Jungkook de BTS siempre había sentido algo especial por Rosé de BLACKPINK. Desde que se conocieron, su amistad se había fortalecido, pero para Jungkook, sus sentimientos iban mucho más allá de la amistad. En secreto, componía canciones inspiradas en ella, vertiendo su amor y admiración en cada nota y letra.

Rosé, sin saber que esas canciones eran para ella, las leía y las halagaba, impresionada por la profundidad y la belleza de las letras. "Estas canciones son increíbles, Jungkook. Tienes un talento especial" le decía, sin darse cuenta de que cada palabra estaba dedicada a ella.

El día de una importante ceremonia de premiación, Jungkook decidió que era el momento de revelar sus sentimientos. Nervioso pero decidido, subió al escenario para interpretar una de sus canciones más personales. La melodía llenó el auditorio, y su voz resonó con una sinceridad que conmovió a todos los presentes.

Al finalizar la canción, Jungkook tomó el micrófono y, con el corazón latiendo con fuerza, miró directamente a Rosé, quien estaba sentada en la primera fila. "Esta canción," dijo con voz temblorosa, "fue inspirada por alguien muy especial para mí. Rosé, tú eres mi musa, mi inspiración. Quiero pedirte que seas mi novia y mi inspiración hasta el día de mi muerte."

El auditorio quedó en silencio por un momento, antes de estallar en aplausos y vítores. Rosé, sonrojada y sorprendida, se levantó de su asiento y caminó hacia el escenario. Con una sonrisa tímida, tomó la mano de Jungkook y le susurró: "Sí, Jungkook. Acepto."

Jungkook, con lágrimas de felicidad en los ojos, abrazó a Rosé, sintiéndose el hombre más feliz del mundo. Su amor, que había comenzado en secreto, ahora era conocido por todos, y juntos, comenzaron una nueva etapa en sus vidas, llenos de amor y música.

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