CORTO XV: AU MODERNO

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"Te amo, no quiero alejarme..."

•~•

—Eres un cobarde, lo sabes.

La voz de Giyū es muy suave cuando le habla a Obanai.

Es una noche fresca de martes. Más específicamente, una típica noche de salir a cenar y luego dar un paseo, y hace poco ya han comido juntos. Ahora están caminando sin rumbo por una calle familiar uno al lado del otro, lo suficientemente cerca como para chocar los hombros de vez en cuando, y Giyū continúa con sus palabras:

—Supongo que mentiría si dijera que no entiendo por qué, pero estoy muy frustrado, Iguro.

Deja de caminar y Obanai, a pesar de las increíbles ganas de salir corriendo, también se detiene y se da la vuelta para mirarlo de frente.

Es difícil leer las emociones de Giyū a través de su mirada. A pesar de los años que han pasado juntos, Obanai nunca puede entender lo que está pensando cada vez que tiene esa cara en particular. Al menos puede leer la terquedad que emana de él en oleadas. Es su última noche juntos antes de que Tomioka vuele al extranjero por una beca en alguna universidad prestigiosa y Obanai sabe lo que le va a preguntar antes de que abra la boca.

—…¿Cuántas veces tengo que confesarme, Iguro?

Iguro suspira antes de poder detenerse.

—Giyū...

—A ti también te gusto, ¿por qué no me dices que sí? ¿Por qué sigues alejándome?

Están parados en un viejo puente.  El mismo lugar donde Tomioka le confesó sus sentimientos la primera vez.

—Bueno…

Comienza Obanai, cuidando de mantener una actitud seria. Sabe que Giyū odia que no lo tomen en serio, aunque nunca lo diga abiertamente.

—Como dije antes, debes de disfrutar de la vida sin... Sin alguien como yo.

—Iguro-.

— Así que has logrado entrar en aquella universidad que tanto querías. Eso es genial. Mañana volarás para ese país y podrás conocer a muchas otras personas maravillosas y...

—Obanai.

Interrumpe Tomioka sin molestarse en llamarlo por su apellido como la haría habitualmente.

—Por favor, estoy harto de que estemos siempre atrapados aquí. Ojalá dejaras de intentar hablarme en círculos. Si sigues alejándome... entonces un día realmente seguiré adelante, ¿sabes?

Y eso es maravilloso,  piensa Iguro con su corazón lleno de una tristeza fúnebre, eso es todo lo que había estado esperando este tiempo, no te conformes conmigo.

—Entonces vete. No te voy a impedir que lo hagas. Tendrás un buen futuro por delante, a diferencia de mí, serás un adulto excelente.

Como era de esperar, Giyū parece afligido. Obanai quiere burlarse de si mismo; siempre había tenido miedo de perder a Tomioka pero ahora, en este momento, lo está perdiendo y no sabe qué hacer.

—Entonces, ¿te parece bien que me vaya?

¿No me extrañarás?,  es lo que quiere decir y Obanai puede verlo mucho más fácilmente ahora que se está emocionando, puede escucharlo en su tono ligeramente suplicante.

—Sí, es tu vida, sabes que tampoco puedes quedarte conmigo para siempre.

—¿Qué pasa si termino enamorándome de otra persona? ¿Te parecería bien?

Su voz es muy, muy suave. Iguro no puede mirarlo a los ojos, su mirada se pierde en las aguas del río, que brillan como estrellas.

El más bajito asiente. 

—¿De verdad… dices eso en serio?

Otro asentimiento.

Hay una pausa pesada antes de que Giyū vuelva a hablar, muy gentilmente.

—Iguro... realmente eres un cobarde.

Entonces da un gran paso hacia adelante y antes de que Obanai tenga tiempo de responder, toma sus mejillas y junta sus labios. Hay un suave resplandor de luna sobre ambos y los dedos de Tomioka son cálidos y firmes contra los suyos, pero aun así es el beso menos romántico que Iguro haya tenido jamás, aunque no es que sea un buen juez de eso de ninguna manera.

Aun así, algo en él se retuerce violentamente por eso; sabe reconocer un adiós cuando lo ve. Mañana Giyū se va volando a una tierra extranjera; se va a ir y  no tiene intención de mirar atrás.

A menos que Obanai haga algo.

Tomioka lo suelta de nuevo y da un paso atrás; el espacio entre ellos se abre aún más, más amplio que nunca antes.

—De verdad te amo y no creo que pueda cambiar eso jamás.

Su mirada está abatida y mira los zapatos de Iguro cuando habla en lugar de mirarlo directamente, lo que funciona muy bien para Obanai porque no puede imaginar la cara que está poniendo ahora.

Hay algo feo que comienza a obstruir su garganta, que comienza a acumularse detrás de sus ojos. Las palabras le fallan.

—Gracias.

Dice Giyū. Hace un sonido como si quisiera decir algo más, pero ya no hay nada más que decir. Se balancea un poco sobre las plantas de los pies, hace una pausa esperando alguna palabra de Obanai, pero no hay nada y luego se decide, se aclara la garganta.

—Bueno, adiós, Iguro.

Cuando Giyū se da vuelta para irse, todavía no lo mira a los ojos. Obanai lo observa hasta que desaparece por la calle, mientras su silueta que se difumina en la oscuridad, sus propias manos inútiles se hunden profundamente en los bolsillos del suéter, casi temblando por la desesperada necesidad de perseguirlo, de detenerlo.

Por favor, no te vayas, por favor, podemos intentarlo...

Eres un cobarde, lo sabes.

Prende un cigarrillo y se va a casa.

•~•

"Te amo, no quiero alejarme pero es lo que quieres."

°-Cortitos De Amor-°GiyuOba°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora