Yoko

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El verdadero conocimiento es conocer el alcance de la propia ignorancia.
    —Confucio
   
Mi madre fue una mujer de Confucio cuando necesitó algunas palabras de motivación. Mi padre era un hombre de Einstein cuando todo se derrumbaba sobre él.
Ninguno de estos sabios muertos me está ayudando ahora mismo tampoco mis padres y todas sus palabras de sabiduría.
Para ser justos, probablemente nunca me habrían permitido robar la identidad de otra chica, tomar su herencia y usarla para obtener una muy perturbadora venganza contra todos los hombres que me marcaron de por vida. Hace cinco minutos, mi mundo estaba bien... bueno, para mí estaba bien. Entonces Marissa apareció en mi puerta. Nunca debí haber abierto la puerta.
    —Soy Marissa Grace.
    Su nombre me suena vagamente familiar, aunque no estoy segura de por qué.
—Bien. —Me encojo de hombros, haciéndole saber que ese nombre no tiene importancia.
    —Faye Malisorn es mi jefa.
    Eso es... sorprendente. —¿No deberías estar en DC1? Escuché que Boogeyman dejó otro cuerpo.
    Sus ojos se iluminan de sorpresa y saca su teléfono del bolsillo, maldiciendo cuando lee algo.
    —Haré que esto sea rápido —me dice, sosteniendo un archivo.
    Me lo lanza, y mi sangre bombea por mis venas mientras lo abro para ver que mis peores miedos empiezan a cobrar vida.
    —En realidad, tú haces esto rápido —me dice rotundamente—. Dime por qué demonios robaste la identidad de una chica muerta.
    Mi mente corre a través de miles de escenarios, preguntándome cuánto sabe. Sé sin duda que mi pánico interior no se muestra en la superficie. Soy la imagen de la compostura. Me he preparado para esto, pero no hasta este punto y con alguien cercano a Faye.
    —¿Siempre eres tan exhaustiva con la novia de un amigo o soy especial? —le pregunto a la chica de enfrente, manteniendo mi tono frío y distante.
    —¿De verdad quieres jugar a esto? Bien. Llamaré a Faye, le diré que una perra mentirosa lo ha estado tocando como un violín.
—Siéntete libre de llamarlo. En cuanto a robar la identidad de una chica muerta, es una acusación falsa pero por supuesto, adelante y hazte ver como una chica loca.
    Empiezo a cerrar la puerta, pero ella golpea su pie en la apertura y evita que se cierre.
    La tengo.
    Lentamente, la abro de nuevo, arqueando una ceja.
    —Hace diez años, Kennedy Carlyle tuvo un accidente de auto porque estaba drogada como una cometa. Sus heridas fueron consideradas mortales, pero sobrevivió milagrosamente. ¿Cómo lo logró?
    Se está refiriendo a propósito a Kennedy como una persona separada de mí. Está tratando de hacerme cometer un error.
    —Hace diez años, yo era una persona diferente. Me cambié el nombre legalmente y me puse sobria, tomé algunas decisiones en la vida real. Era una chica de dieciséis años en ese entonces, enojada sin causa. Nuevo nombre, nueva vida, nuevas opciones y una mentalidad más saludable. Fue un milagro que sobreviviera, y no lo di por sentado.
    Esa es la mierda que he estado ensayando, preparándome para el día en que alguien me llame.
Ella resopla burlonamente. —Ni siquiera te pareces a ella y he ejecutado un software de reconocimiento facial; ni siquiera cerca.
    Bien, cuando estaba ensayando todo esto nunca planeé enfrentarme al FBI.
    —¿Te has topado con mis historiales médicos mientras invadías mi privacidad e infringido la ley para hacerlo?
    —No he violado ninguna ley, incluyendo la de hackear tus archivos médicos.
    —Sin embargo, sabías que mis heridas del accidente de auto eran tan fatales que debería haber muerto —Ahora doy vuelta a la situación, tallando sus mentiras.
    Sus ojos se estrechan y me subo la camisa, sorprendiéndola.
    Sus ojos se posan sobre las cicatrices agravadas. Ni siquiera ha visto las de mi espalda, Faye ni siquiera las ha mencionado desde que me quedé rígida, con las dos largas y desagradables marcas en mi torso.
