El rizado despertó enredado en sus sábanas, talló sus ojos antes de poder abrirlos, intentando acostumbrarse a la luz de su habitación, en definitiva aún estaba cansado.
Cuando por fin empezó a visualizar todo a su alrededor, se sobresaltó al ver a su consejero de brazos cruzados y mirándole con curiosidad sin decir una sola palabra.
"Buenos días, su majestad." Murmuró con diversión el rubio.
"Hola, Mimi, buen día." Bostezó. "¿Qué ocurre?" Habló con su voz más ronca de lo normal.
"Oh, nada, yo solo estaba esperando a que despertaras." Jimin se tomó la libertad de sentarse a un lado de su amigo sobre el colchón, le acarició con suavidad el cabello. "¿Cómo estás? ¿Todo mejor?"
"Todo bien, ya estoy tranquilo." El príncipe sonrió y afirmó con su cabeza, casi ronroneando como un gatito ante las caricias de su mejor amigo. Después, se incorporó sobre su cama, dejando reposar su espalda en la cabecera de esta. "¿Tú cómo estás?"
"Bien, bastante bien." Musitó, acercándose a la cómoda del príncipe para abrirla y tomar una de las toallas perfectamente limpias que se hallaban dobladas ahí. "¿Gustas que prepare tu baño?"
"Sí, por favor." Se estiró, extendiendo sus extremidades hacia arriba, soltando un último bostezo. "Ayer terminé muy pegaj-" Y se detuvo.
"¿Eh?" El rubio sostuvo una de las toallas, antes de girarse a mirar nuevamente a su amigo.
"Nada..." Esquivó la mirada acusadora del rubio, observando sus dedos jugar entre sí.
"Jungkook." Jimin se acercó hacia él, cruzándose de brazos y observándole expectante. "¿Hay algo que yo no sepa?"
El príncipe mordisqueó su labio inferior, pensando seriamente en contarle o no, sabía como era su amigo.
Jungkook no se sentía apenado de nada de lo que había hecho y tampoco se arrepentía, quizá no hubo más allá de simples toques, pero en serio lo disfrutó.
Jimin era una persona moralmente muy correcta, si algo lo caracterizaba mucho eran sus conductas ejemplares ante muchas situaciones, era muy integro e incorruptible en las cosas que desempeñaba.
Y se preocupaba mucho por Jungkook, mucho, más que por él mismo.
Por supuesto que tenía un lado coqueto por naturaleza, uno divertido y gracioso cuando se lo proponía, buscaba que la gente lo admirara y lo viera con respeto por su forma tan particular de ser.
Así que no sabía como iba a reaccionar.
"Bien." Suspiró el rizado, decidido. "Sé que me dijiste que lo tomara con calma, y que tuviera cuidado, pero... no pude Jimin , es... de verdad necesito todo de él."
El rubio no dijo nada, se había quedado pasmado analizando si había escuchado bien o si su cerebro estaba malinterpretando todo. Esperaba que fuese lo segundo.
"¿Estuviste con Taehyung? del tipo, ¿sexualmente?" Preguntó directamente, viendo las mejillas del príncipe enrojecer. No necesitaba respuesta. "Dime que estás jugando, Jungkook, dime que es una muy mala broma."
"No, quiero decir... solo me tocó." Apretó sus labios para reprimir la sonrisa que estuvo apunto de dibujarse en su cara al recordar.
"¿Te tocó? Bien, no quiero detalles, solo dime que no te forzó a nada."
"No, en realidad preguntó varias veces si estaba seguro y... todo estuvo bien."
Jimin relajó su postura, y rascó su nuca sin saber que decir o hacer. Conocía a Jungkook, sabía que era muy sencillo de persuadir y convencer, entregaba todo a manos llenas sin esperar nada a cambio.
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The three musketeers | Taekook
FanficA d a p t a c i ó n Taehyung es un joven inexperto con el sueño de convertirse en mosquetero, después de haber sido salvado por uno. Tras una situación lo suficientemente extraña, le dan la oportunidad a él y a sus amigos de demostrar que son dignos...