Capitulo 5 Los Dioses Tambien Mienten

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Neftis se encontraba en su habitación, encargándose de los asuntos que Isis le había delegado, cuando escuchó la puerta abrirse repentinamente. Volteó para encontrarse con una muy agitada Isis.

- ¡Isis! ¿Qué ha pasado? He estado preocupada, debieron de volver hace un día.

- Las cosas se complicaron bastante. Anubis está inconsciente y Seth se encontraba en un estado deplorable.

- ¿Que le hicieron a Anubis? - dijo Neftis preocupada.

- Osiris lo atacó. No sabemos que le hizo, pero no hay daño físico. Por otra parte, Seth... Él no estaba bien - dijo Isis con lágrimas que amenazaban con escapar de sus ojos.

- ¿Que le hizo Osiris?

- No lo sé, pero no reaccionaba. Su cuerpo estaba débil, lleno de heridas. Cuando lo revisé, vi que en su cuerpo habían mordidas y laceraciones, estaba drogado y...habían marcas de abuso.

Neftis, conmocionada, cayó de rodillas al suelo mientras se abrazaba a sí misma, tratando de buscar consuelo. Isis corrió a su lado, no pudiendo aguantar más las lágrimas. Ambas diosas lamentaron la desgracia que se hizo sobre su hermano, quien, aunque debía pagar por sus pecados, nunca debió de pasar por tan trágica situación. Ser atormentado mentalmente y espiritualmente es una cosa que debía enfrentar, pero el dolor físico debería ser consecuencia de estos tormentos, no otro castigo.

Cuando las dos pudieron calmarse, empezaron a pensar en posibles soluciones respecto a lo sucedido en el Duat. No pueden interferir en esos asuntos directamente, y no sabían si Maat podría serles de ayuda. Podrían decirle que se están cometiendo injusticias en el Duat, pero, ¿ayudaría? Siguieron pensando en posibles aliados, hasta que llego a su mente Ra. Ra estaría encantada de ayudar, si bien no suele relacionarse mucho a otros dioses, nunca perdería la oportunidad de ir contra Osiris. Sin embargo, ella querría hacer de conocimiento público la humillación de Osiris, y eso implicaría el que se diera a conocer la situación de Seth.

No, no pueden arriesgar de esa forma la integridad de Seth, no después de saber lo que ha sufrido. De momento no dirían nada, ellas podrán resolverlo. Además, contaban con la ayuda de Horus y Anubis. Y hablando de Anubis, ¿su condición habrá mejorado?

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Los rayos del sol, el cual se encontraba en su punto máximo, iluminaban el templo de Isis. Las personas ya empezaban sus quehaceres, hace unas horas que los pájaros ya habían cantado alegres por un nuevo día, y aunque todos estuvieran ocupados haciendo su habitual rutina, habían dos seres que aun dormían plácidos.

Horus estaba acurrucado en el pecho de Anubis, durmiendo tranquilamente. Sus pectorales eran como una suave almohada de la cual no quería levantarse. Anubis, por otro lado, dormía abrazado tiernamente a su amante. La luz de mediodía alumbraba la desordenada habitación, despertando así a ambos dioses. El primero fue Anubis, que al apenas despertar recordó la noche anterior. Imágenes efímeras de Horus gimiendo gracias a su tacto llegaron a su mente, y al pensar en eso, dirigió su mirada a él. Contemplaba su calmado rostro, y las diversas marcas de chupones que tenía a lo largo de su cuello. Horus no tardó en despertar, encontrándose con la mirada de Anubis fija en él.

El tiempo pareció detenerse. Los sonidos de las fuentes y las voces de los sirvientes no llegaban a sus oídos, era como si solo existieran ellos dos. Al principio, intercambiaron miradas de sorpresa, pero, después, ambos se sonrieron tiernamente. Horus se acercó a los labios de Anubis y le dio un beso, el cual se prolongó más de lo esperado. No era un beso lascivo, ni lleno de deseo, era un beso lleno de dulzura y ternura. Cabe mencionar que el aroma tan delicioso que emanaba de Anubis la noche anterior ya no estaba presente.

Harem de Sangre y SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora