CORTO III: AU CANON

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"El chocolate negro puede..."

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Es excitante la manera en la que nuestro cuerpo puede reaccionar a los diferentes estímulos del cerebro y algunos veces, de los alimentos.

En la era Taisho, era muy difícil obtener información acerca de: ¿Qué podía pasar si se come tal alimento?, sobretodo con aquellos alimentos difícil de conseguir y que están lejos de las posibilidades del japonés promedio.

El chocolate, el puro hecho exclusivamente de cacao, era una delicia a las palabras del Emperador y de muchas de sus concubinas de alto rango, la felicidad que causaba aquel manjar era suficiente para que el libido sexual de los que lo consumían aumentase.

Es por eso que se formó una enorme creencia acerca de que es afrodisíaco, algo creado por el pecado para hacer a las personas caer en la lujuria.

Aunque, las personas cultas, aquellas que estudian las propiedades de todo aseguraban que eso era falso. Entre aquellas personas se encontraba la Pilar del insecto; Shinobu Kochō, quien le estaba dando una charla al Pilar del agua.

—La felicidad por probar algo tan exótico es lo que causa la excitación, Tomioka. Deja de tener miedo, esa cosa no hará nada.

Giyū tenía en sus manos un trozo de chocolate, regalado por Uzui por supuestamente caridad, el ex Shinobi había insinuado que su vida sexual con Obanai daba pena y que eso los ayudara.

Tomioka reprimió las ganas de reír.

Su vida sexual no da pena.

Su vida sexual no existe.

Al recibir el regalo Giyū fue de inmediato con Kochō, para que le expliqué lo que significaría comer ese extranjero alimento y ella, le dió una explicación concisa antes de mandarlo fuera de su finca.

Estaba aliviado, el mayor no querría "drogarse" con Obanai para que los dos puedan dar el siguiente paso en la relación. Ambos son muy temerosos y renuentes del contacto físico, hacer eso no los ayudaría en la confianza.

Cómo sea, ahora está en la finca del Pilar de la Serpiente, tomando una taza de té con el de ojos bicolor pensando si ofrecer o no el chocolate.

—¿Qué tienes? Estás muy callado.

Tomioka miró a Iguro un segundo, levantando una ceja, casi diciendo lo obvio.

—Ya sé, ya sé. Pero más callado que de costumbre, ¿Qué me ocultas?

Era difícil que Obanai dejara de desconfiar de las personas, siempre siente que le ocultan algo significativamente malo.

Giyū pensó y medito varias veces la idea en pocos segundos, los nervios se apoderaron de su cuerpo cuando la mirada de Obanai se puso más aguda y después simplemente suspiro.

—Uzui me dió esto, es chocolate.

Saco el dulce de su haori, estaba envuelto en una tela blanca que fue levemente removida para que deje expuesto el alimento.

—¿Eso se come o qué?

Por supuesto, Obanai estaba alejado del mundo de los alimentos y por sobretodo de los dulces, su novio no era especialmente alguien comelón. En realidad, es todo lo contrario, casi no come nada.

—Sí, dice que es un alimento extranjero muy difícil de conseguir y me lo dió.

Obanai arruga las cejas y chasquea su lengua por detrás de las vendas.

—Te lo dió ese imbécil, lo mejor es que lo botes.

—¿Eh? No, no, está bien, no tiene nada de malo, Oba.

Iguro rodó los ojos observando con recelo el extraño alimento, sabía que Tomioka lo quería compartir con él, por algo lo trajo en la hora del té.

No era fanático de la idea, en realidad le daba náuseas.

Sin embargo, todo sea por el amor, o lo que sea que siente por aquel tan tonto y bonito hombre.

—Esta bien, vamos a comer.

Tomioka asintió, partiendo la barra con cuidado en dos trozos iguales y le dió un pedazo a Obanai, él se quedó con el otro y sin mucha vacilación dió el primer mordisco.

Era amargo. Horriblemente amargo.

Tomioka hizo una mueca de asco y dejo el chocolate a un lado, estando decepcionado por el sabor pues pensó que sería más dulce o mucho mejor después de tantos halagos escuchados, la mayoría dichos por el mismo Emperador.

Sabía que Iguro le iba a tirar el alimento en la cara, decirle que sabe espantoso y jamás volverá a comer algo traído por él. O al menos eso se suponía.

Obanai había apartado un poco las vendas de sus labios dejando el espacio suficiente para dar pequeñas mordidas del dulce, sorprendiendose del sabor y colocándose de buen humor visiblemente rápido.

Le había gustado.

Esa cosa tan amarga le había gustado.

—Esto está sorprendentemente bueno, Giyū, es increíble que Uzui te lo haya dado.

Tomioka asintió un poco extrañado, entendiendo que tal vez que sea absurdamente amargo sea lo que le haya gustado. Obanai era tan extraño con sus gustos a veces.

—A-a mí no me gustó, es muy amargo.

—Oh, ¿Me lo das?

Tomioka no pudo decirle que no, sintiéndose feliz en el interior de que Obanai haya superado sus problemas con la comida, al menos un poco.

Unos minutos más e Iguro estaba extrañamente risueño, se veía desde como hablaba, como tenía sus vendas mal puestas dejando parte de su cicatriz expuesta sin vergüenzas, hasta el como se acercaba sutilmente al mayor con un sonrojo en las mejillas.

Tomioka no dijo gran cosa respecto a eso, su cerebro rechazaba la idea de que haya caído bajo los efectos del chocolate, en su lugar se paró y tomo las tazas de té junto a la tetera para llevarlo a la cocina.

Ya era hora de irse, tenía que patrullar el día de hoy y no quiere dejarle el desastre a Obanai en su sala. Cuando llegó al mesón, dejando los trastes para lavarlos unos brazos lo envolvieron desde atrás.

Sentía como Obanai intentaba ponerse de puntillas, llegando a duras penas a una distancia adecuada a su oreja.

—Quédate esta noche, ¿Sí, bonito?

Giyū no pudo evitar sonrojarse, no porque su novio este actuando más cariñoso que nunca, tampoco porque el tono de voz que había utilizado fuese tan insinuado, mucho menos porque las pequeñas manos iban a su pecho, intentando estúpidamente desabrochar el uniforme.

No, eso paso a estar en segundo plano.

Lo que lo hacía sonrojar hasta las orejas era algo duro chocando contra él, la erección de su novio estando tan cerca de su cuerpo mientras escuchaba la respiración entrecortada del menor.

Este parece ser otra de las muchas experiencias con el famoso chocolate.

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"El chocolate negro puede tener un efecto afrodisíaco con las personas de peso liviano."

°-Cortitos De Amor-°GiyuOba°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora