°-Cortitos De Amor-°GiyuOba°

CORTO XIV: AU CANON

"Las primeras veces son difíciles..."

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El sonido de una cachetada resonó duramente por toda la habitación.

Tomioka, quien fue el que recibió el golpe, miró absorto a la pared por la repentina crueldad hacia su persona. Aún seguía procesando lo que acababa de suceder.

Parpadeó un par de veces antes de llevar su vista al culpable del golpe, bajó la mirada y vió a Iguro acostado debajo de él con una mirada bastante avergonzada.

El ardor de su mejilla le dejaba en claro que, por supuesto, Obanai no era tan débil como rumoreaban los Kakushi.

Ambos estaban semidesnudos, a punto de confirmar su relación como algo más íntimo por primera vez.

¿Qué fue lo que sucedió?

Obanai no supo lidiar con los nervios...

Fue una especie de arranque, Giyū le estaba besando el cuello y con sigilo llevo sus manos para bajar el vendaje de Obanai y este reaccionó de mala manera.

Ya lo había visto antes, Giyū amaba quitarle el vendaje y contemplarlo por horas si era posible. Pero está vez, la intensidad del momento y los nervios sintiéndose a flor de piel obligaron a Iguro a reaccionar de una forma de la cual no se siente orgulloso.

—Lo siento, Giyū, no quise golpearte. No sé qué me pasó...

—Es... Está bien. No te preocupes.

De manera natural Giyū se quita de encima y se sienta a un lado dejando a Obanai quieto, mirando al techo mientras piensa mil cosas sobre sus decisiones hasta este momento.

A ambos se le quitaron las ganas de seguir con su supuesta intimidad, la inexperiencia les cacheteó en la cara junto a los nervios excesivos.

Iguro dió un largo suspiro detrás de sus vendas y luchó a la hora de sentarse, se avergonzó de la desnudez de sus cuerpos un segundo.

Le dió una mirada a Giyū disculpándose otra vez y en respuesta solo recibió silencio, tal vez un poco de indiferencia.

—Lo siento...

—Está bien, Oba, no dolió. Tranquilo.

La marca hinchada de una mano sobre su mejilla no decía lo mismo, Iguro no pudo evitar sentirse aún más culpable por haber arruinado de tal forma el momento.

Con cuidado gateo por el futón hasta llegar al mayor y lo abrazó por detrás, pegando su rostro en la amplia espalda de Tomioka y este se dejó acariciar. Ninguno volvió a pensar con timidez sobre la idea de estar tan cerca estando casi desnudos.

—¿Por qué me pegaste?

Preguntó Tomioka calmado, no tenía intenciones de comenzar un interrogatorio pero al mismo tiempo quería saber qué fue lo que motivó a Obanai.

Iguro arruga las cejas en preocupación y vuelve a enterrarse en aquella espalda, casi queriendo hundirse en aquella extensión de Giyū y jamás salir.

—Me asusté, n-no me dijiste lo que harías...

—Entiendo, pero a la próxima dilo. No hace falta que me pegues.

—Lo sé, no volverá a suceder. Lo prometo.

Eso parece ser suficiente respuesta para Giyū, no se va a preocupar en más nada porque en parte busca entender a Obanai, el hombre siempre había sido renuente al contacto físico sin aviso. Es normal que eso lo haya avergonzado. Es aún más normal que reaccione violento por su personalidad arisca.

Vuelve a suspirar con pesadez.

—Obanai-...

Él mismo se interrumpe por la sensación de temblor a sus espaldas, intentó ver por encima de su hombro y se dió cuenta que Iguro está muy nervioso. Tal vez asustado por su actitud.

—¿Q-qué pasa?

Giyū decide no comunicarle lo que quería en primer lugar, puede hacerlo después y en su lugar dice:

—Te amo mucho, amor.

Siente como los brazos de Iguro lo atraen con más fuerza, también se percata de un pequeño lagrimeo sentimental amenazar con salir de Obanai.

Eso es suficiente para el menor, quien sonríe con relajación y se apaga aún más a la amplia espalda con cariño, restregando su mejilla cubierta en la desnuda piel. Aguanta un poco las ganas de llorar.

—Gracias.

Dijo el menor mientras acariciaba el pecho de Giyū, sus dedos pasando cuidadosamente por los músculos trabajados sin intenciones de provocar.

—Yo también te amo, mucho.

Tomioka pudo sonreír por ser correspondido, anteriormente Iguro no le contestaba con algo recíproco. Este es un momento que conservará para siempre en su corazón.

Tal vez no terminaron haciendo lo que querían, aún les falta calmar sus emociones y confiar muchísimo más en el otro, pero estos pequeños pasitos son buenos comienzos.

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"Las primeras veces son difíciles, pero a tu lado es mucho más disfrutable."