CAPÍTULO III.

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Lena entró en la habitación vestida para el trabajo.

- Vaya, vaya, pero si es justo la chica que esperábamos - Andrea la miró desde su lugar.

- Buenos días - saludó la Luthor.

- Buenos días, tía - Ruby le sonrió desde la mesa dónde se encontraba desayunando tranquilamente.

- ¿Qué tal tu cita, Lenita? - quiso saber Sam.

Lena sonrió.

- Estuvo bien.

- ¿Bien? ¿Y ya? - preguntó Andrea.

- Sí, bien y ya.

- ¿Entonces, no tendrán una segunda cita?

- No estoy segura - se sirvió un poco de café.

- ¿Qué?

- Bromeamos sobre una quinta cita pero, no sé si la primera salió bien.

- ¿Fue malo?

- No, fue increíble, es Kara. Nos conocemos y fue divertido, reímos, bromeamos y hablamos como siempre.

- ¿Y eso te molesta? - preguntó Andrea.

- No, pero para ser sincera me dejé meter tantas ideas en la cabeza de ustedes que creí que tendríamos una cita y entonces descubriría que he estado enamorada de ella y todo sería brillante pero... Me sentí igual que siempre. Lo que confirma que ustedes ven cosas dónde no las hay

- Yo nunca dije que estabas enamorada de ella lo que dije fue que ustedes no se veían como amigas - se defendió la Arias.

- Da igual.

- ¿La besaste? - preguntó Andrea.

- ¿En la primera cita? No - dijo como si fuera obvio.

- Deberías pero, ten cuidado, un beso es el límite, Lena. Una vez que cruces esa línea no hay vuelta atrás.

- ¿A qué te refieres?

- Bueno, podrías descubrir sobre tus verdaderos sentimientos por ella con un beso. Si es solo tu amiga, te sentirás igual pero, si las mariposas aparecen... - bebió de su café.

- ¿Leíste eso en algún sitio en línea? - se burló Sam.

- Soy una nueva yo - sonrió.

Las otras dos rieron, Andrea las miró con seriedad.

- Ah, lo dices enserio - dijo Sam.

- Claro que lo digo, en serio.

- Da igual, Kara y yo solo somos amigas, las citas son un juego divertido, es todo - Lena habló de nuevo.

- Cuidado, Lena, los juegos a veces son peligrosos - dijo Andrea y miró la hora - Voy a salir - aviso y se alejó en dirección a su habitación.

- ¿A dónde irás? - preguntó Lena.

- Por un café.

- ¿No tienes uno en la mano ya? - dijo Sam.

Andrea no contestó simplemente entró en su habitación y momentos después escucharon la ducha.

- Es muy rara.

- Definitivamente - aceptó Lena.

- Ruby, hay que irnos, ve por tus cosas o llegaremos tarde a clases - pidió Sam.

La niña obedeció rápidamente.

- Sabes que puedes quedarte el tiempo que quieras ¿Cierto? No es necesario que te vayas, hay espacio suficiente para todas.

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