𝟎𝟑

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MAS DE 15 HORAS. Eso era lo que llevaba Dahlia lidiando con un dolor de cabeza insoportable, como si un martillo no dejara de golpear su cráneo. La resaca la estaba torturando, algo que no le sorprendía, dado que nunca bebía tanto. Ni siquiera podía recordar lo que había dicho a sus amigos la noche anterior. Solo pequeños fragmentos volvían a su memoria cada vez que Remus mencionaba el tema. Fue ahí cuando el miedo la golpeó con fuerza. Había hablado de eso, algo que nunca había confesado a nadie más que a Eloise.

La culpa era un monstruo que se aferraba a su pecho. Su mejor amiga confiaba ciegamente en ella, y ahí estaba Dahlia, sintiendo algo por Sirius, el novio de su amiga. No podía explicar lo que sentía, era una maraña de emociones que no lograba descifrar. ¿Estaba enamorada? ¿Era solo una atracción pasajera? No lo sabía, pero sí sabía una cosa: debía alejarse de él. Era lo único sensato. Si no lo hacía, podría perder a alguien que amaba más que a su propia vida.

Pero alejarse no era fácil. El destino, cruel como siempre, hacía que Sirius apareciera en los lugares más inesperados. En clase, en los pasillos, incluso cuando creía que estaba sola, lo veía aparecer con esa sonrisa encantadora que tanto la confundía. ¿Cómo resistirse? Después de todo, era Sirius Black, con su carisma irresistible y esa mirada traviesa que desarmaba a cualquiera.

Decidió ignorarlo. Se lo prometió a sí misma. Ignorar esos sentimientos, enterrarlos lo más profundo que pudiera, aunque eso la desgarrara por dentro.

Dahlia decidió que lo mejor era refugiarse en la calma del lago, alejándose de todo para concentrarse en su tarea de adivinación. Pero, por supuesto, su tarea no era para nada sencilla. Había tenido que analizar el sueño de Regulus Black, el hermano de Sirius. ¡Qué ironía! El sueño del joven estaba plagado de serpientes, que lo rodeaban y susurraban cosas incomprensibles. Al centro, una sombra encapuchada lo apuntaba como si estuviera condenado. Un escalofrío recorrió su espalda.

"Es una pesadilla", murmuró para sí misma, pero no podía sacudirse la sensación de que había algo más detrás. Algo oscuro, algo que le decía que Regulus estaba en peligro. Las serpientes en los sueños solían ser un símbolo de traición, y Dahlia no podía evitar pensar en Sirius. Pero, ¿por qué le importaba tanto? Lo más seguro era que no debía contarle nada.

De repente, un toque en el hombro la sacó de sus pensamientos y dio un pequeño salto. Su cuerpo relajado se tensó de inmediato, pero al volverse vio a Jess, quien traía el cabello desordenado y una sonrisa tan relajada que la hizo sonreír también.

—Hola Jess —lo saludó con una sonrisa perezosa.

—Dahlia —respondió él, asentando con la cabeza antes de sentarse junto a ella—. ¿Por qué tan sola?

—Haciendo tarea —contestó, agitando su mano sin cuaderno visible—. Adivinación.

—Vaya... adivina mi próximo movimiento —bromeó Jess con su típica sonrisa de Slytherin, pero algo en él se tensó cuando ella mencionó el sueño de Regulus. Dahlia lo notó al instante.

—¿Te pasa algo? —preguntó, levantando una ceja.

Jess negó rápidamente, pero el gesto solo encendió más su sospecha. Algo estaba mal, y lo sabía.

—No es nada —contestó Jess, cambiando rápidamente de tema—. ¿Has oído el rumor del baile de San Valentín? Dicen que Dumbledore quiere distraernos del caos del mundo con un poco de diversión.

El baile. Un evento que, en otro momento, habría emocionado a Dahlia. Pero ahora, su mente seguía en otro lugar. ¿Podía ser que ese sueño de Regulus fuera más que una simple pesadilla? Y peor aún, ¿podría Sirius estar involucrado en algo peligroso?

𝘉𝘭𝘢𝘤𝘬 𝘚𝘱𝘢𝘤𝘦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora