Volví a mentir, volví a convertirme en el ser que más juré odiar y que realmente odio, desprecio a los monstruos mentirosos, lo que significa que también me desprecio a mi, y menti con algo que incluso yo pensé que era verdad, yo siempre decía que odiaba el dolor y por elección propia no haría nada doloroso, pero no puedo cumplir promesas y lo volví a hacer, las pinzas que utilize me dejaron los dedos morados y con marcas, cuando no tenía más dedos vacíos lo intenté con mi lengua y mis labios, el dolor de alguna manera me daba placer, no de manera sexual, simplemente me sentía bien castigandome después de hacer estupideces todo el día, duré medio día con pinzas que pellizcaban cada parte de mi piel para poder sentirme bien, nunca lo logré, antes de dormir me las quité, después de ver mi cuerpo mayugado me dí cuenta que era igual que el resto del mundo, un ser cruel, pero esto era peor porque estaba siendo cruel con quien más debía de querer, nunca quise aceptar mi falta de amor propio pero ahora está más presente que nunca, deseo acabar con esto, deseo acabar con todo,debo sonar como un villano de caricatura, incluso a veces siento como si realmente fuera el villano, el villano de un historia mal contada en donde nunca se aprecia la verdadera personalidad de los personajes, porque soy solo eso, un simple personaje de la historia de mi vida, esa historia ya tiene un final decidido, el de la miseria y el fracaso, cuando todo mi mundo se derrumba por fin y me aplasta, como si fuera una simple cucaracha que solo vive para ser aplastada por los demás, ese es mi único destino, la humillación, algo que siempre detesté pero que siempre merecí, lo merezco porque soy una escoria que aunque sea mejor que algunos definitivamente soy peor que otros, porque la hipocresía es de las peores cosas y yo no soy más que una bola de hipocresía que no sabe lo que quiere ni entiende lo que necesita, esa es mi verdad, mi única verdad, toda mi vida entera siempre fue una mentira, especialmente el hecho de que por un momento creí que era una buena persona a la que le habían hecho daño, sin darme cuenta que yo no era la victima sino el victimario.