four.

375 32 3
                                    

Con el pasar de los días en el campamento, el rubio y el azabache hablaron demasiado.

La mayor parte del tiempo, siempre era Atsumu. Quien hablaba hasta por los codos.
Obviamente, mantenía su boca cerrada en un partido, solo para poder concentrarse; solo dando elogios a la persona que haya rematado su balón.

Varias veces, Kiyoomi se quedaba viéndo al omega. Desde lejos (solo algunas veces, ya que ambos sentían la necesidad de estar cerca uno del otro), o cuando estaban juntos.

Había descubierto que unas pequeñas pecas manchaban las mejillas del rubio. Eran tan pequeñas que a simple vista no eran visibles.

Como también había notado que sus ojos se iluminaban cada vez que se emocinaba por algo. Cuando comía algo delicioso, o solo con el simple hecho de estar cerca del rizado.

Pero ellos suponían que estaba bien, ya que al ser destinados, era algo normal.

Ninguno se sentía incómodo al lado del otro. Lo cual era un buen comienzo.

Al final de cada práctica que hacían en el día, caminaban juntos y hablaban hasta llegar al comedor, donde se sentaban juntos, y a veces, Motoya se unía; quién parloteaba hasta por los codos con Atsumu. En esos momentos, Kiyoomi solo los miraba, aportando leves asentimientos o alguna respuesta corta. Solo admirando al omega.

El último día del campamento, intercambiaron números. Se despidieron y Miya afirmó que iba a llamar y enviarle mensajes todos los días al Sakusa.

Cosa que realmente cumplió.

Todos los días, sin falta, llamaba al alfa. Para decirle como estuvo su día, qué había hecho, qué había comido, cómo le fué en la práctica, quejarse de la clase de física, etc.
Kiyoomi también compartía su día, pero este era menos detallado.

Lo que hacía que Atsumu le preguntara muchas cosas, asi el rizado hablaba más.
Le contó lo mucho que adora los gatos, ya que ellos se mantienen limpios por sí solos y son muy independientes, asi que no es tan difícil limpiar sus necesidades. Le dijo también que tiene una pequeña gatita que encontró hace dos años en la calle. Una linda gatita blanca con hermosos ojos celestes, su Yumi.

A ambos les encantaba escuchar al otro hablar.

Llegaron las vacaciones de verano y ambos estaban en sus casas sin hacer nada.
Asi que, el foco se prendió, y Atsumu le propuso a Kiyoomi que pasara unos dias en su casa. Para que así conociera a su familia, y podría enseñarle Hyogo.

Al principio, el alfa dudaba un poco, decía que le daría vergüenza estar en su casa, pero Atsumu le insistió tanto que terminó aceptado (Atsumu le llamó llorando para que aceptara, y obviamente Kiyoomi no se pudo negar).

Acordaron que mañana en la mañana, Sakusa tomaría el primer tren, para poder llegar casi al mediodía a Hyogo.

El alfa solo le avisó a su padre que iría a la casa de un amigo de otra ciudad por una semana. No se molestó en decirle a nadie más.

Al día siguiente se dirigió a la estación a comprar su boleto y finalmente abordó (luego de dos horas de espera, el lugar estaba lleno de gente)

Cuando el tren comenzó a moverse, le mandó mensaje al rubio de que ya estaba yendo.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Mimado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora