CAPÍTULO - 12

9 2 0
                                    

Matthew.

¡Estoy al maldito mando del escuadrón y digo que es un maldito no!

Cada día me convenzo más en que las rubias solo tienen algo bueno, tal vez las tetas. Pero sin duda alguna algo que no les luce mucho es el cerebro, no hago excepciones de ninguna clase ya que todas las que he conocido siguen el mismo patrón.

Kaira solo escucha en silencio, mientras mira el celular que está en altavoz sobre la mesa del despacho de Hermes. Yo tengo las manos apoyadas en la misma, de pie, mirando el mismo punto que Kaira. El "despacho" parece una sala, pero allá el con sus gustos.

Señor, es su hermana. El agente Meyer no se encuentra muy bien, las cosas no van bien y la FLS requiere de sus servicios para arreglarlo, justo por ser la cabecilla.

— Dije no, dile eso a la FLS y a Meyer. —respondí, colgando la llamada.

No es mi puto problema que ella no sepa hacer su trabajo ni matar a un criminal. Neels me importa una mierda, que se encargue él de ver cómo resuelve sus problemas familiares.

Estaba metido en un problema que no ocasioné yo. La misión en Bremen se suponía debió ser una misión exitosa, pero al parecer no lo fue.

Daisy, estaba encargada de matar a Lucca, dijo que había sido así pero ahora resulta con que no. La raptaron y secuestraron, la dejaron en la puerta de su apartamento moreteada y casi muerta. Ajuste de cuentas, muy bien merecido.

— ¿Qué piensas hacer? Tienes que concluir con Lucca, no puedes hablar por los demás. Yo en lo personal no voy a dejar que mi reputación caiga el suelo por errores de otros.

— ¿Qué me estás proponiendo? ¿Salvarle el culo? Ni muerto.

— ¿Crees qué yo si quiero? —mencionó alzando la voz, mirándome con todo el odio característico en nosotros— No lo hago por ella. No voy a dejar que su metida de pata me manche. Llevo años sin dejar una misión inconclusa, y por ella hoy no será el día que lo haga.

Estaba maquillada, algo sutil pero que en realidad no necesita. Es una mujer hermosa sin una pizca de maquillaje, su cara parece de Diosa y tener todo eso en el rostro solo la hace ver aún más apetitosa, pero si me tocara elegir, la prefiero sin nada.

En la piscina luché conmigo mismo para no tomarla y cogerla al aire libre, es exquisita tanto por dentro como por fuera y desde entonces no he dejado de recordar y darle repetición al recuerdo en mi cabeza. Me está volviendo loco, y de solo verla hace que me crezca una ereccion incontrolable.

— ¿Tengo cara de ser Santa Claus? No voy repartiendo amor ni regalos, mucho menos favores. Que se encarguen ellos de ver cómo resuelven su mierda.

Se paró de la silla acercándose a mi, haciendo que mis ganas crezcan aún más. Buen culo, buenas tetas, piernas y labios. ¿Qué más se podría pedir?

— No vas a hablar por los demás.

Se giró para irse pero la tomé de las muñecas, sentándola de manera brusca en la mesa, haciendo que abriera sus piernas para poder entrar. Puse una de mis manos en su cuello y la acerqué a mi, tomándola del muslo con la otra.

— Lo que digas, eso se hará. —musité sin ni siquiera pensar antes de decirlo. Es una bruja.

Alzó el mentón posando una de sus manos encima de la mía que estaba en su cuello, pegándome más a ella, sonriendo al sentir la erección tan de cerca.

No aguanto las malditas ganas de besarla, pero no seré el primero en ceder y algo me dice que ella piensa lo mismo que yo.

— Bésame.

VENDETTA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora