Inicios de invierno
El techo que miraba recostada en mi cama, deprimida y rota por todo lo malo que está pasando... Las cosas no tienen sentido, todo parece ir en mi contra.
No logro simpatizar con mi dolor, estoy en shock. Todo el tiempo que estuve sola, perdí hasta la última gota de lástima y tristeza.
Me he dado cuenta de que alguien regresó al pasado conmigo y el hecho de que mis padres hayan muerto no tiene sentido. ¿Mis padres no mueren en la línea original, pero en esta sí? ¿Cómo es posible? ¿Qué carajos está pasando para que las líneas del tiempo estén tan disueltas?
Un sonido proviene de abajo. Me levanto extrañada, tenía entendido que nadie vendría. Estoy de luto y es extraño que alguien me visite, ¿no?
Abrí la puerta para encontrarme con el rostro del azabache que me miraba con indiferencia.
—Sa... ku... ra... —dijo con su voz ronca y áspera, parecía encantarle la expresión de confusión que ponía al escuchar la forma en que pronunciaba mi nombre.
—Te encanta jugar con mi nombre de esa manera —dije abriendo la puerta para que pasara—. ¿Qué es lo que quieres, Sasuke-kun? —Mi cara de confusión era notoria. ¿Qué hace aquí? En su vida me ha hablado; es demasiado serio, pero es buena gente, supongo... ¿no?
—Realmente quise saber el motivo de tu encierro exhaustivo —cruzó los brazos y se detuvo a unos pasos de mí—. Cuatro días encerrada...
—¿Cuatro? —dije, mirando el reloj de la pared. Buscaba alguna excusa, no la hora.
—Sabes, Sakura, mañana por la tarde vendré por ti —empezó a dar pasos leves por la sala hasta llegar a la puerta. No dije nada, me confundía. Pero Sasuke era más expresivo y amable con sus compañeros, eso se debía a que su clan existía—. Descansa, Sakura... —Cerró la puerta y se marchó.
No me emocionaba nada ni nadie. Quizás no lo había notado, no sabía que había estado encerrada cuatro días. Cuando vague sola, perdí la noción del tiempo, y esto hacía que divagara en mis pensamientos y me distrajera con mayor facilidad. El hecho de que mamá y papá ya no estuvieran me hacía pensar demasiado, y eso terminaba por dejarme triste, encerrada, durmiendo, metida en mis pensamientos sin razón alguna... quizás.
Fui a la cama de nuevo, cerré las cortinas y recosté mi frágil cuerpo en la habitación. Mis ojos se cerraron y caí dormida.
Los rayos tenues de luz entraban por las cortinas que se transparentaban con el sol.
Muchos golpes en la puerta se escuchaban.
—Sakura, sal —dijo tocando la puerta. Bajé hacia el salón hasta llegar a la puerta. Al abrirla, sus palabras salieron con alegría—. ¡¿Estás lista?!
—¡Eh! No... —Tomó mi brazo y me sacó de casa. Caminaba por toda la aldea, arrastrada por el Uchiha, que caminaba serio. Los aldeanos me miraban raro. Ahora, ¿qué hice? Maldita sea.
Sasuke paró en seco, me tambaleé al sentir su rapidez al detenerse.
—Sakura, ¿por qué no estás vestida de manera decente?
—¿Eh? —Me miraba con vergüenza. Me miré a mí misma.
—¡No! —Mi grito terminó fastidiando al Uchiha. Vestía un camisón casi transparente, con tiras finas y más arriba de las rodillas, de color verde claro y con encajes de hojas.
Sentí algo caer sobre mi hombro: una chaqueta que tapaba todo mi pecho, evitando la transparencia.
—Qué fastidio, Sakura —dijo. El frío que sentía fue contrarrestado gracias al pelinegro, que vestía informal, pero hacía frío.
—¿Eh? ¡No tengo la culpa! Me arrastraste fuera de casa, ¡es tu culpa! —Bufé, reafirmando, retándolo más bien. Él frunció el ceño.
