CAPÍTULO IV

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- Hola - levantó la mirada, sonrió al verla.

- Hola, Kara - abrió los brazos acercándose por un abrazo - Te pedí un café, Eliza dijo que te gustaba así.

- Gracias - tomo un sorbo mientras se sentaba - Está perfecto, gracias, mamá.

Alura le sonrió.

- ¿Y cómo estás? Eliza dijo que Lena y tú parecen ir en serio con lo de las citas.

Kara sonrió.

- Estoy bien, Lena es increíble, es mi mejor amiga así que... Todo es genial.

Alura frunció el seño.

- No suenas muy segura.

- Es... - tomo un sorbo más de café - Supergirl.

- Oh, ella no lo sabe.

- No aún, y debería decírselo, quiero pero, me aterra su reacción.

- Lo entiendo pero no creo que una relación pueda ir bien con secretos.

- Lo sé. Ella me odiara.

- Ella te... Quiere mucho - no quiso decir lo obvio, siempre escucha a todos decírselo y Kara parecía un poco molesta de que todos creyeran saber sus sentimientos antes de ella, aunque ella y Lena eran las únicas que no parecen saberlo, en realidad - Estoy segura de que lo entenderá, mentiste por protegerla. Fue una decisión estúpida de tu parte, pero lo hiciste con el corazón.

- ¿Crees que fue estúpido?

- Estoy consiente de que no puedes ir por ahí diciéndoselo a todos pero, no creo que ocultarlo tanto tiempo fuera lo correcto, en especial de Lena. Aunque es tu decisión, cariño, tú decides cuándo y a quién decírselo.

Kara asintió pensando en la respuesta de su madre.

- Alex dijo que habías ido a la Deo - recordó.

- Oh sí, J'onn llamó, le pedí que me ayudara a conseguir mis papeles - buscó en su bolso y le mostró su documento de identificación - Soy legalmente una residente de este planeta.

Kara sonrió al notar cierto orgullo en el tono de voz de su madre.

- Eso es genial, felicidades.

- Gracias.

- ¿Lee? - leyó el apellido - Me suena.

- Oh sí, es el apellido de soltera de Eliza, dijo que podía usarlo, somos primas - rió.

- Eso te haría mi tía aquí - sonrió.

- Tía adoptiva, al parecer - desvío la mirada - Es mejor que desconocida, supongo - susurró para si misma.

- Ahora podrás tener una lavadora propia - se burló.

- No, gracias - rieron.

Kara ladeó la cabeza, y Alura entendió lo que pasaba cuando el sonido de las sirenas de los coches de policías le hicieron chillar los oídos.

- Ve, yo terminaré mi café e iré a casa.

- ¿Segura?

- Sí, claro. Ve a ser una heroína, bebé.

Kara le sonrió antes de irse.

Alura suspiró al quedarse sola, observó sus documentos una vez más, J'onn le dijo que debía aprenderse los datos pues sería raro que no supiera su propia fecha de cumpleaños, a lo cual le encuentra lógica, aunque no está segura de qué es un cumpleaños.

Un aroma conocido llegó a su nariz, y no, no era el café. Era el aroma que no a podido sacarse de encima, como si lo tuviera pegado en si o algo así.
No tuvo que buscar mucho, la figura que pasó junto a ella era justo la que buscaba. Era aquella mujer, la que le hizo derramar su café con leche y la mujer que vino a ver.

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