No se que hacer, ni siquiera debería haber estado ahí, no soy lo suficientemente interesante para aparecer en público, ni siquiera pude terminar la explicación cuando empezó a caer sangre de mi nariz, no debí inhalar eso antes de entrar a ese lugar, no supe disimular bien y de seguro se dieron cuenta, lo que importa es que no me merecía estar en ese lugar, lo único que pude hacer es castigarme apenas volví a casa, pinzas pellizcando por doquier, no me las quité para dormir, no merecía ningún descanso del sufrimiento.