❦ ¿Destino O Mala Suerte? | Rin Itoshi × Lectora.

Capítulo 23: Explosión.

Oye.
Oye.
Daiki.
Responde, tengo algo que preguntarte.

¿Qué?
¿Quién eres?

Por Dios.
Agrega mi jodido número de una vez, estúpido superior.

Aaah, es Rinrin.
¿Qué sucede, mocoso?

¿Dónde está _______?
¿Qué es eso de una audición? ¿Para qué?

¿Qué? ¿No te lo dijo?

Tú solo responde.

🙄
Una empresa de modelaje la reclutó para que fuera la cara de un nuevo producto, pero debe pasar una audición primero.
O algo así, la verdad todo resultó de un momento a otro y no entendí muy bien.

¿Es por eso que no se comunica?

Ah, no lo sé.
Ella es así de rara, a veces se desaparece de un momento a otro.
O quizás algo le pasó a su teléfono. Ya sabes como es, la desgracia la persigue.

¿Dónde está ella?

Se estuvo quedando con su mánager y el equipo de maquillaje en una especie de casa-estudio(?).
Las audiciones son mañana, fuera de la prefectura, así que seguramente se irá hoy.

¿Fuera de la prefectura?
¿Y por cuánto tiempo va a quedarse?

No lo sé, a veces se queda días o semanas enteras.
Incluso si no pasa la audición, _______ es muy solicitada así que algún trabajo le saldrá.

Gracias.
No eres tan inútil después de todo.

Qué grosero eres.
¿Te crees que mi información es gratis?
Me llevarás a comer algo caro como pago la próxima vez.

Ah,
y mándame en qué tren bala se irá.

¿?
¿Por qué sabría yo algo como eso?

Investiga.
______ dijo que eras bueno investigando.

Ayy, qué flojera.
Espero que agregues tres postres a esa comida cara.

Un postre.

Dos.

Hecho.

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Ayase observó con curiosidad la puerta del local por la que Rin acababa de salir a toda velocidad, luego miró a sus hermanas y ellas le devolvieron la mirada.

—¿Qué...? ¿Pero qué pasó? ¿Qué le dijeron?

—No mucho. Rin-nii solo dijo que había algo que tenía que hacer y se fue. —Akane levantó sus manos donde yacía el dinero de la malteada— También dijo que podíamos conservar el cambio.

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Alguna vez alguien dijo: "Extrañarte es la peor sensación del mundo", y aquel que lo comentó tenía mucha razón. Después de todo, sentarse y extrañar a alguien no era tarea fácil.

Contigo, Rin lo aprendió a las malas.

Sentarse, esperar y extrañar a alguien no era tarea fácil, y él lo sabía mejor que nadie. Que una persona llegara repentinamente a su vida y luego también desapareciera de pronto era similar a que un huracán destrozara toda su casa sin previo aviso. Lo hacía sentir desorientado, impotente y frustrado.