Amaneció, otro día más en este lugar de mierda.
Todo el mundo se levantó, me aliste para la corte y yo sin abogado, que tal? Hice la cama y agarré mi toalla y un jabón y me dirigí a el baño antes de que todo el mundo fuera.
Llegué a el baño y empeze a hacer mis necesidades. Necesitaba un baño para despejarme de todo esto que estaba pasando, el agua fría logró despertarme y despejar la mente. Me cambié y volví a la celda rápido. Al entrar ya estaba Lucia despierta dibujando una flor en su cuaderno, la verdad ella tenía talento en el dibujo.
—Que hijueputa vida.—dije mientras me acostaba en la cama.
—Estás lista para hoy?—pregunto Lucia mientras terminaba de dibujar la linda flor.
—Lista no estoy, ni mentalmente y tampoco no tengo abogado, esto aquí es muy desorganizado!— le respondí con un tono de cansancio y desesperación.
—La verdad es que aquí el sistema no es bueno, conozco a una chica que le pasó el mismo y tuvieron que pasar la corte para la otra semana siguiente.—dijo Lucia.
Antes de responderle la oficial exclamó mi nombre.
—Emma Gutiérrez!—exclamó la oficial.
—Yo!—grité desde mi celda.
—Venga conmigo.—dijo la oficial.
Abrieron la celda y la oficial me sacó, casi arrastrándome. Aquí te tratan como una plasta de mierda, aquí no eres mas que una simple presa patética que no tiene buen destino después de entrar en este lugar horroroso.
La oficial me puso las esposas antes de seguir caminando, mientras ella me ponía las esposas oía las voces de las otras mujeres en la celda abucheando y gritándome cosas. Seguimos caminando por un pasillo que al final tenía una puerta, la oficial tocó la puerta y una voz masculina y grave habló.
—Pasen.—dijo la voz masculina y sería.
La oficial abrió la puerta y me llevó hacia adentro, era una oficina, los muebles eran de cuero marrón, luces cálidas, y la oficina tenía olor a café.
Era el director de la cárcel.
—Buenos días señorita Emma.—dijo con un tono serio y cortante.
—Buenos días señor...—dije haciendo una pausa.
—Pérez, o director Pérez.— dijo.
—Hoy usted está aquí ya que hice un error desafortunadamente, el sistema no a estado tan bien estos días y me acabo de dar cuenta que usted no tiene ningún abogado, eso es correcto?—dijo el director.
—Correcto.—respondí.
—Su familia ya habló conmigo, y ya tienen un abogado para usted.—dijo el director con una pequeña sonrisa en su cara.
Suspire aliviada, sentía un peso menos encima de mí pero igual me sentía un poco preocupada, no me sentía tan segura.
—Es la abogada Verónica Esposito, Es de Italia pero a vivido casi toda su vida aquí en Colombia, mañana llega de Italia en la mañana así que prepárese.—dijo finalmente.
—Gracias pero tengo una duda—dije con un tono nervioso.
—Si dígame.—me respondió el director.
—Cuando voy a tener las visitas de mi familia?—pregunte.
—A partir de la semana que viene ya puede tener visitas, y para llamar por teléfono, los teléfonos están en la cafetería pero tiene que poner monedas de 500 mil pesos colombianos para tener una llamada de 5 minutos.— respondió mientras revisaba algunos papeles.
—Muchas gracias.— agradecí.
El director le hizo una seña a la oficial para que me llevara de nuevo a la celda, estaba aliviada con el tema de la abogada, pero con una duda, como voy a sacar monedas de acá? Y tenía que llamar a mi familia porque ya la otra semana ya tenía visita.
Llegué a la celda y Lucia se estaba preparando para el desayuno, pasaron menos de 10 minutos y nos llamaron para ir a desayunar. Salimos juntas y esperamos a las demás, las otras chicas llegaron y agarramos desayuno y nos sentamos en grupito. Les conté como me había ido con el director y también sobre la abogada, me sentía segura con ellas porque eran como un apoyo para mí.
El día se fue volando, mañana llega la abogada y tengo esperanzas de que pronto seré libre.