17

50 9 0
                                    


Pase la primera noche en la cárcel, todo pasó tan rápido y apenas lo procesaba, recordé la última vez que estaba con Richard fue hace como 10 horas, el proceso de registrarse fue largo. Había mucha gente y la cárcel era solo de mujeres. El uniforme era el típico naranja y la franela blanca y encima la chaqueta naranja y los zapatos negros. Tenía a una compañera de cuarto, la chica se veía tímida y tenía cara de niña. Tenía aproximadamente como 18 años nada más.

La madrugada cayó y yo sin dormir, sumergida en mis pensamientos y cómo llegué a este punto, lo que sí estaba convencida era que Estefanía estaba detrás de todo esto y ella se aprovecharía del tiempo mientras yo estuviera encerrada en esta celda, pero tarde o temprano la verdad tiene que salir.

Nadie me había dicho sobre alguna fecha para la corte, o mínimo el horario. Estaba perdida y sentía desarraigo, sabía que yo no pertenecía a este lugar, que yo no tenía nada que ver con un tal  "delito. Que yo no era una delincuente y que yo merecía estar en mi mundo tranquilamente y no en esta farsa.

Pero finalmente el sueño me venció, decidí dormirme para despejar mi mente ya que simplemente no podía más.

En un abrir y cerrar de ojos, ya era de día. Cuando abrí los ojos la compañera de cuarto ya estaba despierta, sentada en la cama dibujando en una libreta. Tenía una sonrisa inocente en su cara, era pelinegra y blanca, ojos verdes y bastante bonita. Pero sonó una voz.

—Muchachas a desayunar! Son las 7:30.— exclamo una de las policías.

La chica se voltio y me miró, con una mirada curiosa pero a la vez su sonrisa inocente, sus ojos claros me analizaban. Era cómo si me estuviera calculando, me puse los zapatos y me hice rápidamente una trenza en mi pelo rojo oscuro.

—Un gusto conocerte... soy Lucia.— dijo la chica con un tono de voz tímido.

—El gusto es mío, soy Emma.—le dije con una sonrisa en la cara, no les iba a mentir la chica se veía inocente, o eso creía.

—Y por qué estás aquí en la cárcel?—le pregunté curiosamente.

—Asesine a 4 personas!—dijo.

Les juro que me atragante con mi propia saliva, quedé impresionada de cómo una chica que se veía "inocente" era una asesina!

—Tranquila, no muerdo.—dijo mientras se reía.

Me reí falsamente,no me quiero imaginar que habrán hecho las demás. Salimos las dos de la celda para dirigirnos a la cafetería, cuando entramos fue impresionante. La mayoría eran señoras de mayor edad y las otras tatuadas y con una cara de malas, y por el otro lado jovencitas.

Pasamos a recoger el desayuno, no se veía nada apetecible pero aquí no podía aguantar hambre, decidí comer pero todo era tan feo! El arroz aguado, las papas súper duras y frías, y el pollo, ni les digo! Me senté en la mesa que Lucia se sentaba, era un grupo de jovencitas con varias señoras mayores. Ellas se estaban riendo pero cambiaron su expresión cuando llegue a la mesa.

—Me puedo sentar aquí?— les pregunté tímida.

—Si claro!—dijo Lucia con una felicidad increíble.

Me senté en la mesa y todas me sonrieron, se veían amables todas. Ellas empezaron a hablar, y a la vez se reían y eso hacía aumentarme el ánimo. Era una mesa acogedora y llena de risas, las otras mesas se veían normales y serias, como todas aburridas.

Me empezaron a preguntar cosas sobre mi y como llegué hasta aquí, les conté todo y ellas estaban prestando mucha atención. Les conté sobre mi empresa y vi como a una de las chicas jóvenes le brillaban los ojos, les hablé de mí y sobre mi romance con Richard.

—De seguro sales de aquí rápido mi niña, eres una persona de bien.—dijo una de las señoras mayores mientras me agarraba la mano mostrando un gesto de comprensión, esa señora se veía un amor.
























Hola mis amores, perdón por no actualizar nada pero estoy teniendo unas semanas súper difíciles y no tengo tiempo para nada, pero aquí están varios capítulos que les hice con mucho amor, besos 💋

La traición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora