Capítulo 9

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Para cuando Miyabi salió de su cuarto, vistiendo una muda de ropa nueva, Ryo se había levantado del sofá. Se había quedado solo con los pantalones puestos, y estaba fumando junto a la ventana. Sus ojos brillaban a causa del uso de su cyberware y ante él parpadeaba la imagen holográfica de la loba serbia, proyectada por su dispositivo portátil. La mujer compartía una mirada seria y preocupada con el dragón.

—... Sí, lo que imaginaba —la escuchó decir por los altavoces—. El Cyberlust es propiedad de Analgorythm.

Analgorythm... —Murmuró Ryo dándole una calada al cigarro. Echó el humo retirándose el pelo despeinado hacia atrás con los dedos—. ¿De qué me suena el nombre?

—Son un grupo de hackers mercenarios. Han salido en las noticias muchas veces por atacar a las grandes corporaciones, aunque no con ese nombre, claro... —Shein se encogió de hombros con simpleza.

Ryo enarcó una ceja.

—¿Un grupo de hackers regentando un club de omegas?

—Claro. Si te dedicas al espionaje industrial, ¿qué mejor manera que atraer a los alfas empresarios necesitados de cariño para que le cuenten todos sus secretos a las putas? Es el negocio más viejo del libro.

—Ah, entiendo. Son extractores —razonó Ryo. En ese momento sus ojos atravesaron el holograma de Shein y le hizo un gesto a Miyabi para que se uniera a la conversación.

—¿Qué se os ha perdido en el territorio de estos tipos? —Inquirió ella enarcando una ceja.

Miyabi se puso junto al dragón para entrar en el campo de visión de Shein y responder:

—Creemos que la víctima, Kato, podría tener un confidente omega en ese lugar. Parece que lo visitó recientemente, así que me gustaría ver si puedo sacar más información sobre el fallecido.

—¿Y cómo pensáis entrar? —Apenas acabó la pregunta mientras hilaba cabos rápidamente. Entrecerró los ojos mirando a Ryo—. ¿No pensarás en...?

—Justo —asintió—. Es la mejor manera de entrar. Si queremos sacar información, no podemos entrar con las armas por delante, ni con una orden policial. Hay que jugar en su terreno.

—Hm... —Shein miró a Miyabi largamente—. ¿Estáis seguros?

Miyabi se puso rojo hasta las orejas, sin saber muy bien que sentir.

—S-se que no parezco el típico omega. Lo intentaré.

—No lo decía por eso. —Shein rodó los ojos—. Analgorythm no son una panda de chulos y camellos callejeros. Son una banda muy potente y sofisticada. Estamos hablando de, probablemente, los mejores hackers y extractores de información de la ciudad. ¿Estás seguros de que colaros en su base es una buena idea?

—¿Tienes alguna mejor? —Inquirió Ryo.

—¿Qué hay de tu amigo el zorro? ¿No podría infiltrarse en su sistema y sacar la información?

Ïe... No querría romper no sé qué código de respeto entre breakers. Además —apuntó, rascándose la nuca con torpeza—, no tengo dinero para pagarle por algo así. Sería muy arriesgado.

Shein enarcó una ceja.

—¿Mas arriesgado que meteros en la boca del lobo?

—Ummm... Creo que es la mejor opción que tenemos en este momento, sí. Fox no quiere saber nada de mi dinero, así que no contamos con un hacker capaz de infiltrarse en sus sistemas. Además, la situación es un tanto urgente.

BIO·FERAL | Red de EnigmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora