Era un día soleado en Seúl, y Jungkook de BTS se encontraba en una reunión con otros ídolos. Entre risas y charlas, su mirada se desvió hacia Rosé, de Blackpink, que estaba sentada en el rincón, hablando con Lisa. Jungkook siempre había considerado a Rosé su amiga más cercana, pero hace tiempo su corazón latía más fuerte cada vez que la veía. Sin embargo, su miedo al rechazo lo mantenía alejado de confesarle sus sentimientos.

Mientras tanto, la idol Sana de Twice se acercó a Jungkook con una sonrisa coqueta.

—"Hola, Jungkook. ¿Cómo estás?" —preguntó, acercándose un poco más de lo habitual.

Jungkook se sintió incómodo. No era que no le agradara Sana, pero su mente estaba ocupada con Rosé. A pesar de eso, una idea comenzó a formarse en su mente.

—"¡Oh, hola, Sana!" —respondió, forzando una sonrisa. En un momento de inspiración, decidió tomar un riesgo. —"De hecho, estoy de maravilla y muy feliz ahora que estoy saliendo con alguien."

Sana lo miró sorprendida y un poco celosa, así que empezó a preguntar. —"¿En serio? ¿Quién es? ¿La conozco? ¿Es una idol?"

Jungkook, sintiendo el sudor en su frente, buscó a Rosé con la mirada. Cuando la vio, hizo un gesto para que se acercara.

—"Rosie, ven aquí un momento por favor" —llamó.

Rosé se acercó, con una expresión de confusión en su rostro. —"¿Qué pasa, Kook?"

—"Sana estaba preguntando por mi novia," —dijo él, sonriendo nerviosamente. —"Así que pensé que podrías ayudarme."

Rosé frunció el ceño, aún sin entender. —"¿Ayudarte con qué?"

Jungkook se rió un poco, como si fuera una broma, y se inclinó hacia ella, susurrándole al oído. —"Por favor, finge ser mi novia un rato. Sana no para de coquetearme, y necesito que se aleje."

Rosé, sorprendido, sintió que el corazón le daba un vuelco. Pero la incomodidad en los ojos de Jungkook la hizo aceptar. —"Está bien, haré lo que pueda."

Así comenzó la farsa. Al principio, Rosé se sintió un poco confundida y se preguntó si realmente debería estar haciendo esto. Pero a medida que pasaban los días, se dio cuenta de que Jungkook no solo era un buen amigo, sino que también era un gran "novio" en su actuación.

Un día, después de un evento, se sentaron juntos en el backstage.

—"No sé cómo te sientes con esto, pero... me está gustando," —confesó Rosé, mirando a Jungkook.

Él sonrió, sintiendo que su plan estaba funcionando. —"Sí, a mí también. Pero recuerda, esto es solo temporal, ¿verdad?"

—"Sí, claro," —respondió ella, aunque en su corazón comenzaba a surgir una chispa.

Con el tiempo, Jungkook comenzó a mostrarle gestos románticos que ella no había visto antes. La llevaba a pasear, le hacía pequeños regalos y la trataba con dulzura. Rosé empezó a notar lo atento que era y cómo la hacía sentir especial.

—"Eres un buen novio, Jungkook" —le dijo un día mientras tomaban café.

—"Solo estoy haciendo lo que haría un novio normal" —respondió él, intentando ocultar su emoción.

Un par de semanas después, mientras estaban sentados en un parque, Rosé se sintió repentinamente valiente. —"¿Qué pasaría si esto se convirtiera en algo real?" —preguntó, sorprendida de haberlo dicho en voz alta.

Jungkook la miró, sus ojos brillando de esperanza. —"¿Realmente lo piensas?"

—"No sé... me he dado cuenta de que me gusta estar contigo, incluso más allá de esta farsa," —confesó ella, sintiendo mariposas en su estómago.

—"A mí me pasa lo mismo" —dijo Jungkook, acercándose un poco más. —"Siempre he estado enamorado de ti, pero no sabía cómo decírtelo."

Rosé sintió su corazón saltar. —"¿De verdad?"

—"Sí, y creo que este tiempo juntos me ha mostrado lo bien que funcionamos" —respondió él, con sinceridad en sus ojos.

Ambos se quedaron en silencio por un momento, dejando que sus sentimientos flotaran en el aire. Luego, Jungkook se acercó más y, con una sonrisa tímida, tomó su mano.

—"Entonces, ¿quieres que esto sea real?" —preguntó, su voz suave.

—"Sí, quiero que sea real," —dijo Rosé, sintiéndose más feliz de lo que había estado en mucho tiempo.

Y así, lo que comenzó como una farsa se convirtió en una hermosa realidad. Jungkook y Rosé, finalmente, se dieron el permiso de ser más que amigos, dejando atrás el miedo y abrazando su amor. Se dieron cuenta de que, a veces, las mejores historias de amor pueden comenzar con una mentira, siempre que terminen en la verdad más hermosa.



































































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