Capitulo 15

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El aire en la oficina del director estaba cargado de tensión. Mi padre, Alex, entró como un torbellino, con la bata del hospital aún puesta. Tenía la mandíbula apretada, y se notaba que estaba enfadado como nunca antes lo había visto. Su cirugía empezaba en menos de dos horas, y aún así había tenido que dejarlo todo para venir a la reunión.

Sophia Taylor, la madre de Easton, ya estaba sentada al otro lado de la mesa. Aunque trataba de mantener la calma, su mirada revelaba una tristeza profunda. Easton estaba a su lado, con una expresión tensa, claramente preocupado por haber hecho venir a su madre. Sabía que la había decepcionado y eso lo carcomía por dentro. Lo veía en sus ojos, en la forma en que se mantenía al borde de su asiento, evitando el contacto visual con ella.

Los padres de Mason también estaban allí, elegantemente vestidos y visiblemente molestos. Nunca los habíamos visto en casa de Mason; siempre estaban viajando por negocios. Aunque intentaban mantener una apariencia perfecta, se notaba que el comportamiento de su hijo no encajaba con sus expectativas. Mason, por otro lado, trataba de mantener su fachada de bromista, pero incluso él parecía incomodado por la frialdad en el ambiente. No era el chico despreocupado que todos pensaban; algo dentro de él también estaba roto.

El director comenzó a hablar con voz severa, repasando los eventos de la pelea en el pasillo. Sus palabras sonaban distantes mientras yo miraba a mi alrededor, viendo las caras de mis amigos y sus familias. No podía dejar de sentirme traicionada por Noah y Mason. Ellos deberían haber dicho la verdad, pero en lugar de eso, habían dejado que Easton cargara con toda la culpa.

—Después de revisar lo sucedido y hablar con todos los testigos, comenzó el director, he tomado la decisión de suspender a los involucrados por tres días.

La noticia golpeó con fuerza. Mi padre, ya de por sí furioso, se tensó aún más. Easton me miró desde su lugar, con una expresión de resignación.

—Easton será suspendido por tres días por admitir que comenzó la pelea, continuó el director, lanzándole una mirada severa a Easton. Mía, también estarás suspendida por ser el centro del conflicto.

—¡Pero eso es injusto! —protesté de inmediato, sintiendo cómo la ira me quemaba por dentro. No había hecho nada para merecer la suspensión. Solo había estado allí, y de repente, me encontraba en el medio de una pelea que no había iniciado.

—Mía, cállate —me dijo mi padre en un tono bajo pero firme. Su mirada me dejó claro que no debía decir ni una palabra más. Mientras tanto, mi madre me agarró del brazo, tratando de calmarme. Podía sentir la tensión en su cuerpo, pero sus ojos me rogaban que no empeorara la situación.

Noah y Mason permanecieron en silencio durante todo el proceso, sus cabezas bajas. Eran unos cobardes, y no podía creer que habían dejado que Easton se echara toda la culpa. Yo era quien iba a ser castigada también, y ellos ni siquiera habían hecho un esfuerzo por defenderme.

Finalmente, el director terminó su discurso y nos dejó ir. Salimos todos de su oficina, el ambiente pesado. Sophia lanzó una mirada triste hacia Easton, mientras que los padres de Mason se limitaron a decirle unas pocas palabras duras antes de marcharse.

Nosotros cuatro —mi padre, mi madre, Noah y yo— nos dirigimos hacia el coche familiar. El silencio era insoportable. Finalmente, no pude aguantar más y giré hacia Noah en cuanto nos subimos al coche.

—Eres un cobarde, Noah —le solté de repente, mi voz temblando por la mezcla de rabia y decepción—. Tú deberías haber dicho algo. Dejar que Easton cargue con todo y que yo termine castigada por esto... Es una mierda, y lo sabes.

Noah se quedó en silencio, mirando hacia la ventana sin responderme. Sabía que tenía razón, pero su orgullo y lealtad hacia Easton lo mantenían callado.

En cuanto mi padre cerró la puerta del coche, estalló.

—¡Esto es inaceptable! —gritó, golpeando el volante con frustración—. He tenido que dejar el hospital en medio de un turno para venir aquí, y todo por una estúpida pelea de instituto. ¿Qué diablos estabas pensando, Noah? ¿Y tú, Mía? ¡¿Qué hacías en medio de todo esto?! ¡Me avergüenzo de ustedes dos!

El silencio en el coche era ensordecedor, mientras mi madre asentía con cada palabra de mi padre, claramente de acuerdo con él.

—Tu padre tiene razón —añadió—. Esto ha sido una completa irresponsabilidad por parte de ambos. Esperamos más de ustedes.

Yo miré hacia la ventana, mordiéndome el labio para no soltar ninguna lágrima. Sentía la presión acumulada en mi pecho, pero no quería mostrarme vulnerable delante de ellos. Noah, a mi lado, parecía estar igual de incómodo, pero seguía sin decir nada.

El viaje a casa fue un desastre. La bronca continuó durante todo el trayecto. Cada palabra que mi padre lanzaba era una mezcla de enojo y decepción. Y aunque trataba de mantener la calma, mi madre también dejó claras sus expectativas. Ellos no estaban enfadados porque nos hubieran suspendido; estaban enfadados porque habíamos traicionado su confianza.

Cuando llegamos a casa, nos fuimos cada uno a nuestra habitación sin decir nada más. Noah ni siquiera me dirigió la mirada, y yo sabía que las cosas entre nosotros iban a seguir mal por un tiempo. Habíamos dejado que una pelea tonta nos afectara de una manera que nunca habríamos imaginado, y ahora estábamos pagando las consecuencias.

Me tiré en mi cama, agotada por la intensidad del día. Todo había salido mal, y ahora no sabía qué hacer. Easton había intentado protegerme, pero al final, solo había empeorado las cosas. No tenía idea de cómo íbamos a salir de esto, pero lo que sí sabía era que no iba a quedarme de brazos cruzados. Algo tenía que cambiar, y esta vez, iba a ser yo la que tomara el control de la situación

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