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Narra Emily:
Despierto en una habitación de horrible aspecto y me doy cuenta de que no estoy sola.
-¿Hola?
-¡Mi cielo!-exclama.
-¡NO!-grito.-¡DÉJAME, VETE!
-¿Qué sucede mi vida?-intenta abrazarme.
-¿QUÉ ME SUCEDE? QUE POR TU CULPA ESTOY AQUÍ, SIN SALIDA.
-Estamos juntos.-sonríe
-¿Qué quieres de mi?-pregunto.
-Creo que llegó el momento de contarte la verdad.
-¿Qué verdad?
-Nunca te amé, en realidad trabajo para el Alacrán, y él te quería para su red de trata, primero pidió a Josefina que lo ayudara, pero como no lo logró acudieron a mí, y aquí estamos.
-COMO PUEDES SER TAN CÍNICO.-lo golpeo.
Travis me sujeta de ambos brazos.
-Oye, oye, cielo, ¿acaso no te das cuenta?
-¿Cuenta de qué?
-Mejor averigualo tú sola. Hasta luego.-me arroja al piso y se retira.
¿Darme cuenta de qué? No soporta estar un segundo más en este lugar, necesito volver a casa, con mi familia, con Evan y empezar de 0.
Camino por el largo pasillo hasta llegar al hall central, juro que cada vez que conozco más el lugar, más miedo me da.
Mientras camino siento que me desvanezco y de un momento a otro caigo.
-¡SUÉLTENME!-grita una persona desconocida.
Hay tres hombres con batas blancas amaniatando a esa persona.
-¡DEJENME!-continua gritando.
Despierto exaltada, no logoro descifrar lo que vi, pero los mareos continuan y siento que en cualquier momento volveré a desmayarme.
-¡Princesa!
-¡¿QUÉ QUIERES?!-grito.
-Efectos colaterales de estar aquí.-comenta.
-¡VETE!
-Como quieras, pero mira la ventana.
Lo obedezco y allí lo veo, con sus hermosos ojos azules relucientes. Estaba preocupado, lo notaba, lo presentía, no dejaba de mirar para los costados y a cada rato marcaba en su celular, sin recibir respuesta, claro. Me invanden las ganas de fundirme en un abrazo suyo, de estar abrazados así, por siempre y no dejarlo ir jamás de mi lado.
-¡EVAN!-grito. Él no se percata, claro, ¿cómo lo iba a hacer si estaba a través de un vidrio?
Comienzo a golpear fuertemente los vidrios. Trato de romperlos, pero no funciona, siguen intactos.
-¡EVAN,SACAME DE AQUÍ POR FAVOR!-grito desesperada y al borde de las lágrimas.
Vuelvo a gritar una y otra vez, hasta que llego a una conclusión: Estoy atrapada aquí, para siempre.
