Era un cálido día, los pájaros cantaban y las flores brotaban. Una chica común estaba caminando agitadamente a la escuela mientras se termina de comer un sándwich.
La escuela estaba rodeada de estudiantes entrando algunos felices hablando con sus amigos y otros con ganas de incendiar el lugar.
A la escena llega la misma chica de antes, algo sudada entra al edificio y se va a su clase designada mientras busca con la mirada a alguien. Encuentra a quien buscaba cuando estaba a punto de ingresar a su salón, él estaba al lado de la puerta, rodeado de gente, más que todo chicas, todos hablando felizmente.
Por un momento cruzan miradas y la chica apenada entra rápidamente al salón y se sienta. Llega la profesora, todos entran y empieza la clase más aburrida y larga de su vida.
Al sonar el timbre la chica sale apresurada a la cafetería, estaba preparando algo especial y para ella todo debía salir perfecto, compra dos cajas de chocolate de mediano tamaño y vuelve al salón.
Mientras pasa la clase, la chica se pone a escribir una carta, hace varios borradores que termina arrugando hasta por fin quedar satisfecha, pone la carta en un sobre con corazones rosados y lo sella delicadamente. Hace otra pequeña carta, la transforma en un avioncito de papel y la manda al mismo chico de la mañana.
Termina la jornada escolar y va directamente a un árbol de cerezo al lado del colegio mientras espera ansiosa repasando lo que va a decir.
El chico por fin llega al árbol y la mira expectante.
N: Camila? Necesitas algo?
C: eh... hola! Cómo estás? Solo me gustaría decirte algo
N: claro, dime
C: es que... la verdad... yo
La chica se mueve inquieta con la cara roja hasta que por fin le mostró la carta y las cajas.
C: siempre te he querido decir esto! La verdad es que tú me gustas mucho Narcisso! Pero si no sientes lo mismo te entenderé!
Apenas el chico agarró las cosas, ella salió corriendo con la cara roja como tomate. Cuando llegó a casa bota el bolso en un sillón cercano y camina rápidamente a su habitación, a lo que su mamá le empieza a hablar desde la cocina.
J: hija y cómo te fue hoy?! La comida está lista!
C: me fue bien! No tengo hambre!
La chica salta levemente, bastante emocionada, después de un rato se tumba en la cama y se duerme con una sonrisa en su rostro.
Al día siguiente se despertó alegre, se arregló para el colegio, desayunó y se fue. Los pajaritos cantaban canciones de amor mientras hacían sus nidos, las flores desprendían un dulce y suave aroma.
El día pasa con normalidad hasta que recibe un avión de papel de Narcisso diciendo que se encontraran en el árbol de cerezo, la chica emocionada salió lo más rápido que pudo y fue directo al árbol.
N: Hannah? Digo... Camila, hola
C: hola, pasó algo?
N: estuve pensando en lo de ayer, aunque no creo que pueda decirte esto con palabras, mejor toma
Tapándose la mitad de la cara le da una flor de narciso y un pequeño sobre con flores moradas.
N: supongo que nos vemos mañana.
Él le sonríe y se va, dejándola sonrojada y mirandolo fijamente. Ella llega a su casa más feliz que nunca, cena con su mamá y le cuenta las buenas noticias, cuando termina se encierra en su habitación y observa el regalo de Narcisso. Decidió oler la flor, tenía un olor suave y dulce, como una combinación de miel y vainilla.
Mira de reojo la carta, dudando en abrirla, con un gran sonrojo y una sonrisa boba abre la carta y se dió cuenta que a comparación de la suya está era bastante corta. Él era alguien de ir directo al grano, a veces, otras veces le gustaba jugar con los sentimientos de la gente.
~ hola Camila, sobre lo de ayer, leí tu carta, eres buena escribiendo, pareciera como si toda tu vida hubieras estado enamorada de mi, supongo que es un poco tierno.
Lastimosamente, debes saber que yo no siento lo mismo por tí, lo siento, pero a mí me gusta Hannah, debes admitir que ella es mejor que tú, es una verdad que no puedes negar.
-Narcisso ~
Mientras leía un viento frío le azotó la cara y unas gotas empezaron a caer, la chica deja a un lado las cosas y cierra la ventana, viendo como la lluvia cae, a lo lejos pudo divisar dos personas en medio de la lluvia, compartian la misma sombrilla y parecían bastantes felices.
De pronto el olor del narciso se volvió intoxicante, dejando de ser suave a un fuerte aroma a fresas pudriéndose, lo único que hace es botar las dos cosas a la basura. Se acuesta en la cama con la cara mojada pero no por la lluvia, pasa casi una hora hasta que por fin se duerme.
No creo que mañana vaya a salir.