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"𝒮𝑒ñ𝑜𝓇𝒾𝓉𝒶, 𝑒𝓃 𝓈𝓊 𝒸𝓊𝒶𝓇𝓉𝑜 𝓈𝑜𝓎 𝓈ó𝓁𝑜 𝒹𝑒 𝓊𝓈𝓉𝑒𝒹

𝒮𝒾 𝓈𝓊𝓈 𝓅𝒾𝑒𝓇𝓃𝒶𝓈, 𝓈𝑜𝓃 𝓊𝓃 𝒿𝓊𝑒𝑔𝑜, 𝒹𝑒𝓈𝑒𝑜 𝓅𝑒𝓇𝒹𝑒𝓇"

ᴍɪʟᴏ ᴊ


✶⊶⊷⊶⊷❍⊶⊷⊶⊷✶


Leandro entró de nuevo a la casa sintiéndose inseguro. Había muchas cosas que quería hablar con Ludovica, cosas de las que no estaba seguro si tenían respuesta.

Ella seguía sentada, tomando su café, cuando cruzó miradas con él.

— No sabía qué decirle, así que le mentí —dijo ella, Leandro se sentó a su lado— Quería estar un rato a solas con vos.

— Me parece bien —contestó él— Bueno, no me gusta que le mientas, que los dos lo hagamos, pero, no sé...

Ludovica dejó la taza de café encima de la mesada, sin antes darle un último trago. Se paró y se acercó a Leandro, que parecía realmente angustiado por mentirle a Lorenzo.

— Ahora no pensemos en eso, ¿sí? —le dijo Ludovica, acariciándole la cara— Vamos a disfrutar el día.

Leandro asintió, abrazándola por la cintura. Se separaron levemente, se dieron un beso y luego el jugador se fue a la habitación.

Allí se puso un short de baño y luego volvió al comedor, en dónde Ludovica ya no se encontraba. Salió al patio y ahí estaba, al lado de la piscina, recostada en una reposera.

Sin pensarlo, Leandro se tiró al agua como una bomba, mojándola. Ella lo observó con una sonrisa, secándose un poco las gotas que habían caído en su cuerpo.

El jugador paso un rato dentro de la piscina, nadando de un lado a otro, haciendo que su respiración se agitara.

Ludovica, por su lado, se quedó tomando sol, viendo su celular cada tanto, pero enfocada en la espalda de él, viendo como sus omóplatos se marcaban con cada brazada.

Leandro salió de la piscina, se secó con una toalla y luego se sentó al lado de Ludovica. Ella parecía relajada, tomando de un trago de jugo de naranja que se había servido.

El futbolista del Roma, entonces, se recostó en la reposera y cerró los ojos, absorbiendo toda la vitamina D del sol.

Los dos se quedaron en silencio, como lagartos, aunque de vez en cuando intercambiaban algunas palabras.

Disfrutaban de la compañía del otro, a pesar de que no decían nada. Estaban relajados y tranquilos.

De reojo, Leandro miro a Ludovica. Ella tenía los ojos cerrados, con ambos brazos a los costados, mientras tomaba sol.

Sin pensarlo, el jugador se sentó a un costado, y comenzó a acariciarle la cara, corriendo un mechón de su pelo detrás de su oreja.

— Sos muy linda —murmuró él.

Ella abrió los ojos y sonrió, apoyándose en sus codos para estirarse y dar un beso suave en los labios de Leandro.

— Vos también —le contestó Ludovica.

Leandro llevó una de sus manos a la nuca de ella, obligándola a besarlo de nuevo, profundizando el beso, haciendo que sus lenguas se rocen.

Ludovica dejó escapar un suspiro sobre la boca de él, mientras que las manos de Leandro recorrían sus piernas y las llevaba a la cintura de ella, apretando un poco.

𝕄𝕀ℝ𝔸𝔻𝔸 | ʟᴇᴀɴᴅʀᴏ ᴘᴀʀᴇᴅᴇꜱ | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora