𝐓𝐇𝐄 𝐆𝐑𝐄𝐀𝐓 𝐖𝐀𝐑 | starkiller

𝐗𝐕𝐈

⛓️𝗮 𝗳𝗲𝗮𝗿 𝗰𝗮𝗺𝗲 𝘁𝗿𝘂𝗲 𓍯

El mes de febrero era tan frío como su antecesor, pero algo más caluroso, sin embargo, combinaba climas de determinadas estaciones del año, cosa por la cual, los muggles habían hecho un refrán sobre eso: “Febrero loco y marzo otro poco”. La pareja se encontraba —nuevamente— frente a la mansión Malfoy para otra reunión con su “adorado líder”. Barty soltó la mano de Regulus para acomodarse los cabellos, que ya habían crecido bastante desde la última vez que hubo una reunión.

La pareja entró y tomó asiento en su lugar habitual, con Regulus lanzándole miradas asesinas a la mujer de párpados pesados que lo veía con una sonrisa burlona. Barty tragó saliva, pues la presencia de Bellatrix Lestrange lograba acomplejarlo por no “poder ser la pareja ideal para Regulus”, pues aunque ésta no dijera nada, era bien sabido que la familia Black quería un heredero que, claramente, Barty no podía darles.

El cuarto quedó grados bajo cero —al menos así lo sintió él— cuando el Señor Tenebroso cruzó la puerta. Su paso, como siempre, era lento pero firme. Tomó asiento en la cabecera de la mesa, moviendo su capa en un ademán de elegancia. Barty buscó la mano de Regulus por debajo de la mesa, como ya se había acostumbrado.

—Buenas noches, mis leales soldados… es una hermosa noche para reunirnos, ¿no lo creen? —recibió un “sí” al unísono de todos ellos. —Sí, mis leales servidores. Todas las estrellas se están alineando en favor de lord Voldemort… Augustus, Barty, ¿cómo va todo en el Ministerio de Magia?

Barty tragó saliva; realmente no había hecho lo que Voldemort le había encargado pero Augustus acudió en su rescate:

—Va excelente, señor. 

Confiando en Augustus, el calvo no hizo más preguntas y continuó preguntando cosas a las que Barty no les estaba tomando importancia, de todos modos, Regulus le haría un resumen de eso después, pensó. Las ventajas de tener a tu novio en el mismo trabajo que tú, pensó, con una ligera sonrisa. Por su parte, Regulus sí estaba prestando atención, por lo que se sorprendió cuando el Señor Tenebroso reveló que tenía un nuevo espía en la Órden. ¿Quién sería?, se preguntó, repasando todos los rostros de los miembros de la organización en su cabeza, a ver quién encajaba en la descripción dada por el hombre de ojos rojos.

Cuando la reunión terminó, se acercó con su pareja y lo acompañó hacia afuera, mientras los demás mortífagos desaparecían del lugar.

—Amor, quiero averiguar algo, ¿me esperas en la casa?

—¿Qué pasa, Reg? —el rubio frunció el ceño, molesto por el secretismo de su novio. Sabía que Regulus nunca lo engañaría pero que le ocultara cosas le hacía enojar.

—Te juro que te contaré todo cuando regrese a casa, ¿sí?

Dejando a Barty con la palabra en la boca, se volvió a adentrarse en la mansión de los Malfoy. Subió las escaleras centrales, sobre las que estaba un hermoso y fino candelabro de cristal. Apresuró sus pasos hasta alcanzar las habitaciones, donde una de ellas dejaba salir una fina y delgada línea de luz. Sacó su varita y usando magia no verbal, se fundió en las sombras, lo cual le permitió acercarse a la puerta, tras la cual estaban tres personas y una de ellas era alguien que jamás lo esperaría.

La mata de cabellos rubios y pajizos, junto con esa estatura y esa postura nerviosa lo hacían tan reconocible…

—Entonces, Peter, ¿qué tienes para ofrecerme? —preguntó la voz sibilante, a lo cual Regulus apretó los puños, sin darse cuenta que se había puesto en posición de defensa.

—Pu-Puedo entregarle a-a cualquiera de la Órden, Se-Señor… —habló con esa patética voz débil que tenía para fingir clemencia. A Regulus le había tocado escucharla cuando los Merodeadores mandaban a Peter de conejillo de Indias para probar que tan efectiva era la defensa de Snape. Naturalmente, ni él ni Snape se tragaron nunca la voz convenenciera de Pettigrew.