Oigo ruidos cerca de la ventana.
-¿Hola? ¿Evan?-pregunto asustada.
No responden. Me acerco a la ventana.
-Hola, cariño.-dice sonriendo.
Veo su sonrisa y siento un berretín universal.
Miles de momentos placenteros regresan a mi mente.
-¡Travis!-grito y lo abrazo.
-¿Me extrañaste?-pregunta dándome un beso, de esos que humillan a la soledad.
No podía creer lo que estaba pasando, era mi Travis nuevamente en mis brazos.
-Muchísimo. Pero...-digo confundida.
-Soy yo, el verdadero Travis.
-¿Cómo?-pregunto.
-Nunca me mataron, Luca se encargó de hacer creer al resto que estaba muerto.
-Te amo.-lo beso.
Era imposible no tener ganas de besarlo con tan solo mirarlo, sus ojos café, su sonrisa torcida y su maldito y a la vez adorable carácter de mierda.
-Te necesito.
-¿Qué?-pregunto confundida.
-Quiero que vengas conmigo, ya, por favor.
-¿Contigo? ¿Estás hablando de escaparnos?
Me mira sonriendo.
-Pero, y mi familia, mi vida... ¿Y Evan?-pregunto.
-Formaremos una familia juntos, tendrás una nueva vida junto a mí y conocerás mejores personas que Evan, por favor, escapemos.
-No lo sé
-¿Recuerdas que querías una segunda oportunidad de vivir una vida realmente bella? Bueno, es ésta, acéptala... ¿O acaso no quieres una vida conmigo?
-No... Bueno... No sé... Creo... Sí.-digo insegura.
-¿Me amas?
-Somos novios, ¿no?-digo, intentando esquivar su pregunta.
-Responde a mi pregunta.
-Bueno...-quedo en silencio.
-¿ME AMAS SÍ O NO?-pregunta alterado.
-Sí, pero no creo llegar hasta el punto de escaparme contigo.
-Debemos hacerlo.
-¿No lo entiendes? ESTOY CANSADA DE IR DE CONTINENTE EN CONTINENTE, DE PAÍS EN PAÍS, DE CIUDAD EN CIUDAD Y COMENZAR DE CERO, SIENTO QUE MI VIDA DA UN GIRO DE 180° CADA AÑO, Y CREO, POR PRIMERA VEZ EN TODO ESTE TIEMPO QUE ENCONTRÉ MI LUGAR EN EL MUNDO, CONTIGO.-grito.
-Tú eres la que no entiende, ¿no te das cuenta que en esta ciudad siempre estará presente esa magia que nos condena a vivir eternamente entre el miedo y la pasión? Es esa la magia que jamás nos dejará ser dos simples amantes del montón.
Travis tenía razón, ninguno de los dos creíamos en el destino, y éste se vengó para hacerse notar poniéndonos cada vez más piedras en el camino... Aunque lo ame mi vida está aquí, con mi familia, con Evan.
-Mañana antes de que la luna esté en el medio del cielo te espero justo donde acaba la ciudad... Pero te advierto que si no llegas me marcharé, contigo, o sin ti.