Me encontraba sola en la mesa con Haru. Lo veía de reojo mientras él fingía que el mantel era la cosa más fascinante del mundo. Sentí que el ambiente se tensaba a cada segundo que pasaba, como si alguien hubiera apretado una cuerda invisible alrededor de nuestros cuellos. Yo jugueteaba con mi copa de vino, intentando disimular el nerviosismo que me causaba estar ahí, atrapada en una conversación que no sabía cómo manejar.El comentario sobre el collar me había dejado una sensación extraña, como si hubiera metido la pata.
Aunque Haru y yo habíamos sido amigos por años, de repente sentía que no lo conocía tan bien como pensaba. O, quizás, él había cambiado y yo no me había dado cuenta.
— Haru, yo... — Empecé a decir, buscando romper el incómodo silencio, pero él me interrumpió sin levantar la vista.
— No te preocupes por eso — dijo con indiferencia agitando ligeramente su copa — Mikey es quien toma las decisiones correctas.
Su tono me pareció distante, casi frío, y me dolió más de lo que esperaba.
Decidí no darle vueltas al asunto y mejor enfocarme en algo más. De todos modos, la elección del collar era algo que no debería preocuparme tanto, pero ahora me atormentaba.
Me mordí el labio inferior mientras intentaba descifrar la expresión de Haru, pero él seguía evitando mi mirada.
— El rojo se ve bien en ti — añadió finalmente, como si sintiera la necesidad de justificar la elección de Manjiro.
Sonreí un poco, intentando aliviar la tensión.
— Gracias... El turquesa también es precioso.
Haru sonrió de una manera seca y forzada, pero no respondió nada.
Y justo cuando estaba a punto de decir algo más, Manjiro regresó a la mesa, trayendo consigo una ligera brisa de alivio... o tal vez era más como un huracán, dependiendo de cómo lo mirara.
— ¿Me extrañaron? — preguntó con una sonrisa divertida, pero sus ojos rápidamente se centraron en Haru, su mirada era extraña.
— Ume solo me estaba contando algunas cosas — comentó Haru, mirando a Manjiro con una expresión que no lograba descifrar del todo.
Pero era medio extraña.
Manjiro arqueó una ceja, claramente interesado.
— ¿Ah, sí? — Se sentó a mi lado y me miró con una sonrisa tranquila.
— Bueno, no es nada tan importante... — traté de minimizarlo pero Manjiro insistió.
— Vamos, cuéntame — su tono era más suave que el de Haru, pero había una clara insistencia detrás de sus palabras.
Miré a Haru esperando que me ayudara, pero él simplemente se recostó en su silla cruzando los brazos.
— Estábamos hablando sobre el collar... y, bueno, me enteré de que Haruchiyo también eligió uno para mí, pero no fue este — señalé el collar rojo.
Manjiro soltó una risa, claramente disfrutando la situación.
— ¿Así que elegiste el mío? — preguntó con un brillo de satisfacción en sus ojos.
— No fue intencional... — me apresuré a decir — ambos son igual de hermosos para mí.
— Al final uno siempre termina siendo el favorito — comenta Haru distraídamente — por más hermosos que sean ambos.
— Eso no...
— Porsupuesto, son tus joyas, es tu elección decidir cuál prefieres — me interrumpió mirándome fijamente, apartó la mirada cuando sintió los ojos de Manjiro sobre él — a las joyas me refiero.
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Alba || Manjiro Sano
RomanceUna Oiran y un mafioso, ambos con ambiciones diferentes sumergidos en el mismo mundo. «¿Quieres comprarme?» «Te doy mi alma si me lo pides, solo dime qué vendrás conmigo» «Tu alma es oscura, siniestra... no lo deseo»