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Ganamos!!! 🇨🇴🇨🇴

Nos fuimos de la fiscalía, no soportaba estar ahí y sentir las miradas posadas en mi, salimos un poco tristes por la respuesta del oficial. Nos fuimos a el carro y dejamos a Felipe en su casa. Richard no se iba a quedar con Estefania obvio, se quedó conmigo.

Entramos a la casa, me dirigí a la cocina a agarrar agua. Richard se sentó en las sillas que quedaban al frente de la cocina, se sentó y me miraba, me calculaba con su mirada penetrante. Me miraba de pies a cabeza pero yo seguía en mi asunto.

—Quiere algo?— le pregunte a Richard.

—Tiene whisky? Del que me gusta?—Richard respondió.

—Claro, tome.—respondí mientras servía un vaso de whisky, y se lo di a Richard, el agradeció y empezó a tomar mientras yo me servía uno para mi. Aunque ya habíamos tomado en la fiesta temprano un whisky no caía nada mal.

Me lo serví y tomé del whisky, sentía como el líquido fluía por mi garganta haciéndola arder, ese sabor fuerte que me encantaba tomar de vez en cuando.

—Que piensas hacer?—me preguntó Richard cortando el silencio puro.

—Richard por favor no me toque mas ese tema, que cada vez que lo recuerdo me estremezco.—le dije a Richard con una cara agotada.

—Está bien.—Richard me comprendió.

No hubo conversación, solo tomamos whisky, sumergidos en nuestros pensamientos. Pensando en que va a pasar con nosotros y con cada uno, yo concentrada en mis pensamientos mientras tomaba del whisky y recostada en el mesón de la cocina y Richard por otro lado sentado tomando de su whisky. Pasaron varios minutos y decidí romper el hielo.

—Quiere mas?—le pregunté a Richard.

—No así está bien, gracias.— dijo con una pequeña sonrisa.

Richard se paró se la silla y se dirigió a el lavaplatos para dejar el vaso. Yo estaba recostada en el mesón quedando detrás de él. Lo miré por un momento, su cabello, su cuello y espalda, sus piernas, lo detalle de pies a cabeza. Pensé yo "este hombre cada día se ve mas bueno" mientras me mordía el labio.

Me quedé embobada mirándolo y no pude cambiar mi expresión ya que él se giro muy rápido, noto mi expresión y se rio un poco.

—Mami que se le perdió?— me dijo con una sonrisa y una voz baja con su acento paisa mientras se acercaba a mi.

Yo no le respondí, me reí igual que él disfrutando el momento. Hicimos contacto visual, su mirada penetrante que me prendía por dentro, empece a sentir un fuego crecer en mi. Duramos un buen rato haciendo contacto visual, como si dejáramos que nuestras miradas hablaran por sí solas, mi respiración se intensificó. Sentía como si todo se pausará.

Richard se acercó mas haciendo que yo quedara atrapada, nuestras narices se rozaban y yo tuve que romper el contacto visual para verle sus preciosos labios, Richard al ver que rompí el contacto visual me miró los labios, como si los deseara tanto.

El es mucho mas alto que yo, y él estaba tan pegado a mí que su sombra caía encima mío. Puso una de sus manos en mi nalga derecha y la apretó, haciendo que yo soltara un pequeño gemido, y con su otra mano me acarició el pelo y lo puso detrás de mí oreja para que pudiera acariciar mi mejilla.

La acarició y volvimos a hacer contacto visual, lo miré con ternura y una sonrisa en mi rostro. A Richard se le aguaron los ojos y hizo una pequeña sonrisa  confortante, él me hacía sentir segura y cómoda.

Nos besamos apasionadamente y con ternura, un beso suave y dulce. Sus besos eran mojados y con sabor a el whisky que hace rato nos habíamos tomado, Richard me subió a el mesón mientras me acariciaba las nalgas y los muslos, y yo le acariciaba su espalda y su pelo.

Me empezó a desabrochar el vestido, yo le colaboré por que era un vestido bastante pegado y un poco difícil de quitar, mientras me quitaba el vestido nos devorábamos la boca.

Por fin me lo pudo quitar, lo tiró en el piso. Mientras yo le desabotonaba la camisa él me quitaba los tacones, le quite la camisa y se relevaron sus tatuajes, y los nuevos.

Me mordí los labios al ver su torso tan perfecto, le bese el cuello y le tocaba los cuadritos. Richard me cargó, mis piernas enredadas en su cintura y mis brazos enredados en su cuello, las manos de Richard apretaban mis muslos y me hacía chupones en la clavícula. Y nos dirigimos a el sofá.

La traición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora