Capitulo 8✾

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Sakura Huye

Senju Tsunade:

Mi corazón se siente pesado, como si una enorme piedra lo aplastara. Sakura, mi alumna... está condenada. La he visto crecer a mi lado, una niña que se convirtió en mi sombra, como lo fue Shizune. Ambas, Shizune y Sakura, crecieron como hermanas, y yo, las he adorado como a hijas. Pero ahora, todo se derrumba. Soy la Hokage, y Fugaku Uchiha vendrá esta mañana a hablar conmigo. La ira de los Uchiha es palpable; Sakura ha cometido una ofensa grave. Mató a uno de los suyos... y tuvo el descaro de tomar sus ojos.

El destino de mi alumna es cruel. Su cuerpo aceptó el poder de los Uchiha; su sharingan, aunque inmaduro, negro y rojo con tres tomos, es real. Cuando no usa el poder ocular, sus ojos vuelven a ser verdes, como si aún quedara algo de la niña que una vez fue. Pero Sakura está herida, gravemente... aunque todos los exámenes médicos digan lo contrario. He investigado su cuerpo, buscando marcas, pero parece que no hay ninguna. Aun así, Sakura me ha pedido que deje de investigar. Y aunque la quiero como a una hija... no puedo ignorar lo que está ocurriendo.

Una voz suave interrumpió mis pensamientos.

-Mi lady -Shizune habló con cautela, su presencia siempre tranquilizadora-, Fugaku-san está aquí para verla.

Mi ceño se frunció. Sabía lo que venía. No había escapatoria de lo que debía hacer. ¿Debería cegarla? ¿Matarla? ¿Eliminarla antes de que todo se desmorone aún más?

-Dile que entre -dije, mi voz apenas un murmullo mientras mis ojos seguían fijos en la ventana, mirando la aldea, con el símbolo Uchiha casi quemándome en la retina.

La puerta se abrió y la figura de Fugaku Uchiha llenó la habitación. Su presencia era imponente, incluso antes de que dijera una palabra.

-Hokage-sama -dijo, su tono formal pero frío.

-¿Qué necesitas, Fugaku? -sabía que la respuesta vendría sin rodeos.

-Es por Haruno Sakura. -Ahí estaba. Directo al punto, como siempre.

-Lo imaginaba... -respondí con calma. Fugaku me miraba con una mezcla de amabilidad calculada y firmeza cruel.

-Permitir que esa niña posea el sharingan es una blasfemia. No podemos permitir que alguien fuera del clan lo conserve, y menos una... sangre impura.

Sabía lo que quería. No lo diría abiertamente, pero deseaban investigarla, controlarla... o simplemente eliminarla.

-Temo que no será posible, Fugaku -abrí un cajón de mi escritorio y saqué los papeles médicos-. Sus ojos están fusionados con su cuerpo. Quitarlos la mataría, y no podemos permitir otra masacre. Además, tenemos un precedente con Hatake Kakashi.

Fugaku observó los papeles con una frialdad inquietante.

-Obito Uchiha le dio esos ojos, pero el caso de Sakura es distinto. Los ojos que tomó pertenecen a Uchiha Miyato, desaparecido hace años. Es evidente que...

-Sakura no es tan fuerte como crees, Fugaku. -Intenté sonar convincente, pero sabía que él no lo creería.

-Propongo que la niña sea transferida bajo nuestra jurisdicción. Investigaremos su caso a fondo. Si muere en el proceso... bueno, es una sangre impura después de todo.

Con esas últimas palabras, Fugaku se marchó, dejándome sola en mi oficina. Mis manos temblaron levemente mientras acariciaba el pequeño cerdito que Shizune había traído. Tonton, su nombre. Qué irónico que en un momento como este, solo la presencia de un cerdito me brindara consuelo.

-Tsunade-sama -Shizune se acercó, su voz temblorosa-, los ancianos también están de acuerdo en deshacerse de Sakura. No tienen misericordia.

La miré, apenada.

-Ni los ancianos ni los Uchiha podrán tocar a mi alumna.

...

Al día siguiente, caminé por los pasillos del hospital hasta llegar a la habitación 56. Al abrir la puerta, vi a Rock Lee sentado al lado de la cama de Sakura. Ella aún tenía los ojos vendados, una precaución para evitar que los demás descubrieran su nuevo poder.

-Sakura-san, pronto te recuperarás, ¡y podremos entrenar juntos otra vez! -Lee hablaba con emoción, aunque sus ojos mostraban una tristeza que no podía ocultar.

Sakura soltó una leve risa, pero no dijo nada. Su mirada, aunque oculta, parecía perdida.

-Vaya, Rock Lee, parece que estás molestando a mi paciente -dije, acercándome con una sonrisa triste. Sabía que él solo intentaba animarla.

-Para nada, Lady Tsunade -respondió rápidamente, poniéndose de pie.

-Gracias, Lee, pero ahora necesito hablar con Sakura a solas.

Lee asintió y salió de la habitación. Me acerqué lentamente a Sakura, desenrollando la venda que cubría sus ojos. Cuando la venda cayó, abrió sus ojos con cautela. Estaban verdes otra vez, pero las marcas de sangre seca alrededor de ellos eran evidencia del poder que ahora poseía.

-Tienes que irte, Sakura -le dije, mi voz quebrada-. Toma este dinero, huye y empieza una nueva vida lejos de aquí. Si te quedas, los Uchiha y los ancianos te harán cosas inimaginables.

Sakura me miró, incrédula. Las lágrimas amenazaban con brotar de sus ojos cansados.

-Lo sé, Tsunade-sama... Me iré tan pronto como pueda caminar. -Su voz era apenas un susurro, como si el dolor la hubiera vaciado de cualquier esperanza.

Sabía que esas palabras no serían suficientes para calmar el sufrimiento que estaba por venir. Sakura... mi alumna... se enfrentaba a un destino peor que la muerte.

...

Esa misma noche, Sakura se fue. Con un saco de dinero y recuerdos rotos, escapó bajo la tenue luz de la luna. Fotos, papeles, y fragmentos de días felices quedaron atrás, olvidados en la oscuridad. Nadie supo que había cometido un crimen. Solo el equipo 7 conocía la verdad, pero ni siquiera ellos la juzgaban. Para ellos, Sakura era más que sus errores.

Al amanecer, el cuerpo de Haruno Sakura fue encontrado en las praderas, cerca del río. Una anciana que recolectaba frutas encontró su cuerpo. Ahogada. Su pequeño rostro estaba cubierto de lágrimas secas. El horror se extendió como una tormenta entre la gente. La niña que alguna vez fue una promesa... estaba muerta.

En el cementerio, Naruto lloraba inconsolablemente, su llanto perforaba el silencio que rodeaba la tumba de Sakura. Amigos y compañeros estaban presentes, pero nadie dijo una palabra. El dolor era demasiado profundo. Naruto, el chico que siempre había dado todo por ella, no pudo salvarla esta vez.

-No llores, Naruto... -Intenté consolarlo, aunque mi propia voz temblaba.

Pero, ¿cómo consolar a alguien cuando ni siquiera puedes salvar a la persona que amas?.

Proximo capítulo: Kaemi Teno, la Usurpadora

El corazon de Sakura ~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora