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De vuelta en la recepción, Steve nos enseñó cómo podemos "adoptar" a uno de los animales. Pagas una contribución mensual para el bienestar de los animales y a cambio te dan fotos y cosas relacionadas con ellos. Steve también le dio a Natalie la oportunidad de nombrar a un tigre recién nacido que está enfermo y está recibiendo tratamiento. Al final lo adoptó, Steve pagó la cuota. Nuestra pequeña está sentada en su silla en el auto, mirando el paquete de fotos e información del tigre, Leonard, expresando "aww" con cada imagen.

— Es tan lindo, mamá. Mira esto. —Me giro para ver la foto que está sosteniendo, es una de Steve con el tigre en brazos, el cachorro con apenas minutos de nacido envuelto en una manta.

— Es muy lindo. —Concuerdo con ella y me giro hacia Steve—. Tú también te ves muy lindo. El chico de ojos azules piensa un segundo sobre cuál foto estoy hablando y sonríe sonrojándose cuando la recuerda.

— Bueno, escuchen — Steve olvida la pena y se dirige a Natalie y a mí—, nos vamos a detener a cenar más o menos dentro de una hora y haremos algo divertido, después nos vamos a casa. ¿Está bien?

— Sí, papi. ¿Puedes poner Disney otra vez, por favor? Steve y yo nos reímos de la impaciencia de Natalie, y le da play a la segunda parte de la playlist.

— ¿Te parece bien a ti también, Natasha?

— Por supuesto. —Respondo simplemente. Algo que sorpresivamente no reconozco comienza a sonar en el sistema de sonido—. ¿Qué es eso? —Le pregunto al chico que se está moviendo al ritmo de la canción. — Gospel Truth. —Responde en tono obvio. Aún no tengo idea de lo que es y levanto las cejas para que se explique más—. De Hércules.

— Nunca la he visto.

— ¿QUÉ? Fuera. Fuera de mi auto. —Apunta hacia la puerta del copiloto, Natalie y yo nos reímos de su reacción.

— Apégate a los clásicos.

— Hércules es un clásico, ¡impostora! Actuando como si conocieras las películas de Disney. —Esnifa cómicamente—. No eres tan perfecta después de todo.

— ¿Perfecta? —Pregunto burlona, causando que se sonroje otra vez—. Aww, ¿oyes eso, Natalie? Tu papá cree que soy perfecta. —A modo de broma muevo la cabeza sacudiéndome el cabello hacia un lado. Steve se ríe de mí con las mejillas aún rojas.

— Es porque lo eres, mamá.

— Aww, bebé. —Me giro a mi hija, beso la punta de mis dedos y toco su boca con los mismos. Natalie también besa mi mano—. Te amo.

— También te amo, mamá, pero papá también necesita ese beso. —Dice Natalie obviamente. Pongo mi mano en la boca de Steve y el me la besa en respuesta.

Nuestro viaje se vuelve silencioso después de eso. Steve concentrado en conducir, Natalie escuchando la música y tratando de leer un libro que trajo, y yo me tomo el tiempo de reflexionar. Anoche Steve y yo la pasamos increíble juntos, desde las risas que compartimos en el club hasta la intimidad después. Nunca había experimentado nada igual antes. El tiene esta forma de ser tan sexy y segura, transformándose en alguien tan peculiar y risueño y luego volviéndose extremadamente tímido y vulnerable. Todo eso la hace tan deseable para mí. Quiero descubrir todo lo que lo hace convertirse en todas esas cosas; cuál de esas personalidades es la suya en realidad y cuál hará que me enamore de el. Anoche vi lo desesperado que estaba el por tener intimidad. Nunca me había sentido tan deseada bajo la mirada lujuriosa de alguien, y Steve no estaba tratando de ser discreto sobre lo mucho que estaba apreciando mi cuerpo y lo mucho que quería tocarme. Pero el también estaba nervioso. Su inexperiencia era evidente en la duda de sus acciones, pero eso no importó. El es increíble. Me hace sentir increíble. Sé que no será la última vez que me hará sentir así, y espero que con tiempo y paciencia, yo también pueda hacerlo sentir así. El melódico canto en voz baja de Steve a mi izquierda me saca de mis pensamientos. Colors of the Wind, de Pocahontas, es la canción. Descanso mi cabeza en el respaldar del asiento y absorbo el hermoso sonido. Después los clásicos de El Rey León comienzan a sonar y Steve y Natalie cantan apasionadamente, dejándome sin más opción que unirme a ellos. Llevarnos bien y disfrutar nuestra compañía es algo que se nos dio fácilmente a los tres desde el principio, algo que probablemente no esperábamos, pero por lo que estamos muy agradecidos. No toma mucho esfuerzo para reírnos cuando estamos juntos simplemente porque todos lo único que sentimos es felicidad. Aún cuando no estamos tratando de entretener a Natalie, siempre estoy feliz estando cerca de Steve. Entre la alegría y la emoción que brota de nosotros con la música, no he sentido ningún tipo de tensión entre Steve y yo. Considerando lo íntimos que fuimos la noche anterior, no hemos permitido ninguna clase de incomodidad o vergüenza entre los dos, ni siquiera antes de empezar el día con Natalia. Pero la tensión siempre encuentra la manera de colarse si un pequeño factor cambia la situación. La canción por ejemplo. Steve y yo no cantamos la siguiente canción, solo intercambiamos pequeñas miradas, los dos muriendo por decir algo. Espero que el quiera besarme tanto como yo quiero hacerlo. Sé que ninguno dará el paso ahora porque Natalie está presente. Besarnos frente a ella la confundiría y haría preguntas para las que no tenemos respuesta. No me da tiempo de pensar en la tensión o el hecho que en serio quiero hacer algo que sé que no puedo ahora, pues justo cuando termina la canción, Steve se estaciona frente a un gran complejo. Letreros afuera anunciando tiendas y restaurantes dentro. Una vez más Steve rodea el vehículo para abrirnos la puerta a mí y a Natalie, ayudando a la pequeña a bajarse. Natalie se agacha para amarrarse los zapatos que se había quitado en el auto. La estoy mirando, observando la determinación en su rostro, cuando Steve une sus labios con los míos. Antes de poder tomarme el tiempo de disfrutar la suavidad de su boca, el se aleja, su mano aún acunando mi mejilla y su pulgar acariciando mis labios. Me da otro beso rápido y se asegura de que Natalie siga distraída con sus zapatos. Se agacha frente a ella y vuelve a enseñarle cómo hacerlo.

El donador-RomanogersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora