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Créditos: unknown
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ʙᴜʀɴɪɴɢ ꜰʟᴀᴍᴇ ꜱᴄᴀʀᴀᴍᴏᴜᴄʜᴇ x ʟᴇᴄᴛᴏʀᴀ
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El aire en la sala era sofocante, cargado de una electricidad que parecía intensificarse con cada segundo. La película seguía proyectándose, pero ahora era un mero fondo que apenas existía. Tus labios aún estaban entreabiertos por el beso que acababan de compartir, y podías sentir el latido acelerado de tu corazón martillando en tu pecho. Scaramouche te sostenía con firmeza, sus manos no vacilaban mientras te mantenía justo donde quería: encima de él, como si ese fuera tu lugar natural.
Sus ojos recorrieron tu rostro lentamente, bajando hasta tus labios y luego subiendo otra vez hasta encontrarse con los tuyos. Ese brillo oscuro en su mirada te hizo estremecer. Antes de que pudieras procesarlo, él deslizó sus manos hacia tu espalda, levantándose ligeramente del sofá sin apartar su cuerpo del tuyo.
—Creo que aquí ya no es suficiente —susurró, su voz baja, pero cargada de intención.
Mordiste tu labio inferior casi inconscientemente, sin apartar la mirada de él, llevando tus piernas envueltas alrededor de su cintura. La forma en que te sostenía, como si fueras suya, te hizo sentir una mezcla de vértigo y deseo.
—¿Vas a llevarme a tu habitación o qué? —preguntaste en un tono desafiante y burlón, aunque la anticipación hacía que tu voz sonara más baja de lo que pretendías.
Él esbozó una sonrisa que te dio escalofríos, sin detenerse y sin soltarte, mientras subía las escaleras y avanzaba por el pasillo oscuro hacia su habitación, al mismo tiempo que te cargaba y que envolvías tus piernas y brazos alrededor de él.
—Ya lo sabes —respondió, con ese tono seguro y cargado de posesión —Es lo que debería haber hecho desde el principio.
Cada paso que daba hacia su habitación parecía aumentar la tensión entre ustedes, como si cada movimiento los acercara a algo inevitable. Cuando cruzó el umbral, la habitación de Scaramouche estaba a oscuras, solo iluminada por la luz tenue de la luna que se filtraba a través de las cortinas. Te colocó cuidadosamente en el borde de la cama, pero no te dejó espacio para moverte; su cuerpo aún estaba peligrosamente cerca del tuyo.