El desmadre presidencial

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Las elecciones PASO estaban a la vuelta de la esquina. Milei estaba muy nervioso, aunque trataba de aparentar que tenía todo bajo control, la angustia lo consumía. Tabita lo notó y le dio ánimos, aunque no podía votar porque aún no tenía la nacionalidad argentina, le dijo que estaría a su lado y que todo estaría bien.

—No te estreses, amor. La gente te quiere, muchos argentinos te apoyan, todo estará bien, habibi—le dijo Tabita a su amado, acariciando su cabello.

—¿Habibi? ¿Es ése mi nuevo apodo, mi amor?—dijo Milei con una sonrisa. 

—Sí..."Javi" es demasiado genérico...y muchas personas ya te llaman así. "Habibi" es más bonito. Significa "mi amor" en árabe, así llamaban las doncellas de las jarchas y cantigas medievales a sus novios...¿Te gusta?

—Claro que sí...vos sabés tantas cosas...cada vez me sorprendés más—Milei se acercó a ella y la besó. 

El día de las elecciones PASO, el 13 de agosto, no se hablaba de otra cosa en la tele. Las calles estaban llenas de propaganda, folletos, mercancía, carteles. La gente haciendo enormes filas para votar. La tensión al rojo vivo. 

Milei y su equipo se reunieron en el centro de campaña para esperar los resultados. Tabita también lo acompañó y todos estuvieron esperando los resultados de la votación. Los números comenzaron a llegar...todos estaban expectantes...Finalmente, la tensión terminó cuando se dieron a conocer los resultados definitivos de las PASO: Milei había obtenido más del 31.85% de los votos, Bullrich 27% y Massa 26%. El candidato de Hacemos por nuestro país, el nadaqueveriento Juan Schiaretti,  no alcanzó ni el 5%. Era definitivo: Milei era el vencedor de las PASO.

Todos en el centro de campaña celebraron con gritos de júbilo y se abrazaban. Milei corrió hacia Tabita, la tomó en sus brazos y le dio vueltas en el aire, como todos los príncipes de Disney al final de todas las películas.

—Ganaste, mi amor, ganaste...—exclamó Tabita.

—Ganamos, mi amor, ganamos...sin tu amor y tu apoyo...y sin el apoyo de todos ustedes—los ojos de turquesa de Milei se levantaron mara mirar a todo su equipo, que celebraba—nada de esto habría sido posible. 

Pasaron los días, semanas y meses, y con octubre, llegaron los debates presidenciales. Tabita estuvo allí, apoyando a su amado Milei, desde la primera fila del público, junto a Karina, de quien ya se había hecho muy amiga. 

Javier Milei estuvo brillante en ambos debates, respondía con inteligencia y agilidad a todos los ataques y acusaciones de sus oponentes, desde el N y E de Massa, que parecía tener algo personal con Milei porque no paraba de acusarlo e intentar hacerlo quedar mal, hasta la zurda Myriam Bregman, quien lo llamó "gatito mimoso" en el primer debate, lo que provocó muchas risas.

Sin embargo, después del 20 de octubre, cuando finalizó la campaña electoral, las cosas se empezaron a poner tensas en el país, de nuevo. Se acercaban dos acontecimientos muy importantes: el cumpleaños de Milei, y las elecciones generales. TODO EL MISMO DÍA.

—Qué mala onda que las elecciones más importantes, sean el mismo día de tu cumpleaños, habibi. ¿No te molesta eso? Yo quisiera pasar el día celebrando contigo, en vez de estar con el Jesús en la boca por las votaciones—le dijo Tabita a Milei, una tarde que disfrutaban unas ricas facturas (es como el pan dulce de Argentina) con mate, en casa del candidato.

—Bueno...es verdad que me gustaría celebrar mi cumpleaños a lo grande...pero...por ahora, las elecciones son mi prioridad. No puedo estar por ahí tomándome un vinito o haciendo un asado cuando el futuro de mi país está en juego.

—Hablas como todo un presidente, habibi—respondió Tabita, yendo hacia Milei y sentándose en sus piernas. Luego, mientras acariciaba los labios de su novio con la yema de los dedos, continuó—Estoy segura de que serás un gran presidente, pero...pase lo que pase, ganes o no ganes, yo te amaré igual...

Milei no se pudo contener y la besó. La besó en los labios, en las mejillas, en el cuello...luego, bajó uno de los tirantes de su vestido y besó el suave hombro redondo de su amada. Tabita sentía los labios finos de Milei recorrer su piel, y sintió sus manos bajo el vestido. Comenzaba a bajar el cierre del mismo, cuando ella lo detuvo:

—¡No, Milei, basta!

Él se sobresaltó al escuchar su apellido y se detuvo en seco. 

—¿Qué pasa? Perdón, sho pensé que...lo siento...Creí que querías...

—Sí, sí quiero, lo he deseado por tanto tiempo...pero no todavía. No ahora...

—¿Por qué?—los ojos de violeta y hortensia de Milei estaban llenos de frustración.

—Es que...o sea...yo...ah...me da un poco de miedo...soy virgen y tú...bueno, debes de tener ya mucha experiencia...ay, debo de parecerte tan tonta...perdóname...

Los ojos de gema azul de Milei ahora rebosaban de ternura. Abrazó a su novia y le dio un beso en la frente.

—No te preocupés, amor...te entiendo. Cuando vos estés lista, te prometo que te voy a tratar con muuucha delicadeza, ¿viste?..—Milei se inclinó para susurrar en la oreja de Tabita—no importa cuánto tenga que esperar, sho quiero hacerte mía, Tabita, mía...en el momento en que me digás que querés...te juro que te haré sentir tan bien...


¡Viva el amor, carajo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora