EL DRAGON DE LOS RIOS-CANCION DE HIELO Y FUEGO

CAPITULO 4-LIBERACIÓN

Sobre las alcantarillas de la fortaleza, Thorin, caminaba con extremo cuidada en un intento de entrar al castillo. Su habilidad en sigilo era una de las mejores de Skyrim, todo esto era gracias a que fue hace mucho tiempo parte de la hermandad oscuro, una orden de asesinos que le enseñaron todo los trucos de sigilo para pasar desapercibido en la oscuridad. A unos metros mas adelante se detuvo al escucho arriba pazos, su mirada se dirigió hacia arriba para ver una tapa de alcantarilla, con extremo cuidado se asomo para ver en que entorno se encontraba...Estaba en el centro del campo de armas, donde se entrenaban a los guerreros para que estuvieran preparados. Thorin agudizo su mirada y vio que no había mucha gente alrededor, solo dos hombres Hijos del Hierro que platicaban entre ellos sin prestar atención al entorno.

-Escuchaste lo que le ocurrió a aquellos enviados al pueblo de Riverwood-Pregunto el hijo del hierro a su compañero

Este lo miro y suspiro-Si, nadie regreso después de haber sido enviados para asaltar esa mugriento pueblo-

El hombre a su lado miro hacia la torre donde dormía su señor y capitan-¿Crees que las fuerzas de Blanetree los masacraron?-Pregunto

El compañero solto una risa ceca y burlona mirando a su compañero con incredulidad-¿Esos tontos? No, sus fuerzas estaban diezmadas y el tonto de Borbir tenia 200 hombres bajo su mando para poder acabar con esa aldea sin interrupción ...Estoy seguro que los estúpidos abandonaron a Lord Rodrick y se fueron al mar para continuar saqueando-

Thorin aprovecho este momento para salir con extremo silencio de la alcantarilla, rápidamente uso las sombras para cubrirse caminando lentamente hacia aquellos dos guardias desenvainando su daga enana.

-Tal vez, pero aun asi no creo que los tontos no avisaran a Lord Rodrick, ellos saben bien lo terriblemente temperamental que puede ser, no creo que se arriesgaran asi solo para continuar haciendo las viajas costumbres-

-No importa...cuando vengan recibirán su castigo, al menos claro presenten un buen tesoro para diezmar el enojo de nuestro señor...-Dijo volteando para mirar a su compañero, pero abrio los ojos de incredulidad cuando vio a su compañero soltar su arma y dirigir sus manos a su garganta en un intento de parar el sangrado, cayo de rodillas y extendió su mano pidiendo ayuda, pero era demasiado tarde, cayo muerto al suelo que empezó a mancharse de sangre-¡Pero que...-Mas no pudo gritar cuando la daga de Thorin se clavo en su garganta, este le tapo la boca mientras el hombre solo miraba a Thorin como su ultimo vistazo de vida antes de caer al suelo muerto, Thorin lo dejo caer en silencio mientras limpiaba su daga.

Sin esperar camino por las laderas de los muros tratando de evitar las miradas de los guardias que caminaban de un lado a otro por la muralla, Thorin tenia un objetivo principal y ese era la puerta principal que tenia que abrir para que los hombres de Robard pudieran entrar y empezar a masacrar a estos hijos del hierro.

Cuando llego a una esquina cerca de la puerta, miro a otros dos guardias que estaban custodiando la entrada, los dos somnolientos por haber pasado toda la noche despiertos...Thorin aprovecho su descuido para sacar dos cuchillos de su bolso que arrojo con gran precisión a la cabeza y garganta de los dos que cayeron de inmediato al suelo muertos...Rápidamente se acerco a la puerta y cuando estaba a punto de tocar el mecanismo que abria la puerta se hizo a un lado esquivando una flecha.

Se mira se dirigio a la muralla donde un hijo del hierro tenia su arco levantado, señalo al compañero de al lado quien al ver a Thorin rápidamente saco un cuerno de su cinturón. Thorin gruño, pero no perdió tiempo y abrió la puerta, el sonido del cuerno resonó por todo el castillo poniendo alerta a todos los guardias, pero ya era tarde, otro cuerno sonó fuera del castillo y varios jinetes entraron con gritos de guerra comenzando a recorrer el castillo masacrando a los primeros que intentaron defender la puerta. Después entraron los hombres a pie que no perdieron tiempo y corrieron por todo el lugar matando a todo hijo del hierro que se presentaba frente a ellos.