Guardo la navaja en un cajón de mi mesa de noche y veo como la sangre corre.
PLACER. Eso viene a mi mente cuando veo las gotas de sangre caer en el piso. Placer y nada más que placer. Tenía tantos gritos escondidos dentro mío, sentía el placer de la libertad.
Ya estoy cansada de que me tomen como la idiota a la que todos pueden lastimar.
¿Qué siento ahora? ODIO. Odio hacia Travis, hacia todo lo que tenga que ver con él.
Me destruyó, eso es lo que hacen los demonios... Destruir. Pero, ¿Qué pasó con nuestro amor, lo que solía ser tan bueno? ¿Dónde fueron esos maravillosos días que eran tan difíciles de hallar antes de conocerlo?
Supongo que nunca le importé, y eso me gustaba... Ahora me doy cuenta, es todo culpa mía.
Aunque lo intento, ¿cómo puedo seguir adelante?
-¿Pensando en mí, tesoro?
-¿Acaso no te has ido?.-respondo.
-Nunca te dejaría.
-Idiota.
-Esa no es la forma de tratar a tu novio.-comenta en tono de burla.
-Dejaste de serlo hace tiempo.
-¿Crees en lo que te dijo Evan?
-Es mi mejor amigo, ¿por qué me mentiría?
-Ay que eres bonita, pero no te das cuenta de las cosas.-me acaricia la cara.
-¿A qué te refieres?-pregunto alejándolo de mi.
-A que Evan está enamorado de ti, y todo lo que dice y hace es para alejarnos.
-Pues... Le creo.-respondo.
-¿Por qué le crees?
-¿Cómo entraste?-esquivo su pregunta.
-Responde mi pregunta.
-Y tú responde la mía.
-Por la ventana. Ahora, responde la mía.
-Vete.
Me mira fijamente.
-¡VETE!
-No me iré hasta que me respondas.
-¡LE CREO PORQUE TAL VEZ YO TAMBIÉN ESTÉ ENAMORADA DE ÉL!-grito.
Travis echa una carcajada.
-¿Enamorada de él?-ríe.
-¿Por qué no?
-Es un idiota. Tu deberías estar enamorada de mí, no de él.
Indignada por lo que dijo le pego una bofetada.
-Es más hombre que tú.-respondo.
-Yo te amo.
-¿Me amas?-rio.-Una más de tu colección es todo lo que soy para ti.
-¿Quién te lo dijo? ¿El estúpido de Evan?
-Vuelves a tratar a Evan de estúpido y te juro que te mato.
-Por favor, ¿matarme? Si ni siquiera has tenido las agallas de matarte tú.
Y tenía razón, era una cobarde.
Si tuviera agallas, hace tiempo estaría muerta y nunca hubiera sentido tanto sufrimiento y humillación como ahora.
-¡VETE!-grito nuevamente, pero en un tono más alto.
-Sh, cariño, que despertarás a tus padres.-murmura Travis.
-Ellos no están en casa.
-Ah, claro, ellos tampoco te quieren.-ríe.
-¿Acaso no fue suficiente sufrimiento romperme el corazón como para venir a torturarme con estos temas?-pregunto al borde del llanto.
-Es divertido hacerte sufrir, porque siempre intentas matarte y nunca lo logras... COBARDE.
-Te odio.
-Dilo todas las veces que quieras, pero ambos sabemos que nunca lograrás odiarme.
Por más que quiera negarlo, Travis tenía razón, de nuevo... ¿Cómo odiar a alguien que me dio tanta felicidad en los momentos más oscuros de mi vida?
-Si ya has terminado, por favor vete.-digo.
-Claro, pero antes, quisiera darte un último regalo.
-No lo aceptaré.
-Vamos, sé que te gustará.-me entrega un perfume.
-¿Un perfume?-pregunto.
-Para que siempre que lo uses me recuerdes.
-¿Para qué quisiera recordarte?-sé que por más que lo negara, en mis ojos aún se notaba que lo amaba.
-Hasta siempre... "princesa".-dice en tono de burla y escapa por la ventana.
Observo el perfume por un largo rato. Es precioso, nunca antes había visto un perfume con una presentación tan delicada. ¡Habrá costado una cantidad!... Pero, ¿Travis sería capaz de gastar tanto en mí? Obviamente no.
Intento dormir y olvidar ese hermoso regalo. A la mañana lo tiraré.
Luego de dos horas de intentos completamente fallidos de atrapar el sueño agarro el perfume y lo llevo abajo para tirarlo... Pero hay algo que me llama la atención, su olor. Deseaba sentir su olor una sola vez, así, siempre que sentía ese olor tenía un recuerdo de la última vez que vi a Travis.
Abro el perfume y lo huelo.
Luego de eso todo desaparece. Todo se vuelve borroso. Caigo al piso y lentamente comienzo a entrar en un sueño profundo.
Despierto en una habitación completamente vacía y oscura. Sólo noto una figura que se acerca a mí.
Intento huir, corro por el largo pasillo y sigo corriendo, cuando me doy cuenta de algo... TODAS LAS HABITACIONES ERAN IGUALES. Miro a los costados buscando una salida, cuando al fin encuentro una ventana, intento abrirla pero no lo logro, llegué a la peor de las conclusiones: NO HABÍA SALIDA.
-Bienvenida a nuestro mundo, amiga.-dice una voz detrás mío.
-¿Teressa? ¿Dónde estoy?-pregunto asustada.
-Este es el Pilgrim Psychiatric Center, tu nuevo hogar.-responde sonriendo maléficamente.
Miro al rededor y veo paredes escritas, camas hechas pedazos y varias herramientas para realizar lobotomías... Miro mi brazo y tenia la etiqueta que colocaban a los enfermos mentales con mi nombre... ESTABA ATRAPADA EN UN MANICOMIO.
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Mas allá del sufrimiento
Подростковая литератураEl silencio es el grito más fuerte...