—Pensé que la princesita suicida estaría lista como le indiqué —me tomó de la mano, avanzando en el camino—. Además, ¿quién duerme con algo tan ligero? Estamos en tiempos de frío —suspiró, parecía decepcionado, típico de Sasuke.
—Era cómodo, ¿supongo? ¿No?
—Sakura, ¿qué clase de pregunta es esa? —dijo aún agarrándome de la mano, a medida que avanzábamos. La puerta del clan Uchiha era visible. Cruzamos las puertas y todos saludaban a Sasuke y me miraban... ¿con alegría?
Sasuke se detuvo en un puesto de dangos.
—¡Ey, Sasuke, más despacio! —Sasuke me agarraba con fuerza.
—No quiero que te pierdas —dijo, para luego pedir una orden de dangos.
—Jamás pensé verte enamorado —dijo la anciana. Parecía alegre, entregándole monedas—. Cuídate, Sasuke.
—No lo estoy, tía —dijo, recibiendo los dangos—. Gracias. —Empezamos a caminar. Las casas del clan Uchiha eran lindas, grandes y llenas de colores. Todo era lindo, ya no era sombrío.
Nos encontramos en la puerta de la casa de Sasuke.
—Pasa —dijo, abriendo la puerta. Tal y como dijo, pasé. Me quedé viendo los alrededores, era grande, linda y acogedora.
—¿No hay nadie?
—Mamá salió, fue de compras. Papá e Itachi siempre están ocupados a estas horas —se quitó los zapatos al igual que yo y se dirigió a la sala, dejando los dangos en la mesa—. Ven, Sakura.
No protesté. Me senté en el suelo, la mesa enfrente de mí daba distancia entre nosotros.
—¿Para qué me has traído?
—Sabes, es horrible comer solo.
—Sí...
—Pensé que comer contigo hoy te haría dejar de sentirte sola —sacó los dangos y me ofreció uno. Lo tomé. Su mirada era melancólica—. Tengo a mi familia, pero si alguien que quiero se deprime, me sentiré solo y angustiado de perderlo.
Sus palabras me dieron un leve golpe en el corazón. Mi mente lo recordó.
Sasuke-kun, tengo familia y amigos, pero si tú te vas, sería igual que estar sola. Si te quedas conmigo, haré que todos los días de tu vida sean felices.
—Gracias, Sasuke —dije acercándome a él, que estaba sentado al lado de la mesa. Di un leve paso y salté a sus brazos.
—Llora, Sakura, llora —mis lágrimas caían en su torso. Mis sentimientos estaban reprimidos. Él empezó a darme palmaditas en la espalda, acogiéndome con amor y dulzura como solo él podría hacerlo.
—Sakura, vive por mí, doy mi vida por ti. Vuelve al pasado y seamos felices.
Lo sentí, el mismo sentimiento, la misma voz. Sasuke era quien me llamaba cuando yo vagaba sola.
Lo volteé a ver, sus ojos eran nublados y profundos. Mis labios se levantaron, aunque con pesadez, ya que me costaba.
—Sasuke, tú también...
La puerta se abrió, pasos se escucharon, y di un empujón al torso de Sasuke, alejándome de él, secándome las lágrimas, mientras él acomodaba sus ropas.
—Sasuke, soy yo, Kara —traía consigo un almuerzo. Al entrar a la cocina, nos vio. Su expresión cambió de alegre a una llena de celos—. Sakura, ¿qué haces aquí? —Parecía más un reclamo que una pregunta.
—Yo ya me iba. —Tomé la chaqueta que había caído de mis hombros y me fui. Esto no le gustó a la joven castaña, pero lo ignoró.
—Sakura, no te vayas —Sasuke se levantó del frío suelo y quiso alcanzarme, pero yo ya me había ido. Salí de allí, caminando de vuelta a casa. Qué angustia tenía...
Hacía frío y mis dudas empezaban a colapsar. Todo va mal.
¿Todo fue real?
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El corazon de Sakura ~
Fanfic--- Nada es lo que parece. Sakura Haruno vive sumergida en una realidad que siente como ajena, buscando respuestas a una vida que no le pertenece. Su memoria la traiciona, fragmentada por recuerdos trágicos de otro tiempo, otra historia, otro destin...