Eres como una estrella fugaz que ilumina el cielo y mi corazón, no puedo evitar mirarte, admirarte, desearte, como me hubiera gustado confesarte todo, pero fui demasiado cobarde, no creo que nos volvamos a ver y eso me está volviendo loco.
Cada vez que pasabas me quedaba mudo y rápidamente me convertía en tu perro faldero, condicionado como el perro de Pavlov, pero yo era feliz a tu lado aunque no me hablaras.
Tenía la necesidad de escribirte, confesarme, pero por más que busqué tu número no lo encontré, ahí se desmoronaron todas mis esperanzas, pero no sé desmoronó mi amor.
Ahora me la paso escuchando la misma canción de siempre porque me recuerda a ti y no te puedo dejar ir, no te quiero dejar ir, tú gobiernas mi corazón como una dictadura y no soy capaz de hacer una revolución y revocar tu poder.
Me traes bobo y enamorado, justo como un ciego que solo puede ver tu luz, de alguna forma me hipnotizaste y me hiciste esclavo de mis sentimientos, aún así te amo, te adoro, quiero estar a tu lado.
Dios, esto debe sonar mal, no quiero hacerte ver mal pero quiero mostrar como me hacías sentir, incluso en todo lo que he escrito no soy capaz de dar a entender mis sentimientos.
A ver, volvamos a empezar, siempre que pensaba en ti sentía que caminaba en un sendero lleno de rosas y gardenias con una esencia de lavanda que me enloquecía de buena manera, me encantaba cuando te hacías a mi lado, cuando volteaba a verte y me estabas mirando, o al menos eso creo yo, solo se que te amaba, desde la primera vez que te ví sentí algo especial.
Ya no se como más expresar que te quiero pero aunque sea pude decir esto aquí, porque se que nunca nos volveremos a ver ni a hablar.