Capítulo XIII

352 57 3
                                    

El universo conspiró en su contra.

Jungkook imaginó que terminaría la noche con una sutil borrachera encima, en el cuarto de un hotel cercano y un Taehyung brincándole en el regazo o en cuatro sobre el colchón.

En cambio, obtuvo todo lo contrario, pues en el rato que estuvieron en la discoteca, mientras él conversaba amigablemente con Fabían, Taehyung se perdió entre la multitud y acabó bebiéndose media botella de champán que los dueños del lugar le regalaron por su celebración.

Lo reconocieron al verlo bailar al centro de la pista, a Jimin se le ocurrió gritar que era un día especial porque el trapecista estaba cumpliendo veintiuno y la atención se concentró en él por un rato.

La botella llegó con una luz de bengala sacando chispas, un amable mesero la destapó para servirle en una copa pero el desquiciado se la arrebató, bebiendo directamente de la boquilla.

Jimin intentó detenerlo, pero terminó en la misma situación ya que Taehyung no encontró nada malo en ofrecerle un sorbo y de un momento a otro, acabó tomándose un cincuenta por ciento de líquido en menos de una hora.

Dos mejores amigos, bebiendo juntos por primera vez.

Y Jungkook no veía lo emotivo en la absurda situación, ahora tenía que lidiar con dos jóvenes ebrios que se tambaleaban al andar.

A su favor tenía a Yoongi, quien había sido plenamente consciente de la norma en su trabajo y no consumió ni una gota de alcohol.

Incluso Eliot estaba cien por ciento sobrio, el chico se dio cuenta de lo que estaba pasando demasiado tarde, no pudo cuidar de Taehyung gracias a que tuvo que salirse del establecimiento a tomar aire, se estaba asfixiando entre tanta gente, no estaba acostumbrado a ser aplastado por decenas de personas.

Cuando volvió, se golpeó la frente con la mano extendida, viendo al dúo saltar con la botella en las manos.

Fantástico.

Yoongi arrastraba a Jimin, había pasado el brazo del arlequín por sus hombros, sujetándolo con firmeza de la cintura para ayudarlo a caminar en la acera y rogando que no se fuese a tropezar porque los dos se irían de bruces contra el concreto.

Taehyung iba mucho más cómodo, Eliot se ofreció a cargarlo en su espalda, sosteniéndolo de los muslos mientras avanzaban por la avenida transitada que los llevaría al circo.

No había sido buena idea aceptar la estúpida salida.

—Van a matarlos, te juro que van a regañarlos como nunca lo han hecho —El funámbulo pronosticó—. Terminaron ahogados...

—Y con una puta botella —rumió el ojiazul —, como se nota que jamás han bebido.

—No puedes culparlos, lo tenemos prohibido —Eliot intervino, en defensa—. ¿Por qué los dejaron tomar así?

Jungkook lo miró con recelo, odiaba el maldito ruido que su voz generaba al hablar.

—¿Me ves cara de niñero? Estaba contigo, tú tenias que velar por su seguridad.

—¡Me descuide quince minutos! —alegó, sintiendo que sus cabellos eran acariciados—. Cuando volví, quise quitarle la champán pero se enojó y no me la entregó...

—¡Tú cabello huele muy bonito, Eli! —Taehyung interrumpió, sumergiendo los dedos en la melena del rubio—. ¿Qué shampoo usas?

—Uhm... aroma frutal.

—¡Me encanta!

Yoongi alcanzó a escuchar el suspiro lánguido de Jungkook, menos mal que ya les faltaba poco para llegar a sus casas.

It's all an act | KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora