𝐁𝐔𝐑𝐍𝐈𝐍𝐆 𝐅𝐋𝐀𝐌𝐄┃Scaramouche x Lectora┃Genshin Impact

༉‧₊˚. Especial Noche de Halloween: Parte 2 ༉‧₊˚.

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ʙᴜʀɴɪɴɢ ꜰʟᴀᴍᴇ
ꜱᴄᴀʀᴀᴍᴏᴜᴄʜᴇ x ʟᴇᴄᴛᴏʀᴀ

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ೃ⁀➷ Atención: este capítulo contiene material explícito y NSFW, por lo que sólo recomiendo leerlo si tienes +18 años y estás de acuerdo con leer este tipo de contenido. Lee a tu propio riesgo y responsabilidad.

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A la mañana siguiente, despertaste al sentir el primer rayo de sol colarse por la ventana. El calor familiar de Scaramouche a tu lado era un recordatorio de tu estancia con él, y mientras abrías los ojos, lo viste aún dormido, su respiración tranquila y su rostro relajado en una expresión que no siempre te permitía ver.

Su piel tenía un tono suave bajo la luz del amanecer, y la sombra de sus largas pestañas se extendía sobre sus pómulos marcados, dándole una apariencia casi serena. Su cabello índigo, revuelto por el sueño, caía desordenado sobre su frente y contrastaba con la palidez de su piel. Bajaste la mirada y notaste el brazo que tenía alrededor de tu cintura, su torso desnudo y fuerte, con los músculos aún relajados por el sueño, irradiando una calidez que te anclaba a la cama.

Por un instante, te perdiste en la imagen de él, en la forma en que la suave curva de su boca parecía algo menos severa cuando estaba dormido. Su respiración rítmica y tranquila, su brazo rodeándote con una posesión inconsciente, todo era un recordatorio del lado de él que solo tú podías ver, de ese momento íntimo compartido en la quietud de la mañana.

Con cuidado de no despertarlo, te quedaste observándolo unos minutos más, permitiéndote disfrutar de la calma en su expresión y el calor de su cuerpo contra el tuyo. Sus labios estaban ligeramente entreabiertos, y podías ver el leve movimiento de su pecho al compás de cada respiración. La luz del sol atravesaba la habitación, proyectando un brillo suave sobre su piel y revelando pequeños detalles, como diminutas cicatrices en sus manos y brazos, huellas de momentos de los que nunca hablaba.

No pudiste evitar extender una mano para apartar un mechón de su cabello que le caía sobre la frente. Una parte de ti se sentía casi culpable de disfrutar de ese pequeño gesto sin que él lo supiera.

Justo cuando ibas a apartar la mano, sus ojos se entreabrieron lentamente, mostrándote un brillo oscuro y aún soñoliento. Te sorprendió la intensidad de su mirada, como si estuviera totalmente consciente de tu presencia desde el primer instante. Con un suspiro bajo, él te atrajo más hacia él, su brazo alrededor de tu cintura apretándote ligeramente, y una media sonrisa apareció en su rostro, aún medio dormido.

—¿Qué? ¿Te gusta lo que ves? —murmuró con la voz ronca por el sueño, sin abrir del todo los ojos.

No pudiste evitar sonreír, aunque intentaste fingir desinterés.

—Solo estaba tratando de entender cómo alguien puede verse tan mal al despertar —le respondiste en un tono burlón, aunque la calidez en tus palabras te traicionaba.

Él soltó una risa baja, densa con ese tono que te hacía vibrar, y, sin aflojar su brazo, te acercó hasta que sus labios rozaron suavemente tu frente, un gesto inesperadamente tierno.

—No me engañas. Sé que no te despegas de mí porque en el fondo te encanta esto —contestó, con la típica seguridad posesiva que lo caracterizaba.