    —Tienes razón. Apenas sobreviví —Funcionó que Kennedy fuera rebanada y cortada en cubos casi como yo—. Tengo la prueba. Siempre puedo quitarme el maquillaje y mostrarte algunas de las débiles cicatrices de mi rostro. Tuve suerte allí. Diez cirugías de reconstrucción facial por un cirujano plástico del demonio salvaron mi rostro de parecer tan horrenda como estas dos cicatrices.
    Ella retrocede un poco, sus labios se tensan. Los ojos nunca están en el reconocimiento facial a menos que tengas la cara tan aplastada que haya un noventa por ciento de placas de metal ahí pero debería coincidir ahora. Folk arregló todo eso hace mucho tiempo, así que puede que ella esté fanfarroneando.
    —Mi rostro fue el peor de los daños lo verás en mis informes médicos, estaba tan destrozada que prácticamente fui reconstruida. Así que sí, es un milagro que haya sobrevivido. Siéntete libre de indagar en el expediente de mi cirujano plástico sobre mí. Su nombre es Dr. Calvin Morose. Estoy segura que le ofrecerás una disculpa a Faye cuando la termine.
    Empiezo a dar un portazo de nuevo, pero su pie lo atrapa una vez más. Esta vez cuando la abro de nuevo, la fulminó con la mirada, tratando de parecer más ofendida que enferma del estómago.
    —Kennedy Carlyle era apenas una estudiante de D. Sin embargo, de repente da un giro a su vida después del accidente, termina la escuela con un buen promedio, ¿y se las arregla para ir a la universidad también? Además, ahora hace perfiles de seriales, así como un perfilador entrenado por el FBI?
    Ah, así que todo esto es por ese maldito Boogeyman. Realmente quiero matar a ese cabrón.
    —Señalé el hecho de que limpiaba como alguien que trabaja en el ramo de mantenimiento de limpieza, eso es difícilmente un perfil. Los niños ricos pasan más tiempo con las criadas que con sus padres.
    —Le dijiste a Faye que tu padre era amigo de un conserje —dice ella, sonriendo como si me pillara en otra mentira.
    ¿Qué tan jodidamente cercanos son? ¿Por qué está tan empeñada en encontrarme un trapo sucio?
    ¿Necesito matarla?
    No. No. No puedo matarla. No a menos que sea una violadora.
    ¿Alguna posibilidad de que sea una violadora?
    Miro su delgado cuerpo, su insignificante estatura y me pregunto.
    Después de todo, las apariencias engañan en lo que a mí respecta. Lo mismo podría ser cierto para ella.
    Oficialmente he perdido la cabeza.
    —Mi padre era amigo de numerosos conserjes. Los llamaba mayordomos. Siento no haberle dicho a mi novia que era una mocosa rica de un hogar privilegiado que se concentraba demasiado en las cosas malas antes de que casi muriera. Tuve una llamada de atención. En cuanto a ocultarle todo esto... Faye y yo acabamos de empezar a salir. Vomitar mi pasado en su regazo nunca es una buena manera de empezar una relación y volverse una loca celosa y desgarrar invasivamente el pasado de su novia no es una manera de robártela. Ahora, por favor, vete a la mierda.
    —¿Y si le muestro esto a Faye? —Amenaza.
    —Entonces supongo que le mostraré todos los informes de los cirujanos plásticos y las cosas hechas. Terminaré las cosas con ella si me hace sentir tan vulnerable como tú.
    Le cierro la puerta en el rostro, ignorando el temblor de mi mano al apoyarme en la puerta. Joder, joder.
    Mi pasado es sólido, Folk se ha asegurado de ello. Los registros de Kennedy Carlyle han sido modificados para coincidir conmigo: Sus cicatrices, sus lesiones, su tipo de sangre, su maldito ADN. Ha cubierto cada uno de los rastros que hay.
    Soy Kennedy Carlyle.
    Bueno, en realidad soy Yoko Myers.
    Apasra y Kennedy murieron, Yoko nació.
    Es un milagro que no tenga una crisis de identidad.
    En cuanto agarro mi teléfono, lo vuelvo a encender y vuelvo a llamar a Folk.
    —¿Qué demonios? —gruñe—. ¿Por qué colgaste y apagaste tu teléfono?
    —Averigua todos los detalles oscuros de una chica llamada Marissa Grace.
    —¿Qué? ¿Por qué?
    Respiro profundamente, preparándome para su inevitable despotricamiento. —Porque ella se convirtió en un problema.

Desviado  FAYEYOKO 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora