Capítulo Final

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La preparación para la gira de Orion fue horriblemente agotadora.

El circo entero se volteó de cabeza cuando se dio el aviso del siguiente gran viaje y quienes trabajaban ahí, terminaron con los nervios alterados y un estrés apenas soportable.

Fue una labor muy pesada, las funciones de la carpa se suspendieron las últimas dos semanas gracias a la necesidad de tener una impecable organización y los artistas estuvieron en entrenamientos intensivos para montar cada uno de los shows a presentar por los próximos cinco meses.

El grupo de los trapecistas fue el que más tiempo invirtió, el que más horas ensayó y al que más atención se le prestó por el tema de ser el acto principal, ya que en treinta días exactos, los entrenadores tuvieron que armar una rutina espectacular que juraban, marcaría un antes y un después en las funciones.

Cada equipo del circo se encargó de realizar sus tareas con una estructura de planeación admirable. Los administrativos con basta experiencia en el rubro, se enfocaron en los deberes de publicidad, venta de boletos y control de permisos, mientras que los de mantenimiento trabajaron sus jornadas completas para desmantelar lo que iban a transportar.

Richard se puso en contacto con sus socios para pactar los lugares que visitarían y el equipo que le proveerían cuando pisara las ciudades con su circo. Le conseguían las mejores instalaciones, sitios con buena afluencia de personas y todo se encontraba dentro de los rangos en las inversiones predeterminadas.

Era un empresario exitoso, un experto en los negocios, un buen ser humano que se preocupaba por brindar un excelente entorno de trabajo y que cuidaba mucho la integridad de sus contratados.

Cuando Jungkook lo conoció, le dio buena espina de inmediato. Se dio cuenta de que era un individuo responsable, de confianza y sincero, que tenía el triunfo en sus manos por ser inteligente y recto con los convenios que cerraba con sus asociados.

En consecuencia a esa seguridad que se infundieron mutuamente, el vidente aceptó la propuesta de ser un nuevo integrante de Orion y firmó su contrato bajo las cláusulas impuestas, sellando lo justo para ambos.

Por supuesto que el hombre le solicitó una lectura de prueba, una tirada de cartas con la que supo que su futuro pintaba bien, siempre y cuando tuviera cuidado con detalles puntuales que lo salvarían de dar pasos en falso.

La proyección del porvenir, fue alentadora.

Y no solo para él, sino también para Jimin, quién efectivamente hiperventiló cuando Taehyung le gritó en la cara que tenía que hacer maletas porque un tour mundial los esperaba.

El pobre padeció un síncope, sufriendo una pérdida temporal de la consciencia con el anuncio de su posible reclutamiento en uno de los mejores circos a nivel mundial.

El menor no usó la sutileza para darle la noticia, lo alborotó desde que se presentó en su vivienda y Jungkook fue el camarógrafo oficial, guardando en video como tuvieron que echarle aire para que volviera en sí.

Luego, el procedimiento se repitió.

La carisma nata del payaso hizo que el dueño se partiera en risas al escuchar el repertorio de sus mejores chistes, desenvolviéndose con sencillez y espontaneidad.

El chico casi se fue de espaldas cuando escuchó el salario que le iban a pagar, dio las gracias como treinta veces y con lágrimas en los ojos, puso la firma en el documento que lo integró como participante del acto más divertido de las noches.

Con todo lo suscitado en ese descontrolado mes, Taehyung supo que esa era su verdadera definición de felicidad.

Porque él le puso todo el corazón a sus prácticas, pasó por lapsos de frustración cuando una voltereta no le salía y por momentos de celebración cuando lograba hacerla. Fue un entrenamiento duro, desgastante hasta cierto punto, el equipo estaba muerto de cansancio al finalizar el día, pero llegaban con la actitud de continuar a la mañana siguiente.

It's all an act | KookTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora