta conmigo que aún buscas más, zorrito? - El apodo provocó que algo en la mente del rubio, que hizo que en ese mismo instante se corriera por tercera vez esa noche; manchando su abdomen y el contrario.
El alfa solo rió ante eso, notando como los apodos le ponían a mil a su omega.
Las embestidas del alfa no pararon en ningún momento, lo que provocó que rápidamente se sobreestimulara.
Intentó levantarse pero el alfa no lo dejó, él aún no se corría.
- Espera, Atsu, ya casi termino - Dijo entre jadeos el rizado, mientras depositaba dulces besos en el cuello del omega, que solo se dedicaba a llorar por la estimulación.

Kiyoomi sintió como un dulce cosquilleo le picaba en la parte baja del estomago, signo de que pronto se correría. Solo faltaron tres embestidas más para descargarse dentro del omega. Quién solo gimió en el cuello del rizado, moviendo levemente sus caderas hasta no dejar nada.
Pero rápidamente sintió un leve dolor en su entrada.

Su Omi lo había anudado.

- Ngh... Omi... - Atsumu buscó la mirada del alfa, que estaba admirando el leve bulto formado en la pancita del omega, producto de como había dejado todo su semen dentro del rubio en todo momento.

El mayor llevó una mano a su pancita, presionando levemente, y gimiendo en el acto. Sentía el miemto del menor aún dentro, y sintió como un liquido escurrió por su entrada.

- Lo siento, bebé. No quise hacer eso... - Dijo algo apenado el rizado, no sabía que en su primera vez con el rubio terminaría anudándolo.
El rubio solo lo besó, dejando en claro que no le importaba. Que él se sentía pleno con él. Completo.

- Está bien, Omi. No tienes nada qué preocuparte. - Dejó un leve beso en la punta de la nariz del alfa, y con mucho cuidado de no moverse y no provocar dolor, atrajo al alfa hacia su cuello, donde liberó sus más dulces feromonas. Calmando al rizado al instante.

Se regalaron dulces caricias por un largo rato, esperando que el nudo bajara. Hablaron sobre como ahora Yori sería su hijo, y el como lo cuidarían entre ambos, o eso era lo que decía Atsumu, quién era admirado por el alfa.
Una sonrisa sincera estaba presente en el rostro del rizado, que solo emitía leves sonidos de asentimiento a las preguntas tontas que le hacía el omega.

Mimado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora