El aire se volvió denso, cargado de tensión. Mis manos comenzaron a hormiguear mientras dejaba fluir una pequeña fracción de mi poder, apenas lo suficiente para mantenerme lista. El resto del grupo también estaba en guardia. La criatura, lo que fuera, permanecía inmóvil frente a nosotros, sus ojos brillando en la oscuridad, como dos faros malignos.
Pavel fue el primero en dar un paso al frente. La sombra que siempre controlaba comenzó a moverse a su alrededor como una serpiente, lista para atacar. Su presencia me daba una sensación de seguridad, pero incluso con él al mando, no podía ignorar el miedo que me envolvía.
—Nos está observando —susurró Marenka, con esa calma habitual que a veces resultaba aterradora.
La criatura no se movía. Solo estaba ahí, mirándonos, evaluándonos. No era como las Vraxis. No había ataques sorpresivos ni ferocidad descontrolada. Era más calculador, como si estuviera esperando algo.
—No me gusta esto —dijo Emi, generando chispas de electricidad entre sus dedos. Podía ver el miedo en sus ojos, aunque tratara de ocultarlo bajo su habitual actitud confiada.
Entonces, de repente, la criatura hizo algo que nadie esperaba: habló.
—No son como los otros.
Su voz era grave, como el rugido distante de una tormenta. Nos dejó helados. Ninguno de nosotros se movió. Las palabras de la criatura rompieron el silencio, pero no el miedo que sentíamos. Algo en su tono me provocaba un terror indescriptible.
—¿Qué eres? —pregunté, rompiendo el hechizo que su presencia había lanzado sobre nosotros.
La criatura inclinó la cabeza, como si estuviera considerando mi pregunta.
—Soy lo que han olvidado. Lo que han temido desde el principio.
Nadie sabía qué responder. Esto no era algo que habíamos encontrado antes. Su forma era humanoide, pero no del todo. Las sombras parecían moverse con él, como si fuera parte de la misma oscuridad que lo rodeaba.
Pavel dio otro paso adelante, su expresión decidida.
—No importa lo que seas. No tienes poder aquí.
La criatura sonrió, si es que se podía llamar así a ese retorcimiento de su rostro.
—No son más que fragmentos. Pero ella... —señaló con un dedo largo y afilado hacia mí—, ella es diferente.
Mi corazón saltó en mi pecho. ¿Cómo podía saberlo? Nadie en el grupo sabía la verdad sobre mí. Había mantenido mi poder como Omni en secreto, temiendo lo que podrían hacer si lo descubrieran. Pero esta cosa lo sabía.
—Phantom, ¿qué está diciendo? —preguntó Ximme, sus ojos llenos de confusión.
Sentí las miradas del grupo caer sobre mí. Pável frunció el ceño, Emi dio un paso hacia atrás, y Marenka me observaba con esa intensidad que siempre me ponía nerviosa.
—No lo escuchen —respondí rápidamente, tratando de mantener la calma—. Solo está intentando sembrar caos entre nosotros.
Pero la criatura soltó una risa baja y gutural.
—Es inútil, pequeña Esquirla. No puedes ocultar lo que eres por siempre. Tu tiempo se acaba. Y cuando lo haga, ellos lo sabrán.
Un escalofrío recorrió mi columna. La criatura se desvaneció en la oscuridad antes de que nadie pudiera reaccionar. Como si nunca hubiera estado allí. Todo sucedió tan rápido que apenas tuvimos tiempo de procesarlo. Nos quedamos en silencio, mirando el lugar donde había estado.
—¿Qué diablos fue eso? —preguntó Emi, rompiendo el silencio con su voz llena de incredulidad.
—No lo sé —respondí, mi voz temblando más de lo que me gustaría admitir—. Pero debemos estar preparados para lo que venga.
Pavel me miró, con esa expresión que indicaba que sabía que algo no cuadraba, pero no dijo nada. Sentí una punzada de culpa al no poder ser completamente honesta con él. Mi secreto estaba cada vez más cerca de ser revelado, y no tenía idea de cómo iban a reaccionar cuando lo descubrieran.
—Deberíamos regresar al refugio —dijo Marenka, cortando la tensión con su tono frío pero sensato—. No sabemos si está solo.
Asentimos todos, y comenzamos a movernos en silencio. El regreso al refugio fue rápido y tenso. Nadie hablaba, pero sabía que las preguntas estaban en el aire, colgando como una nube negra sobre nosotros.
Una vez dentro, nos sentamos en círculo, tratando de analizar lo que acababa de suceder.
—Está claro que esto no es como las Vrixas ni los Umbros que hemos enfrentado antes —dijo Pavel—. Estamos lidiando con algo nuevo.
—¿Y qué hacemos al respecto? —preguntó Ximme, su voz temblorosa—. Si ese monstruo sabía sobre Phantom... ¿qué más sabe?
Sentí el peso de todas las miradas sobre mí. Mi corazón latía con fuerza, pero traté de mantenerme firme.
—No sé cómo sabía sobre mí —mentí—. Pero lo que importa es que estamos todos juntos. Lo enfrentaremos como hemos enfrentado todo lo demás.
Pavel me miró fijamente por un momento más largo de lo necesario, y luego asintió.
—Phantom tiene razón. Lo importante es que nos mantengamos unidos.
La conversación se desvió hacia posibles estrategias y formas de defendernos en caso de que la criatura regresara, pero mi mente no podía concentrarse. Sabía que mi secreto estaba peligrosamente cerca de salir a la luz, y no sabía cuánto más podría mantenerlo oculto.
La criatura había desaparecido, pero sus palabras resonaban en mi mente. "Tu tiempo se acaba." ¿Cuánto tiempo más podría seguir mintiéndoles antes de que todo se derrumbara?
Fuera como fuera, algo estaba por cambiar. Lo sentía en el aire, en cada sombra que se movía más de lo necesario. Y sabía que, cuando ese momento llegara, no habría vuelta atrás.
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The Shattered Core
Teen FictionAlgunos decían que era una maldición. Otros, un regalo oscuro. Y en como en toda buena historia, estos poderes tenían un costo.