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"Diablos, ¡Taehyung!"

Gimió el ojiverde, apretando sus dedos en los hombros del castaño, mientras subía y bajaba por toda la extensión de su miembro.

Jungkook podía sentir todo su interior lleno, y la velocidad con la que su cuerpo se movía sobre el regazo de Taehyung, estaba llevando al borde del abismo al ojiazul. El trasero de su príncipe se estrellaba una y otra vez contra sus testículos, provocando sonidos obscenos que resonaban en toda la estancia.

Una de sus manos apretaba con delicadeza la cintura de Jungkook, mientras que la otra se ceñía en su cuello, ahorcándole cada vez un poco más fuerte, privándole de oxígeno.

Estaba tocando el cielo mientras se dedicaba a follar al príncipe con rudeza.

Jungkook era un desastre ante sus ojos, labios rojos e hinchados, de su boca solo salían jadeos y su pecho subía y bajaba ante la respiración acelerada.

Las gotas de sudor que recorrían sus cuerpos solo eran la prueba de toda la actividad física realizada.

"J-jungkook, dios, eres tan bueno..."

"¿Lo soy? S-solo para ti..."

"Solo para mí..."

El mayor le soltó el cuello, llevando ahora su dedo pulgar a la boca del príncipe, quien lo recibió gustoso, lamiéndolo mientras se enterraba más profundo en el pene del mosquetero, sacándole un sonoro gemido.

La imagen más erótica que sus ojos azules habían visto.

"L-lo encontramos..."

Fue lo único que Taehyung pudo decir, antes de moverse con rapidez, dejando al menor recostado sobre su espalda en el sofá cambiando la posición en la que estaban. Ahora Jungkook estaba debajo de él y el ángulo de las embestidas eran mucho mejor.

Uno de sus brazos se sostenía en el respaldo del sillón, y el otro yacía a un lado de la cabeza de Jungkook. Él mantenía sus ojos cerrados ante cada estocada.

Éstas eran erráticas y desmedidas, la mente de Taehyung estaba nublada, el único fin que tenía en ese momento, era el de hacer lloriquear al príncipe, que pidiera por más y le rogara que no se detuviera.

Jungkook mordió su labio inferior avergonzado, no podía simplemente gemir como su garganta lo estaba implorando, pero la adrenalina al pensar que alguien los podía escuchar, solo le excitaba aún más.

"No, no." Taehyung acercó sus labios a los del ojiverde y susurró sobre ellos. "Déjalos salir, que todo el castillo se entere... que todos aquí sepan que el príncipe... es un m-maldito necesitado por mi pene." Tomó el labio inferior del menor entre sus dientes, mordisqueándolo.

Jungkook gimió como respuesta en su boca.

Las caderas de Taehyung chocaban una y otra vez contra el cuerpo debajo suyo, en un ritmo descontrolado, que hacía a Jungkook retorcerse en éxtasis, al grado donde una de sus manos tiraba de los cabellos ajenos con desesperación.

El rizado podía sentir aquel remolino en su abdomen, su próstata era golpeada en cada embestida y estaba seguro de no poder aguantar ni un poco más.

"Tae... yo no-"

"¿Quieres correrte? ¿M-mi príncipe favorito quiere correrse?" Preguntó, cesando sus movimientos por un segundo, ganándose un gruñido de su amante.

"No me hagas esto, muévete, por... por favor..." El ojiverde incitó, rotando ligeramente sus caderas.

"¿Dónde quedó el jovencito inocente?" Preguntó mientras arremetía con fuerza contra el culo del menor. "¿Dónde está tu formalidad?" Propinó otra embestida, viéndolo arquear su espalda, las lágrimas estaban comenzando a salir de sus bonitos ojos verdes. "¿En qué momento mi príncipe se convirtió en un chiquillo necesitado?"

The three musketeers  |  TaekookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora