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❝𝒴 𝓂𝑒 𝑒𝓈𝓉𝑜𝓎 𝓂𝓊𝓇𝒾𝑒𝓃𝒹𝑜

𝐸𝓈𝓉𝑜𝓎 𝓂𝓊𝓇𝒾𝑒𝓃𝒹𝑜 𝓅𝑜𝓇 𝓊𝓃 𝒷𝑒𝓈𝑜❞

ᴛɪɴɪ

✶⊶⊷⊶⊷❍⊶⊷⊶⊷✶

Se encontraban en el auto del jugador, en silencio.

Leandro encendió el motor, saliendo del estacionamiento del club, manejando hacia ningún lugar. Ludovica no dijo nada, estaba demasiado metida en su cabeza como para decir algo.

— ¿Estás bien? —preguntó Leandro, luego de unos minutos en silencio.

No sabía hacia dónde estaba yendo, solo que manejar lo relajaba.

— No puedo tener hijos, Lean.

El jugador quedo tieso, aferrado al volante, mirando a la calle sin saber qué contestar.

— Eso es lo que Lorenzo usa en mi contra —explicó Ludovica.

— No entiendo, ¿por qué es algo malo? —preguntó él.

— No puedo tener un futuro con nadie.

Leandro sacudió la cabeza, negando.

— Ludo, hay muchas cosas en la vida que tener hijos —le dijo.

Ella asintió, pero unas lágrimas empezaron a caer por sus mejillas, sin poder detenerlas.

Leandro estacionó cerca de un parque y se dio la vuelta, para mirarla. Le acarició el rostro, consolándola.

— Lo usa en mi contra porque sabe que me duele, porque... Porque yo pensé que estaba embarazada, antes, y cuando no paso, me deprimí mucho, porque yo quería, de verdad que quería —sollozó Ludovica— No sé por qué él sigue metiéndose con eso, cuando necesito dejarlo atrás.

— Ludo, pero...

— Yo quería ser madre —siguió ella— Y no puede ser, ni ahora, ni nunca. El tratamiento es demasiado caro, por eso Lorenzo quiere que esté con alguien que pueda pagármelo, pero yo no quiero, no... No...

Ludovica se atragantaba con sus palabras, llorando desconsoladamente.

— Ludo, sos joven, falta mucho para decidir tener hijos, si me decís que hay un tratamiento, entonces se puede hacer, es cuestión de hablarlo con tu pareja, que lo decidan juntos, no es algo que solo tengas que hacer vos, y Lorenzo no tiene por qué meterse.

Ella asentía.

— Yo sé que falta mucho, pero siento... Que el tiempo pasa, que todos se casan y tienen hijos y yo me quedo atrás, ¿entendés? Ahora Lorenzo va a tener una hija, él... Nunca le gustaron los bebés, pero ahora sí, no entiendo, no es justo.

Volvieron a quedarse en silencio, con Leandro analizando cada movimiento que Ludovica hacía. Ella llevaba las manos a su rostro, cubriéndose, no quería que la viera llorar.

Él se desabrochó el cinturón y la abrazó, haciéndole un huequito en su pecho, en donde Ludovica se apoyó y cerró los ojos, intentando sentirse mejor.

— ¿Te gusta? —preguntó ella.

— ¿A qué te referís? —indagó Leandro, sin entender.

— La chica que besaste, ¿te gusta?

Leandro ni siquiera dudo para responder.

— No, me cae bien y me parece... atractiva, pero no me gusta.

𝕄𝕀ℝ𝔸𝔻𝔸 | ʟᴇᴀɴᴅʀᴏ ᴘᴀʀᴇᴅᴇꜱ | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora