Capitulo 1

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El sonido del despertador me sacó de mis pensamientos justo cuando comenzaba a recordar algo interesante. Otra mañana de septiembre había llegado, y eso solo significaba una cosa: vuelta al instituto. Aún adormilada, me quedé un momento más bajo las cálidas sábanas, observando cómo la luz dorada del amanecer se colaba por las cortinas. Sabía que debía levantarme, pero, sinceramente, el primer día del tercer año no me entusiasmaba tanto como debería.

De todos modos, ser buena en los estudios siempre había sido algo natural para mí. Las clases, las tareas, las pruebas… Todo eso fluía con una facilidad que a veces sorprendía a mis propios profesores. Claro, había quienes pensaban que era una nerd por eso, pero nunca me ha importado lo que piensen los demás. Ser "la chica lista" era algo que había aceptado con orgullo.

—¡Mia, el desayuno está listo! —La voz de mi madre resonó desde la planta baja.

Suspiré y aparté las sábanas, arrastrándome fuera de la cama. Mientras me vestía con una camiseta blanca y mis jeans favoritos, no podía dejar de pensar en el ambiente que encontraría en Franklin High. ¿Sería muy diferente este año? Al menos Noah, mi hermano, estaría conmigo. No que eso significara mucho para él. Ser un deportista popular lo mantenía ocupado con su propio grupo de amigos: el equipo de fútbol americano. Y, por supuesto, su mejor amigo, Easton Rossi.

Easton. Solo de pensarlo, sentí una pequeña sacudida en el estómago. Easton Rossi era una mezcla entre una estrella de cine y un desastre andante. Altísimo, de casi 1,90, con esa piel bronceada que siempre parecía capturar la luz de la manera correcta. Su cabello castaño desordenado enmarcaba unos ojos verdes que podrían derretir el hielo, y su sonrisa... Bueno, digamos que podría ser su mayor arma.

Lo conocía desde que éramos niños, pero en los últimos años, se había convertido en algo más que "el amigo de mi hermano". Había algo en él que hacía que mi corazón diera saltos, algo en su manera despreocupada de caminar, en la forma en que se reía con Noah y Mason como si no tuviera una sola preocupación en la vida. A veces, me sorprendía observándolo desde la distancia, preguntándome si él alguna vez me veía de la misma manera.

"Lo dudo", pensé mientras terminaba de cepillarme el cabello. Para él, yo era simplemente la hermana pequeña de Noah. Nada más.

Cuando bajé las escaleras, me encontré con la típica escena de las mañanas en la casa Wilson. Mi padre estaba inmerso en el periódico, como siempre, y mi madre charlaba animadamente mientras terminaba de freír unos huevos. Noah ya estaba listo, como de costumbre, devorando su desayuno con una energía que solo los atletas parecen tener.

—¿Lista para hoy, hermanita? —me preguntó Noah con una sonrisa traviesa. Sabía que la vuelta al instituto no era algo que me emocionara tanto como a él. A diferencia de mí, Noah adoraba cada segundo de la vida en Franklin High. Era el running back estrella del equipo de fútbol, uno de los chicos más populares del instituto y, lo que más le gustaba, el centro de atención en todas partes.

—Tan lista como siempre —respondí con una sonrisa forzada mientras tomaba un trozo de tostada.

—Vas a arrasar este año, Mia —dijo mi madre con entusiasmo—. Lo sé.

—Sí, mamá, lo intentaré —respondí, pero mi mente estaba en otro lugar.

Me preguntaba cómo sería cruzarme con Easton ese día. Sabía que lo vería. Franklin High no era tan grande como para evitar a alguien, sobre todo cuando ese alguien es el quarterback del equipo de fútbol. Pero mi objetivo era pasar el día sin que mis pensamientos me traicionaran. Él era solo un chico. Un chico muy guapo, pero aún así, solo un chico.

Al llegar al instituto, el bullicio típico del primer día me envolvió. Estudiantes riendo, lockers golpeándose, papeles volando por todas partes. Todo era exactamente como lo recordaba, como si el verano no hubiera existido. Caminé por los pasillos en busca de mi casillero, intentando ignorar los murmullos y las miradas curiosas que algunos me dirigían. A veces odiaba la sensación de ser observada, pero al mismo tiempo me había acostumbrado a ello.

De repente, una risa familiar me sacó de mis pensamientos. Noah estaba en la entrada del gimnasio, rodeado por el equipo de fútbol, riendo con Mason Willer, que como siempre, parecía estar contando alguna historia ridícula. Y junto a ellos, estaba él. Easton.

Se veía tan despreocupado, con su chaqueta del equipo medio colgada sobre su hombro y sus tatuajes asomándose por debajo de la manga de su camiseta. Sus ojos verdes brillaban con ese encanto natural que siempre parecía tener, y por un momento, mi corazón se aceleró. Pero rápidamente aparté la mirada, antes de que alguien notara que lo estaba observando.

—¡Mia! —gritó Noah, haciéndome sobresaltar. Me acerqué a regañadientes, tratando de parecer lo más tranquila posible.

—Hola chicos —dije, sintiéndome algo fuera de lugar entre todo ese grupo de gigantes del fútbol.

—¿Lista para el año? —me preguntó Mason con una sonrisa. Siempre estaba bromeando, pero tenía un corazón de oro.

—Tan lista como puedo estar —respondí.

—Eso es todo lo que necesitamos escuchar —dijo Easton, y cuando su mirada se encontró con la mía, sentí ese conocido nerviosismo en el estómago. Sus ojos verdes parecían más intensos de cerca, y me costó no perderme en ellos.

—Nos vemos después, Mia —dijo Noah mientras el grupo comenzaba a moverse hacia el campo de entrenamiento.

—Nos vemos —logré decir, aunque mi voz sonaba más débil de lo que hubiera querido.

Y mientras los veía alejarse, no pude evitar preguntarme si este año, todo sería diferente. Porque, por primera vez en mucho tiempo, sentí que algo nuevo estaba a punto de comenzar, y que tal vez, solo tal vez, Easton Rossi sería parte de ello.

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