Hope salió confiada. Parecía haber ganado aquella guerra. Pero se equivocaba. Todavía faltaba mucho por aclarar. Fue por eso que el Salvatore unos segundos, y salí justo detrás de ella.
Damon uso sus habilidades vampíricas para mantener cierta distancia y no despertar alarmas en la joven. Pudo notar que se dirigía a una caseta del bosque. Achino la mirada y mantuvo mi vista en sus movimientos, tratando de averiguar que tramaba.
Apenas entró, aguardo un tiempo para luego, imitar aquella acción e ingresar en el lugar, en cuanto entro; la noté claramente en medio de una especie de hechizo.
Lo cierto es que Damon no comprendía en absoluto respecto a magia pero me intrigaba su accionar.
Y es el que Salvatore siempre tuvo un fetiche con las brujas.
Fue entonces cuando el Salvatore, alzó la voz, cruzándome de brazos apoyando mi hombro en la entrada del lugar.
—¿Jugando a ser Sabrina?No hacia mucho que Hope había comenzado el hechizo, sus venas ya estaban teñidas notablemente de color negro pero cuando escucho la voz del Salvatore soltó el cuaderno, colocando su mano derecha detrás de su espalda ya que ella es donde las venas de color negro se veían de manera mas notable.
—Esta claro que no podía fiarme de tí, eres un cotilla que no puede dejarme tranquila
Hope se levanto del suelo, rompiendo el circulo de sal para seguidamente salir del mismo. El cuaderno quedó a la vista dejando verse cual era el hechizo que la joven quería realizar y la clase de magia que estuvo por haber usado.— ¿Qué es lo que quieres?
Se pronuncio la adolescente mientras señalaba con el dedo al Salvatore esperando que sus venas ya no estuvieran marcadas de negro y tuvieran pues un color normal pero eso no era así ya que seguían teñidas de negro.
El Salvatore la observaba con una sonrisa irónica, los brazos cruzados, como si estuviera disfrutando del espectáculo. Hope lo notó, y el gesto no hizo más que aumentar su frustración. No estaba de humor para sus juegos.— No estoy aquí para detenerte —dijo él, avanzando un par de pasos hacia el círculo roto—. Pero, ¿estás segura de que sabes lo que estás haciendo? Esta magia no es algo que puedas controlar tan fácilmente. Algunas cosas, una vez invocadas, no pueden deshacerse.
El corazón de Hope latía con fuerza. Sentía las venas teñidas de negro recorrer sus manos, el recordatorio físico de la magia oscura que estaba utilizando. Pero no podía permitirse vacilar, no ahora. Estaba demasiado cerca de su objetivo, y nada ni nadie iba a detenerla.
— No tienes idea de lo que esto significa para mí —le respondió, con voz firme y una mirada desafiante—. No necesito que me adviertas. Esto no es un capricho, es mi única oportunidad de recuperarlos.
Damon frunció el ceño, visiblemente más serio. Sus ojos se deslizaron hasta el cuaderno que había quedado expuesto en el suelo, donde estaban escritas las palabras del hechizo. Él sabía lo que ella intentaba hacer.
— Sé lo que estás buscando —dijo, con una calma inquietante—. Pero intentar resucitar a tus padres, Hope... esa clase de magia no es algo que puedas usar sin consecuencias. Siempre hay un precio. Y a veces es más alto de lo que piensas.
El dolor que esas palabras provocaron en Hope fue casi insoportable. Claro que sabía sobre los riesgos, había pasado años investigando, buscando respuestas, tomando riesgos que la mayoría no se atrevería a considerar. Pero había llegado hasta aquí, no podía dar marcha atrás ahora. No después de todo lo que había sufrido.
— ¿Crees que no lo sé? —replicó, furiosa—. ¿De verdad piensas que voy a quedarme de brazos cruzados y aceptar que se han ido? No. He llegado demasiado lejos para rendirme ahora. Si esto es lo único que puedo hacer para traerlos de vuelta, entonces lo haré. Cueste lo que cueste.
El silencio cayó entre los dos. Salvatore la observaba, y durante un breve instante, una chispa de preocupación cruzó por sus ojos. Sin embargo, su rostro permaneció impasible, como si nada de lo que ella dijera pudiera conmoverlo.
— No estoy aquí para sermonearte —dijo, finalmente—. Pero he visto lo que pasa cuando se juega con este tipo de magia. La muerte... no siempre devuelve lo que creemos haber perdido.
Sus palabras solo avivaron la furia que hervía dentro de Hope. ¿Cómo podía hablar tan ligeramente de lo que ella estaba atravesando? Él no lo entendía, nadie lo hacía. No sabían lo que era perder a tus padres y vivir con el vacío que te consumía cada día. Salvatore no tenía derecho a decirle lo que debía o no hacer.
— No tienes idea de lo que estoy dispuesta a sacrificar —respondió ella, sus manos temblando por la emoción contenida—. Si hay una forma, la encontraré. Y si el precio es alto, lo pagaré. No me importa.
El Salvatore soltó un leve suspiro, su expresión pasando de la burla a una resignación cansada. Sabía que no podía hacerla cambiar de opinión, no con algo tan importante en juego.
— Solo recuerda una cosa, Hope . Cuando intentas cambiar las reglas de la vida y la muerte, podrías terminar perdiendo más de lo que te imaginas. Además créeme, Mystic Falls y el resto del mundo esta mejor sin tanto pelo de lobo y trajes elegantes.
Hope lo observó poniendo cada vez mas furiosa por las palabras del Salvatore, sintiendo una mezcla de rabia y tristeza. Sabía que estaba jugando con fuego, pero no podía dejarse intimidar por sus advertencias. Nadie entendía lo que estaba en juego para ella. Recuperar a sus padres era su única meta, su única esperanza. Y no se detendría hasta lograrlo.
— Jamás vuelvas a mencionar a mi familia de esa manera en tu boca. Jamás lo hagas o se me olvidara que estoy enamorada de ti y te matare yo misma.
Unos segundos de silencio invadieron la cabaña hasta que nuevamente Hope fue quien lo rompió.
— Estoy cansada Damon y odio que todos me juzguen —se pronuncio la joven y simplemente estando lo suficientemente cera de Damon lo abrazo—
—Solo debes darte un respiro, Hope. No es fácil, pero somos vampiros. No podemos detenernos por pérdidas como si de humanos se tratase. Necesitas ser fuerte. Más allá de que te juzguen. Créeme, peor es que quieran matarte.
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ᑌᑎ ᗩᗰOᖇ ᑭᖇOᕼIᗷIᗪO
FanficHope Mikaelson, la pequeña hija trihibrida de Klaus Mikaelson y Hayley Marshall Hope ha pasado por experiencias que ninguna joven de 19 años de edad debería de haber experimentado jamás, el asesinato de su madre Hayley a manos de su propio tío Elija...