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Natasha POV

La cena fue dos horas después del momento que tuve con Steve. Una vez más, la lujuria fue más fuerte que la razón cuando lo dejé tomarme así en la cocina. Le permití dominarme y controlarme en la abierta cocina; el hecho de que nuestra hija pudo habernos interrumpido era un pensamiento distante, pues los dos sabíamos que estaba dormida. Steve me ayudó a vestirme, bajándome del mostrador, subiéndome las prendas inferiores y acomodando mi top deportivo para verme medio presentable.

Ninguno podía parar de sonreír o reír por la situación, nos sentíamos torpes. Tan pronto se
disipó esa hambre, los dos nos dimos cuenta de dónde estábamos y cómo pudo pasar algo
así tan rápido. Pero el humor cambió de nuevo cuando el me abrazó. Cuando me vestí y sus pantalones estaban bien puestos otra vez, Steve me atrajo a brazos y solo me abrazó.

Ningún espacio entre nuestros cuerpos, solo me sostuvo cerca de el, inicialmente escondiendo la cara en mi cuello y envolviéndome con seguridad, luego acunó mi rostro y me besó. Un minuto estamos perdidos en el deseo, y el siguiente es ternura y pasión. Y me encanta todo con Steve; amo cada momento que paso con el. Besó suavemente mis labios, mis mejillas y mi mandíbula, con intención cariñosa. Me dio tiempo de adorar y acariciar su físico, deslizando mis dedos por su torso, su estómago, su pecho y sus brazos.

Sus suaves, pero fuertes brazos de los que nunca me canso.

— No quiero arruinar esto, pero necesito una ducha. —Le dije unos minutos después de simplemente disfrutar de nuestros cariños.

Escucharlo gruñir casi provoca ese deseo primitivo por el que parece no abandonarme nunca y tuvimos que separarnos antes de que yo empezara algo de nuevo; la molestia en mis ojos dirigida a el lo hizo reír, enterado de lo que ese sonido causó en mí. Steve se lavó las manos y fue a despertar a nuestra hija, mientras yo me duchaba.

No pude parar de sonreír durante mi ducha. Ha sido así constantemente desde que conocí a Steve y vi lo increíble que es con nuestra hija. La proximidad entre ellos fue algo que esperaba desde el principio, pero hasta ahora me doy cuenta de que se ha convertido en una de las cosas más importantes para mí. Considerando lo increíblemente importante que es para mí, pensé en cómo es que hay gente que todavía no lo sabe. Mi madre aún no lo sabe.

Han habido muchos momentos en que pude habérselo dicho, pero no lo hice.

Salí de la ducha justo cuando Wanda y Khiara volvieron, las dos haciendo una dramática y ruidosa entrada que provocó esa risa de Steve en la que estaba pensando. Con prisa me vestí y al salir me encontré algo simple, pero hermoso en la sala.

— Uno... dos... tres... cuatro... ci-cinco... ¡seis!

— Buena niña. — Steve acurruca más a nuestra hija en sus brazos mientras la felicita.

Los dos estaban sentados en el piso, Natalie en las piernas de su padre. Steve la estaba ayudando a hacer la tarea. Khiara también estaba sentada cerca de el, coloreando un dibujo

— Ahora qué tal esta. — Steve apuntó a otra pregunta en la hoja de Emelia—. ¿Cuántos perros hay en esta imagen?

El chico de ojos azules me miró y me animó a sentarme a su lado. Por unos momentos solo vi a Steve enseñarle a Natalie algunos problemas matemáticos simples, felicitándola animadamente cada vez que acertaba la respuesta. Si Steve piensa que nuestra hija es
brillante; emocionándose por lo fácil que la niña entiende todo y constantemente alabándola por lo más mínimo.

Según Wanda, ella se encargó de cocinar porque Steve "estaba jodiéndolo todo, a punto de quemar la cocina". Wanda no es mucho mejor cocinera, pero ella cree que lo es y la comida no le quedó tan mal. Steve trató de llevarse el crédito por la mayoría.

El donador-RomanogersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora