8.

231 35 0
                                    


── ⋆⋅☆⋅⋆ ──

ʙᴜʀɴɪɴɢ ꜰʟᴀᴍᴇ
ꜱᴄᴀʀᴀᴍᴏᴜᴄʜᴇ x ʟᴇᴄᴛᴏʀᴀ

── ⋆⋅☆⋅⋆ ──


Era la mañana siguiente y la casa parecía más silenciosa de lo habitual. Con Ei fuera, su ausencia podía sentirse en cada rincón, y el vacío creado entre tú y Scaramouche se volvía casi físico. Había una especie de energía cargada en el aire, una mezcla de tensión y expectación que ninguno de los dos sabía cómo manejar.

A primera hora de la mañana, tú te encontraste en la cocina, intentando encontrar algo para el desayuno. Scaramouche ya estaba allí, inclinado sobre el contador con un café en una mano y su teléfono en la otra, su postura rígida y su expresión inmutable. La atmósfera era densa, marcada por el silencio incómodo que ambos parecían evitar romper.

—Parece que nadie ha limpiado este lugar en semanas. —comentaste, tratando de romper el hielo mientras comenzabas a lavar algunos platos acumulados.

—Me imagino que no todo el mundo tiene el tiempo o las ganas para hacerlo. —replicó Scaramouche con un tono que se movía entre la indiferencia y el sarcasmo, sin levantar la vista del teléfono.

Su respuesta no hizo más que agregar a la carga emocional del ambiente. Tú sentías el peso de los sentimientos no dichos, el recuerdo fragmentado del beso en la fiesta flotando entre ustedes como un elefante en la habitación.

Mientras trabajabas en la cocina, trataste de mantener tu mente ocupada, enfocándote en tareas domésticas para evitar que tus pensamientos se desviaran hacia Scaramouche. Sin embargo, cada vez que cruzabas miradas con él, había una chispa de desafío y desdén que complicaba el ambiente. Con cada cruce de miradas sentías una sensación extraña en el pecho, pero decidías evitarla a toda costa.

—¿Vas a estar viendo videitos todo el día? —preguntaste.

—Quizás. —respondió él sin levantar la vista, la brusquedad de su tono subrayando su deseo de evitar una conversación significativa. —No tengo nada mejor que hacer mientras tú te encargas de los platos.

El comentario te hizo fruncir el ceño mientras frotabas el último plato con más fuerza de la necesaria, la frustración evidentemente acumulada.

—Siempre soy yo la que termina con las tareas. —dijiste, lanzándole una mirada fulminante. —¿No te parece que sería justo si de vez en cuando te encargas de algo?

Scaramouche alzó una ceja, su expresión era una mezcla de desdén y sorpresa.

—¿Ah, sí? —dijo, finalmente mirándote. —No sabía que te considerabas la ama de llaves oficial. Quizás deberías haberlo puesto en tu currículum.

—Qué gracioso. —replicaste, con sarcasmo evidente en la voz. —Claro, porque es evidente que mi habilidad para lavar platos es lo único que tengo para ofrecer. —tu malhumor iba aumentando cada vez más con cada comentario sarcástico suyo. ¿Es que acaso te iba a seguir tomando el pelo?

Scaramouche soltó una risa seca, manteniendo una sonrisa burlona.

—No exageres. —dijo él, volviendo a su teléfono.

—Ah, claro. —dijiste, con un tono que reflejaba un desdén similar al de él. —Porque eso realmente me consuela mientras paso todo mi tiempo lavando todos tus platos sucios.

—No me habías mencionado antes que lavar platos era tu pasión oculta. —comentó Scaramouche, haciendo un gesto exagerado con la mano mientras seguía viendo videos.

𝐁𝐔𝐑𝐍𝐈𝐍𝐆 𝐅𝐋𝐀𝐌𝐄┃Scaramouche x Lectora┃Genshin ImpactDonde viven las historias. Descúbrelo ahora