Mudanza

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Alastor y Lucifer se encontraban en su habitación, rodeados de cajas y maletas, preparándose para mudarse al Palacio Real. Mientras empacaban sus pertenencias cuidadosamente, revivían recuerdos de los momentos especiales que habían compartido en el hotel junto a Charlie y los demás.

Ambos sabían que con un chasquido de dedos por parte de Lucifer todo estaría puesto en cajas, pero si algo habían aprendido era que los días eran más interesantes cuando las cosas se hacían de forma mundana.

Alastor guardaba con cariño su colección de vinilos en una caja especial, había sido un regalo por su aniversario. —Recuerdo cuando organizamos aquella noche de karaoke en el bar del hotel. Fue tan divertido ver a todos cantar y bailar —comentó con nostalgia, recordando las risas y la camaradería que habían experimentado.

Lucifer, guardaba con cuidado un retrato pintado en un marco dorado -jamás logro que Alastor quisiera una fotografía-  era una imagen de él y Alastor en uno de los jardines del hotel. —Este lugar ha sido testigo de tantos momentos felices para nosotros. Pero es hora de irnos —expresó con una sonrisa suave, acariciando el retrato con ternura.

A medida que continuaban empacando, intercambiaban anécdotas y risas, compartiendo historias de risas, amistad y amor. Recordaron las noches de juegos de mesa en la sala común, las cenas improvisadas en la cocina del hotel y las largas conversaciones en el jardín disfrutando del frescor de la noche infernal.

Alastor se estaba poniendo demasiado sentimental, necesitaba un momento para si mismo —Bueno cariño, iré a empacar las ultimas cosas que tengo en mi estación, tu termina con tu taller y nos aquí para llevarnos todo —Se paro, pero antes de poder dar un paso más, Lucifer capturo sus labios con ternura.

Al salir de su habitación compartida e ingresar a su estudio, comenzó a acomodar cuidadosamente los últimos objetos, la mayoría de cajas ya estaban llenas, desde que ambos conversaron sobre mudarse, supieron que iba a ser difícil. Las paredes se hallaban vacías, viendo al paisaje, supo que disfruto cada día en el hotel, ya no sería el amigable hotelero, ahora venían más responsabilidades.

Aún quedaban un par de patitos de goma que en algún punto llegaron hasta allí, aun se preguntaba que tantos patitos llegaría a encontrar en su nuevo hogar. Su pareja prometía que no eran muchos, no podía creerle del todo.

Cada artículo que tocaba parecía desprender una melodía nostálgica, envolviendo la habitación en un ambiente vibrante, cuando todo estuvo en su lugar, invoco a sus ayudantes para que llevaran las cajas y así, dejo atrás su cabina.

Una vez que terminaron, Alastor y Lucifer se abrazaron con cariño, sintiendo la conexión y el amor que los unía. Miraron alrededor de la habitación con melancolía y gratitud por todos los recuerdos que habían creado en aquel lugar. Con paso firme y decidido, tomaron sus maletas y salieron de la habitación, listos para emprender juntos un nuevo capítulo en el palacio, llevando consigo los recuerdos y la magia de su tiempo en el Hotel Hazbin.

Cuando se separaron de su abrazo, Lucifer tenía los ojos rojos, evidencia de las lagrimas que amenazaban con salir. —¡Oh, querido, cambia esa cara larga! no te preocupes ¡El palacio real es simplemente un hotel más grande y lujoso! ¡Nos encantará vivir allí! —exclamó Alastor con entusiasmo, como si el hecho de ser el rey consorte no fuera más que un cambio de dirección en su vida.

Alastor jamás se imaginó que el iniciar como hotelero lo llevara hasta esta situación. Con una sonrisa que nunca abandonaba su rostro, se preparó para irse. Joder, ni siquiera era una despedida definitiva, pero igual dolía como una.

—Lo sé, solo no pensé que algún día volvería al palacio, pero me alegro tanto que mi regreso sea contigo—, respondió Lucifer, con su característico tono seductor. —Sin embargo, hay que recordar que ahora tenemos responsabilidades. No solo seremos esposos, sino los dirigentes de todo el Infierno.

Mientras tanto, el ambiente en el salón de abajo tenía un claro matiz de melancolía. Charlie, con su corazón dividido, se acercó a la pareja en cuanto aparecieron. —Me alegra que estén dando este gran paso, pero... ¡los extrañaré tanto! Este lugar no será lo mismo sin ustedes.

Vaggie se acercó a Charlie, poniendo su mano sobre su hombro. Jamás pensó decir esto: —Es cierto. Pero, ¿realmente tienen que irse tan pronto? El hotel es su hogar, no creo que haga algún daño si se quedan un par de meses más.

Lucifer se giró, para abrazar a ambas. —¡Oh, mis niñas! ¡No se engañen! El hogar es donde está el corazón... ¡y el mío se ha expandido a dimensiones completamente nuevas! —Estaba tan agradecido de todo lo que había hecho por su hija, pero ahora era momento de hacerlo por su pueblo— En el palacio habrá un nuevo sentido de comunidad, habrá bailes, fiestas y... ¡mucha más música! —agregó Lucifer, confiando en que su entusiasmo ayudaría a suavizar el golpe de la despedida.

—Por lo tanto, princesa, creo que estoy renunciando formalmente con mis servicios en tu hotel, espero puedas entenderlo. —Charlie no pudo contener más las lágrimas, iba a extrañarlos a ambos.

Husk, que había estado observando la escena desde una esquina, finalmente intervino. —No puedo creer que estén viviendo en un castillo. ¿Y quién va a encargarse de los problemas del hotel? ¿Tendremos que recurrir a servicios de atención al cliente?

—No seas melodramático, Husk—, respondió Nifty, mientras organizaba algunas cosas en una caja. —Siempre podremos visitarles en el palacio y organizar una fiesta. ¡Tal vez hasta pueda limpiar algunas habitaciones de lujo!

Angel Dust se acercó con su aire despreocupado. —Oye, amigos, ¿acaso puedo quedarme con su suite mientras ustedes no están? Eso sería un verdadero lujo, ¿no?

Los dos reyes solo pudieron reír ante sus comentarios. Alastor lo miró, sus ojos centelleando de diversión. —Me temo que esa siempre será nuestra suite, cuando vengamos de visita la ocuparemos.

Los preparativos llegaron a su fin. Las maletas estaban listas y se respiraba un aire de despedida en el salón. Charlie se acercó a Alastor y Lucifer, y con un nudo en la garganta, dijo: —Siempre estaremos aquí para lo que necesiten. Sería un placer ayudarles en cualquier cosa.

—Claro que si mi niña, no te desharás de mi tan fácil y nunca olvides—, Serenó Lucifer, —que, aunque estemos en el palacio, nuestros corazones permanecen aquí, con ustedes. Prometemos visitas frecuentes.

Con una última mirada al lugar que había sido su hogar durante tanto tiempo, —¡Hasta pronto, amigos! ¡Nos reuniremos pronto!

Mientras se alejaban, Charlie, Vaggie, Husk, Nifty y Angel los despidieron con sonrisas tristes, mientras el eco de risas y promesas se desvanecía en la distancia. Era el comienzo de una nueva era. Aunque el Hotel Hazbin no sería lo mismo sin ambos, estaban felices por ellos.

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Día 6 completado, estamos al día de nuevo. 

Gracias por leer, las estrellas y comentarios alegran mi alma.

Flufftober  - RadioAppleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora