/ ⁄ • Fue en el momento que sus ojos se cruzaron, que sus almas iniciaron una bella balada que recorrería todos los rincones del Reino.
• Jacaerys Targaryen x Oc female
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Palabras: 1520
Advertencias: Tensión. Molestia. Leve discusión.
Maratón: 4/5
Comentarios míos: Jace pero 😳😳 Disfruten, comenten y voten 😘
El Norte
132 d.C
La conversación con Lord Cregan le dejo un malestar en la boca del estómago, que lo hizo cuestionar si realmente estaba haciendo lo correcto. Era el heredero al trono, después de todo, pero ¿Fue correcto aceptar aquella condición? ¿Por qué razones Lady Alayna tomo esa decisión? ¿Su mano en matrimonio para asegurar el apoyo del Norte? Ella estaba siendo imprudente, no, una molestia en su camino que no podía quitar de alguna manera u otra. Su abuela Rhaenys varias veces menciono que en la vida había que hacer sacrificios. Y Jace estaba dispuesto a sacrificar su dignidad para obtener el favor de la joven Lady.
Aunque eso le llevara bastantes dolores de cabezas y ganas de golpear a alguien.
Camino por el patio de entrenamiento observando a jóvenes guardias practicando con la espada. Reían y se divertían. Aquello le hico acordar los días de entrenamiento con sus hermanos, cuando Aelor los molestaba diciendo que eran debiluchos al quejarse de los golpes contra el suelo. Su espalda aún está débil por todas las veces que se golpeó con las piedras de la tierra.
Extraña a su familia. A su madre, a sus hermanos, a sus hermanas —Baela y Rhaena— y a sus abuelos. No le gustaba estar tan lejos, ¿Qué estaría sucediendo en Dragonstone? ¿Todos estarían a salvo? ¿Nadie habría muerto? Luke y Aellor tenían la misión de ir a Bastión de Tormentas apenas él enviara una carta informando que el Norte apoyaba a su madre. Y para eso tenía una luna, al menos.
Una luna bastante complicada.
Una joven llamó su atención al ver que usaba arco y flechas. La precisión con la que usaba el arco, como sus brazos, espalda y cuello se tensaban, era magnifico. Lanzaba la flecha que caía perfectamente en el centro negro de la diana. La joven no estaba con un vestido, sino que usaba un traje de entrenamiento que le acentuaba muy bien contextura de su cuerpo. Piernas firmes, caderas anchas, espalda recta y delineada. Era bellísima.
El problema era la personalidad.
—Lady Alayna, Lady Sara —saludo a las dos jóvenes.
—Y mi mañana se pone peor —murmuro la pelinegra dl traje.
