𝐁𝐔𝐑𝐍𝐈𝐍𝐆 𝐅𝐋𝐀𝐌𝐄┃Scaramouche x Lectora┃Genshin Impact

3.

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ʙᴜʀɴɪɴɢ ꜰʟᴀᴍᴇ

ꜱᴄᴀʀᴀᴍᴏᴜᴄʜᴇ x ʟᴇᴄᴛᴏʀᴀ

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El segundo día en la casa de Scaramouche comenzó con la misma tensión que había marcado el primer encuentro. Te levantaste temprano, dispuesta a evitar cualquier encuentro incómodo con él. Preparaste un desayuno rápido y te dirigiste al jardín trasero, donde te sentaste en una silla para disfrutar de un poco de aire fresco.

Scaramouche, por su parte, se levantó tarde y se dedicó a su rutina habitual sin prestar mucha atención a tu presencia. La mañana transcurrió en silencio y ambos parecían estar en una especie de tregua tácita.

Al mediodía, decidiste hacer una visita al mercado local para comprar algunas cosas y tal vez algunos productos para hacer el tiempo en casa un poco más agradable. Mientras estabas en el mercado, tu teléfono sonó. Era un mensaje de Ei, informándote que se le había presentado un imprevisto y que no podría regresar a casa hasta tarde.

La noticia no fue una sorpresa, pero no te dejó de inquietar el hecho de estar sola con Scaramouche durante más tiempo. Decidiste regresar a casa y organizar el nuevo suministro de alimentos. Al entrar a la casa, te encontraste con Scaramouche que estaba sentado en el sofá, aparentemente absorto en un videojuego.

—Hola —saludaste, intentando sonar casual mientras descargabas las bolsas de compras.

Scaramouche levantó la vista de la pantalla, te observó por un momento, y luego volvió a concentrarse en su juego sin decir una palabra. Su actitud, como siempre, era una mezcla de desdén y desinterés.

Te dirigiste a la cocina para empezar a organizar las cosas. Mientras sacabas los productos de la bolsa, decidiste preparar algo de almuerzo, con la esperanza de que Scaramouche aceptara unirse. Con un poco de suerte, eso podría suavizar el ambiente entre ustedes. Ni él ni tú querían estar en esta situación.

—Voy a preparar algo para comer. Si tienes hambre, puedes unirte a ayudar —le dijiste.

Scaramouche se levantó del sofá, estirándose antes de acercarse a la cocina. Miró los ingredientes y luego, con un gesto de resignación, se sentó en el banco de la cocina.

—No te lo voy a agradecer, pero ¿qué estás cocinando? —preguntó con una mezcla de curiosidad y desdén. —Sopa de verduras —respondiste, tratando de mantener una actitud positiva. —No es gourmet, pero es lo que hay. —Hmph, al menos no es comida rápida —murmuró, aún con un tono de indiferencia. Pensó que no lo habías oído, pero efectivamente lo hiciste, sólo que lo dejaste pasar.

La conversación continuó con un aire de tensión, pero con pequeños avances hacia una comunicación más civilizada. Mientras cocinabas, Scaramouche te observaba en silencio, aunque su mirada estaba llena de quejas y sarcasmo.

Finalmente, el almuerzo estuvo listo y ambos se sentaron a la mesa. Aunque intentaste mantener la conversación ligera, la tensión seguía presente. Sin embargo, a medida que avanzaba la comida, comenzaste a notar una pequeña disminución en la actitud hostil de Scaramouche. Parecía estar más relajado, aunque su expresión seguía siendo reservada.