Capítulo XXVII

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Cuando Taehyung abrió la puerta de su casa, lo primero que vio fueron tres bolsas de supermercado repletas de chucherías.

Y enseguida, dirigió la mirada hacia sus dos amigos, quienes se hallaban parados sobre el desgastado tapete de rizo con una animosa sonrisa.

—¡Día de películas! —exclamó Jimin, campante—. Compramos botanas y galletas.

—Igual hemos traído bebidas —Eliot agitó un envase de jugo—. ¡Sin conservadores!

—Hola, chicos —murmuró, jugando con el picaporte—. No los esperaba...

Se tocó el cuello e intentó que una sonrisa decente se trazara en su boca.

—Ya lo noté, ¿por qué no luces feliz de vernos? —El arlequín lo cuestionó, enarcando una ceja—. Tú dijiste que hoy tenías tiempo para una reunión...

—¿Yo dije eso?

—Sí, al menos eso fue lo que Eliot me comentó.

Con el ceño suavemente fruncido, Taehyung divisó al mimo.

—¿Cuándo te mencioné que hoy podríamos vernos?

—Ayer, cuando hablamos por teléfono —Se respaldó con la breve llamada que tuvieron—. Dijiste que hoy era tu día libre y que podíamos juntarnos en tu casa.

—Creo que me entendiste mal —refutó y presionó con labios entre sí, antes de seguir—: Yo dije que hoy ya tenía planes con Jungkook, pero que la próxima semana podríamos organizar una tarde de películas para platicar y ponernos al corriente...

—Oh... entonces hubo información cruzada.

Alerta.

Él tenía la certeza de haberle explicado a Eliot que no podría verlos en su primer descanso semanal. Estaba seguro de haberle dicho que la pasarían juntos hasta el siguiente miércoles, los tres, viendo películas y atascándose de comida chatarra.

No había modo de confundirse o de entender mal, había sido muy puntual con su especificación de planes y claramente, hablaban el mismo idioma...

¿Eso no bastaba?

—Quizá, porque te juro que yo te aclaré cuando podía —Sus facciones se pusieron más rígidas—. ¿De verdad no me supe explicar?

El rubio se alzó de hombros.

—¡Lo lamento! Yo te juro que entendí esto —Crispó la boca, poniendo un mohín torcido.

Taehyung asintió, inmutable y observó a Jimin; este ya tenía la vista encima del otro chico, con la frente arrugada y los orbes entrecerrados.

—Tú me dijiste que Tae había aceptado que nos viéramos al mediodía —Colocó la bolsa que traía en el piso y recargó su peso en una sola pierna—. ¿Eso también es información cruzada?

Eliot se balanceó sobre sus pies, de adelante hacia atrás y agachó la cabeza.

—Disculpen, ¿sí? —musitó, por lo bajo—. En serio, yo pasé el recado mal y me equivoqué.

—No hay lío —El menor suspiró, con comprensión—. ¿Por qué no van a tu casa y ahí comen todo esto que compraron? Así no se desperdicia y la siguiente vez, yo seré quien lleve la botana.

Su mejor amigo le concedió un asentimiento, aprobando la sugerencia.

—Eso puede funcio-...

—¿Y por qué no mejor cancelas tu plan y nos aceptas como invitados? —Con rapidez, el mimo cortó la oración de Jimin—. Ya estamos aquí, ¿no es la mejor opción?

It's all an act | KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora